Capítulo 4: "Rojo del atardecer"

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18:30 pm

SCARLETH

LOCAL DE RICHIE


—Por favor, Richie. Dime que lo pudiste solucionar —Le rogué al dueño del local, Richie. Un hombre de estatura promedio con el cabello grasoso y rojo como el de mamá. Sus grandes ojos grises me miraron y se achicaron en una sonrisa mostrando algunas leves arrugas a los costados de estos.

—Pequeña, hicimos lo que pudimos. Tuvimos que cambiar el ventilador del motor y cambiar el aceite —Dijo abriendo el capó de mi bebé. —Es un auto viejo y encontrar las piezas de tu Challenger es muy difícil.

—Oh, por favor Richie. No es un auto exclusivo.

—No, pero no eran muy populares en los 70's —Dijo entregándome las llaves de mi vehículo. —Te recomiendo que ahorres un poco de dinero y te compres un auto mejor y con un motor mucho más potente.

Le di las gracias a Richie y subí a mi vehículo y no tardé mucho en encender el coche. Conduje hasta salir de la ciudad. Conduje por la carretera un buen rato hasta que llegué a una intersección y moviendo la palanca de cambios, giré para adentrarme en una pequeña calle y finalmente, a un camino de piedras.

Los débiles rayos del sol quemaban los frondosos árboles que parecían levantarse cada vez que me iba acercando a ellos. Conduje un poco más lento y bajé la ventanilla para sentir el aire fresco entrar por mi vehículo y salir por donde entró. El cielo se estaba oscureciendo, pero las esponjosas nubes de Marzo, se teñían en colores anaranjados y rojizos.

Era, sin duda. Una vista increíble de admirar. Los árboles cantaban con la fresca brisa del atardecer, mientras que las florecillas de ésta época. Perfumaban dulcemente el aire, dejando un suave olor en el interior del coche.
La noche se sentía en el aire y en los colores que se tornaban más oscuros y grises, la primera estrella ya brillaba en lo más alto del cielo que ya se sumía en un azul totalmente oscuro.

Las luces del vehículo se encendieron con tan sólo presionar un botón e iluminaron el camino.
En la lejanía, estaba parado Dustin, quién parecía almacenar los últimos rayos del sol en su cabello, que ardía en colores anaranjados. Éste me estaba haciendo señas con el brazo y su linterna iluminaba débilmente el camino.

Yo detuve el auto frente de él, y éste se recargó en la ventanilla mostrando una amplia sonrisa y algunos granos asomándosele en las mejillas junto a sus pecas que se esparcían por todo su rostro.

—Qué bueno que tu auto ya esté listo —Dijo apagando la luz de su linterna.

—Ya era hora. Ahora tendré que trabajar el doble éste verano para recuperar el dinero que perdí —Suspiré echándome el cabello detrás de mis orejas. Dustin se alejó del auto y lo rodeó en un trote apresurado, abrió la puerta del copiloto y se subió de forma inmediata.

—Hace frío. Deberías apresurarte en llegar a casa. Mamá estaba preocupada —Dijo y yo le respondí haciendo que el auto siguiera su transcurso.

No tardé demasiado en llegar a un portón blanco y en divisar algunas luces que iluminaban el enorme patio que se extendía en la oscuridad. Metí en vehículo en el garaje de la casa junto a la camioneta de mi padre y el furgón de la veterinaria de mi madre.
Las luces del auto se apagaron al igual que el motor, y mi hermano ya estaba cerrando la puerta del copiloto y entrar a la casa.

—Escuché un motor del 79 estacionarse en el garaje de la casa —Comentó mi padre quién echaba un tronco a la chimenea. — ¿Lo pudo arreglar finalmente?

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now