Capítulo 28: "Perros y un gato"

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SCARLETH


Había pasado un tiempo después de lo acontecido en la manada de Caleb. Estuvo fuera por un par de semanas por la gravedad de sus heridas. Para cuando llegó nuevamente al ámbito escolar, muchas chicas jóvenes lo rodeaban constantemente. Incluyendo a Eleanor que tomó el hábito de llamarlo "Owl".

Yo ya estaba mucho mejor y la verdad, nadie, excepto mis amigas y profesores, me preguntaron cómo estaba. En cambio Caleb, tenía a todo su séquito detrás. Chicas que había visto en la manada y que todas compartían los rasgos típicos del clan "celestial", como lo suele llamar Caleb. Por mi parte, no me molestaba en lo absoluto ver como todas esas chicas se peleaban entre sí para sentarse en la misma que él en la hora del almuerzo. Pero, para ser sincera. Esperaba a que no se le subiera los humos a la cabeza por ser popular.

—¿Desde cuándo Owl se ha vuelto muy popular—Sandra, mi rubia amiga, se sentó casi al frente donde estaba Caleb y sus "admiradoras".

—No lo sé—Mentirosa. Claro que sabía.

—Hasta incluso pasan de Dylan—Sasha se relajó en su asiento y empezó a devorar un sándwich con mantequilla de maní y mermelada de mora.

—Todos pasan de Dylan. El único que hace la excepción es Caleb—Sandra volteó a mirarlo y dejó salir un pesado suspiro—. Pero viendo toda la atención que le dan, dudo mucho que esa amistad dure.

—No seas así—Fruncí el ceño—. Caleb no es de ser así.

—¿Estás segura? —Enarcó su delgada y rubia ceja.

—Por supuesto.

—Tan sólo míralo Scarleth. Después pasará un tiempo y el Caleb que todos conocemos, desaparecerá. No te extrañes si aparece con la chaqueta del equipo de Basquetbol.

Me dejé caer en el asiento mientras dejaba en la bandeja una lata llena de Coca-Cola. Había perdido todo apetito y ganas de comer algo. Sandra tenía razón. Desde que Caleb regresó, no pudimos estar solos por sus admiradoras. Ni siquiera lo soltaban cuando había clases o lo esperaban fuera de los baños de los hombres. Tampoco aparecía en mi dormitorio por las noches, aunque mi corazón lo llame mil veces, él no aparecía y a pesar de no querer demostrarlo, sentía una enorme punzada en mi pecho y eso me irritaba demasiado.

Sasha se volteó un par de veces a mirar a Dylan, quién estaba divertido escuchando como una de las chicas que estaban en la mesa; contaba una anécdota. Incluso Caleb parecía estar atento a la historia que estaba contando una de sus admiradoras.

Sandra bufó irritada cuando el grupo empezó a reírse escandalosamente. Se arregló su rubio cabello y se levantó de su asiento, haciendo que este rechinara en las baldosas del comedor. El escalofriante sonido paso casi desapercibido por todo el escándalo que había en el lugar.
Sandra suele lucir realmente terrorífica cuando se lo propone, incluyendo como en ese momento, quien parecía tener un aura oscura que consumía a cualquiera que se le acercara. En casos así, es mejor no entrometerse en su camino, a excepción que seas Michael, quién la suele calmar cuando todo se sale de control.

Las pequeñas caderas de Sandra se movían al ritmo de un paso apresurado. Nadie notó su presencia hasta que llegó a la mesa en donde se encontraba todo el grupo. Colocó sus delgadas manos en su diminuta cintura y empezó a reir sarcásticamente con ellos, hasta que su risa los hizo callar. Las mujeres la miraron con fastidio y el rostro de Dylan palideció al verla. No me gustaría saber cómo los estaría mirando. Sandra volteó a mirarnos y nos hizo seña para que nos acercáramos. Su mirada era demandante y completamente escalofriante. Tan así que sentí como algo bajaba por mi espina dorsal, provocando un estremecimiento en todo mi cuerpo.

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now