Capítulo 12:"Sueños"

247 39 0
                                    



SCARLETH

Maratón 2/2

El sueño era el mismo que tenía cuando era niña. La habitación se veía igual, no había ningún cambio. Era de madrugada, la oscuridad reinaba al igual que el silencio en toda mi casa. No se escuchaba el ladrido de los perros en la lejanía. Me levanté lentamente de mi cama y con paso indeciso, caminé hasta llegar a la puerta, giré la perilla y ésta chirrió cuando la abrí, el pasillo estaba vacío y oscuro. Sentí como mis pies tocaban las alfombras del pasillo y caminé hasta llegar a las escaleras, no me fijé si mis padres estaban durmiendo en su dormitorio o si Dustin tenía la puerta abierta, simplemente caminé a las escaleras y las bajé con confianza, las plantas de mis pies fueron capaces de sentir la fría madera del primer piso. Caminé hasta el salón y hasta el comedor, no había nadie, estaba sola. Me sentía sola. Llegué hasta la cocina y me quedé parada en medio de ésta, sin parpadear y sin decir nada. Mi corazón se sentía solo al igual que toda parte de mí. Me sentía como si algo dentro de mí hubiera muerto. Todo dentro de mí estaba vacío estando en la familiar cocina de mi casa. Sola. Abandonada. Hasta que escuché la voz de mi hermano llamarme, yo corrí para buscarlo, la voz de mi hermano desaparecía entre la oscuridad, pero aún lo sentía, y tenía que buscarlo. Corrí por toda mi casa siguiendo la voz que desaparecía entre las paredes y entre los muebles, no sabría decir cuánto tiempo estuve buscándolo, desesperada por encontrarlo y el saber que estaba bien. Más tarde, la voz de mi padre también me empezó a llamar. Corrí y corrí, subí las escaleras y las bajé con desesperación, hasta que la voz de mi hermano y de mi padre, provenía en la puerta que estaba bajo las escaleras que guiaba al sótano. Me sostuve del barandal para bajar los últimos escalones y caminé lentamente hacía la puerta de madera. Cuando estuve frente a ella, me sentí débil, como si al abrirla me pudiera agotar todas mis energías. Cerré los ojos y puse mi mano en la perilla de la puerta para poder girarla, pero ésta impedía aquel movimiento, dando la señal que necesitaba una llave para poder abrirla. Tenía que buscar la llave o algo para poder encontrar a mi hermano y a mi padre, ¿pero dónde debo buscar? Merodeé por toda la casa buscando la llave, hasta que regresé nuevamente a la cocina y el muy buscado objeto se encontraba en el piso, justo en una esquina de la cocina, como si alguien la hubiese tirado al suelo. Me agaché para recogerla pero ésta estaba demasiado pesada, por lo que recurrí a utilizar toda mi fuerza a recogerla. Me empecé a sentir agotada, cuando finalmente la pude levantar del piso, la llave estaba algo oxidada y se veía demasiado vieja, no parecía ser la llave que necesitaba, pero algo en mi interior me decía lo contrario. Tenía que probar, la necesidad de encontrar a mi familia era más grande que no tenía de otra que intentarlo.

Regresé dónde la puerta se encontraba e introduje la llave, la cual parecía encajar perfectamente con la cerradura de la puerta, se escuchó un clic y finalmente pude girar la perilla de la puerta, solamente faltaba abrirla, pero me quedé estancada ¿Por qué me quedé ahí? No lo sé, simplemente me quedé allí; parada, con la perilla en mi mano y lista para ser jalada para que la puerta de madera pudiera abrirse, pero por una razón, no tenía la fuerza suficiente como para abrirla, escuchaba a la voz de mi familia llamarme en el interior, y su energía se agotaba por la manera en que lo hacían. Tenía que abrir la puerta, pero no pude. Apoyé mi cabeza en ella y cerré los ojos, las lágrimas no tardaron en salir. ¿Por qué estaba llorando?, tampoco tenía respuesta para ello, pero simplemente estaba llorando, quizás era porque podía abrir aquella estúpida puerta, no porque no quiera o porque estuviera pesada. No tenía la fuerza de hacerlo, como si al abrirla fuera a desenterrar algo demasiado importante para mí, pero sabía que necesitaba abrirla, no por el simple hecho de que adentro estuviera mi familia. Algo adentro me llamaba y yo necesitaba de alguna forma abrir la puerta, pero cada vez que intentaba hacerlo, me bloqueaba. Mi cuerpo no reaccionaba a los incesantes órdenes que les mandaba mi cerebro para moverse, estaba completamente paralizada. Tal vez, no estaba lista para abrirlo.

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now