Capítulo 26: "Alfa"

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SCARLETH


¿Iba a conocer a la manada de Caleb? ¿Yo? ¿Una humana? Tenía mis dudas al respecto, además de tener en cuenta que Caleb es un Omega, casi al borde de la expulsión de su manada y temía a que Caleb se convirtiera en un lobo solitario.

La noche estaba tranquila, el ambiente aún estaba helado y yo, aunque increíble suene, no tenía frío. Además, el cuerpo de Caleb estaba calientito y si tuviera frío, me acurrucaría más al lomo de él y el frío desaparecería por completo. El cielo estaba cubierto por las estrellas que brillaban lejanas a la intensa luz azul de la Luna. De vez en cuando, un búho surcaba el oscuro cielo para cazar algún animal nocturno, y el susurro del viento revoloteaba mis cabellos, enredándolos más de lo que ya estaría.

—¿Caleb? —Las orejas de Caleb se movieron hacía atrás.

¿Dime? —Su voz aún estremecía mi cuerpo y a pesar de haber entablado una conversación con él, me costaba modular bien las palabras.

—¿Estás seguro de llevarme a tu manada? —Sentía mi corazón en mi garganta, apunto de salir y explotar.

¿Por qué no debería estarlo? —Dejó de caminar de repente y volteó su cabeza para mirarme con esos enormes y amarillos ojos.

—N-No lo sé—Mordí mi labio inferior con cierto nerviosismo y Caleb, sin articular ninguna palabra, me miró por un par de segundos antes de continuar con el recorrido. Mi corazón latía con fiereza en mi pecho y sentía como mi garganta se cerraba, impidiéndome respirar. Estaba nerviosa, demasiado nerviosa.

El viento le dio la bienvenida a una brisa suave y casi desapercibida. Parecía como si alguien le hubiera pedido que se calme y éste obedeció sin más. La brisa era helada y mi cuerpo no reaccionaba a la temperatura de éste, pero aun así, me acurruqué en el lomo de Caleb, abrazándome a mí misma. Mi cuerpo estaba caliente, demasiado para mí gusto, pero no era el frío que me hacía reaccionar de esta manera. Me sentía agobiada y mi cabeza daba vueltas una y otra vez. Mi cuerpo estaba pesado y creía, que, de alguna manera, me caería y a lo mejor, no tendría las fuerzas suficientes como para volver a levantarme.

—Soy una humana, Caleb—Dije tímidamente—. No seré bien recibida.

No estás segura de eso—Suspiró pesadamente.

—Tú madre también era humana y tu padre, sin importar que sea alfa, tuvo sus dificultades—Caleb se quedó en silencio.

Temía por él y sabía que él estaba a un paso por ser expulsado de la manada y según los programas que ve mi hermano sobre animales, un lobo solitario y rebelde, no es bien recibido en otras manadas y más si se trata de un Licántropo.

El ambiente cambió repentinamente. El aire se volvió un poco más pesado, a tal punto que me era casi imposible respirar, como si estuviera en medio de una fiesta. Mi cuerpo respingó al sentir como varias energías atravesaban el cuerpo de Caleb para llegar hasta mi cuerpo y volver a regresar a la tierra. Sentía el calor de más individuos a pocos metros de dónde estábamos. Ya entramos en los territorios de la manada de Caleb y estábamos muy cerca de dónde ellos vivían.

—Ay dios santo—Murmuré para mí misma cuando se veían las luces del campamento atravesar los árboles. Mi corazón estaba latiendo fuertemente y sentía que me daría un ataque cardiaco.

Cada vez que nos íbamos acercando más, era capaz de ver con claridad los edificios de madera que se levantaban en el centro del campamento. Incluso podía observar algunas caravanas de diferentes tamaños. Era capaz de divisar, sin necesidad de sentir el calor que me daba la tierra; el movimiento de las personas que habitaban en aquel lugar.

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon