Capítulo 25: "Luces en el techo"

191 34 6
                                    




SCARLETH

Habían pasado un par de días después del episodio con mi madre. Nunca más he vuelto a tocar el tema por mi supuesta "gripe", y ella parecía no querer hablarlo, es más, casi fingía como si nunca hubiera sucedido. Aunque ella ya no hablaba sobre el incidente, yo tenía muchas dudas al respecto. Mamá no volvió a perder los estribos y trataba, lo mejor posible, de que mi enfermedad se fuera lo más pronto posible. Incluso me ayudó a levantarme de mi cama y para ser sincera, fue uno de los momentos más doloroso y difícil para mí. Puesto que, mis piernas parecían fideos flácidos que temblaban cada vez que intentaba de dar un paso. Pero, lo más increíble, fue cuando mi madre me ayudó a ir al jardín a tomar aire, después de mucho tiempo encerrada y acostada. Y en el momento, en el que toqué por primera vez la tierra con mis pies, sin importar si estaba usando calzado; sentí la energía de ella. Una energía que fluía como si fuera agua fluyendo libremente entre las rocas de un riachuelo. Sentí como la energía de la tierra revitalizaba todo mi cuerpo, volviéndolo casi nuevo.

Me encontraba recostada en mi cama, observando como el brillo azul de la luna llena, se colaba por las sedosas cortinas que cubrían las ventanas, las cuales se balanceaban al son de la fresca brisa de la noche. Caleb debe estar ahora transformado y correteando por ahí como un ser libre, como un ser de la noche. En lo más profundo de la oscuridad, se lograba escuchar el aullido de los lobos y más tardes, se alzaban una gran orquesta de diferentes aullidos, tanto como en melodía y en fuerza. Me pregunto, ¿Cuál será el aullido de Caleb? Según recuerdo, él me confesó que los licántropos no sólo usaban el aullido para comunicarse con los otros, sino que también lo usaban para cantarle a la Luna junto a su compañero.

Sentí ganas de llorar al pensar en Caleb aullándole a otra mujer o loba. Pensé en Kira, y en la elegancia y el poder que demostraba al verse como una bellísima loba de un pelaje tan blanco, que casi llegaba a ser plateado. No soy nada comparada con ella o con Eleanor. Ambas son, espectacularmente hermosas y yo... Soy solamente Scarleth, una chica de tercer año que trata siempre pasar desapercibida.

Me hundí entre las mantas y almohadas que me rodeaban, hasta quedar completamente cubierta por todas ellas. Mi corazón estaba inquieto y lo sentía en mi garganta. Me mordí el labio inferior para apartar el mero pensamiento de Caleb con otra mujer. Tenía miedo, miedo a su traición. Y sentía, que si él me alejaba de su lado, sentiría como algo en mi interior muriera y yo sucumbiría en la oscuridad.

Mi corazón latía tristemente y mi cerebro se perdía en los lejanos recuerdos del pasado. Se me hacía difícil respirar y cada recuerdo que tenía de Caleb, me hacían erizar y sin darme cuenta, de manera lenta y casi sin poder sentirlo. Me volví dependiente de Caleb.

—Eres un bueno para nada—Me acurruqué más en las frazadas de mi cama, impidiendo que el frío ambiente que se colaba por las cortinas de mi habitación, llegaran al interior de mi refugio.

Mordí mi labio inferior cuando sentí como las lágrimas quemaban mis ojos, avecinándose el llanto. Mi cuerpo empezó a convulsionar frenéticamente y sentí como en mi cuerpo, se creaban dos bandos. Team Caleb y Team independencia.

Las cortinas se movieron violentamente y algo se recostaba junto a mí, para luego, sentir sus manos en mi cabeza y a continuación, bajaron hasta mis mejillas y las acarició con una ternura familiar. Salí de mi escondite para encontrarme con el rostro de Caleb, quién tenía horribles ojeras bajo sus oscuros ojos. Se veía mucho más pálido de lo normal y sus ojos brillaban de una manera sorprendente. Si Caleb sería un perro, ahora mismo estaría moviendo la cola completamente emocionado. Mi corazón volvió a su sitio y todo pensamiento negativo, se esfumó con la helada brisa que entraba por la ventana abierta.

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora