El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)

Capítulo 37: "Magdalenas"

SCARLETH

—¡Hola Eleanor! —Saludé a la castaña quien se encontraba al otro lado de la puerta. Tenía su cabello atado en una coleta que comenzaba en su nuca y su pequeño cuerpo estaba tapado en un largo y cálido abrigo que le llegaba hasta sus rodillas. Eleanor llevaba una bolsa de papel con el logo de alguna cafetería de la ciudad—. Pasa—Me hice a un lado y la muchachita pasó al interior de la residencia.

—Gracias—Sus mejillas y nariz estaban sonrosadas por el frío del exterior. Dejó su abrigo en el colgador y me siguió hasta el salón—. Que linda casa.

—Que modesta—Agarré la bolsa de papel que ella llevaba y fui a la cocina a dejar las delicias en algún recipiente—. ¿Quieres algo de beber?

—Por favor—Eleanor me siguió hasta la cocina y se sentó en alguna butaca que habían.

—¿Café o té? —Pregunté dejando hervir el agua y caminando hacía alguna gaveta para sacar una taza—O quieres algún jugo o solamente agua.

—Un té me vendría bien, y dos de azúcar por favor—Sonrío amablemente.

Le sonreí de vuelta y seguí encargándome de las bebidas. Me ponía nerviosa tener alguien ajeno a mi vida en mi propia cosa. Podía tolerar las amistades de mis padres o de mi hermano, pero si se trataban de mi círculo social, entonces Sasha, Sandra y Michael eran más que bienvenidos en esta casa. Más si te conviertes en gato.

—Asique "Mary" —Dije sirviendo el agua hirviendo en ambas tazas. Me di la vuelta para dejarle la taza de té a Eleanor y noté una mueca en su perfecta sonrisa—. Es un lindo nombre.

—Prefiero más bien que me digan Eleanor—Dio un sorbo de su bebida caliente.

—Entiendo.

El silencio que hubo a continuación, fue extremadamente incómodo. Ambas nos concentramos simplemente en consumir nuestros tés calientes.

—Me gustaría probar una magdalena—La castaña se inclinó en la mesa de mármol de la cocina para lograr alcanzar las deliciosas magdalenas—Asique, Scarleth Moore... ¿Qué problemas tienes con la obra? —Dijo dándole un gran mordisco a su magdalena.

—Es sobre el guion—También busqué una magdalena—. Mi deber es saber el guion de memoria y poder ayudar a los actores con ella, pero...

—No te lo sabes—Los filosos ojos de Eleanor se fijaron en los míos. Fue casi amenazante. ¿Acaso esta chica es capaz de mirar así?

—Noup... ¡No digo que no me haya tomado mi tiempo en memorizármelo, pero!

—No está bien. Yo te ayudo.

—¿De verdad? —Me levanté rápidamente, algo que tomó por sorpresa a Eleanor, ya que brincó en su asiento.

—Así es—Río por mi actitud.

Quizás no sea la chica más sociable y más cariñosa que podría haber en el mundo, pero, Dios... Eleanor me quería ayudar en el guion, obviamente actuaría tan eufórica después de eso. Y no es tan sólo para excusarme.

Y así transcurrió la tarde. Eleanor y yo en el salón, estudiando la obra y también actuándola. Me di cuenta que Eleanor no es una mala chica. Es gentil y adorable a la vez. Casi no podía imaginarme a la castaña enojada o diciendo una mala palabra.

Mientras ambas nos estudiábamos el guion, Michael hizo su aparición. Su estómago regordete se movía un lado al otro, mientras este avanzaba. Eleanor lo vio y no pudo resistirse al encanto felino que Michael tiene, por lo que ella lo agarró y lo dejó en sus piernas.

—Que hermoso gato—Dijo mientras lo acariciaba. Michael no parecía muy contento con ello, ya que estaba gruñendo e intentando de escapar de los brazos de Eleanor—Aunque es un poco gruñón.

—Quizás es porque se ha vuelto un completo Holgazán—Enmarqué las últimas palabras y Michael me miró.

El pobre felino seguía con sus intentos de escapar, pero era casi imposible, ya que Eleanor lo tenía en sus brazos y en cierta manera, parecía que lo estaba enfureciendo, porque después de un par de intentos fallidos, empezó a sisear amenazantemente. Eleanor intentó de ignorarlo, pero éste le mordió el antebrazo y del susto, la castaña lo dejó ir.

—¡Michael! —Reproché su mala actitud, pero el felino me ignoró y se fue a la cocina. Miré a Eleanor quién tenía una sonrisa triste en el rostro—. ¿Te hizo daño?

—No, no te preocupes. Debe estar realmente disgustado conmigo.

—Perdónalo, él no es así.

La puerta principal se abrió e hicieron aparición mis padres, quienes parecían bastantes alegres.

Me levanté del sofá y Eleanor imitó mi accionar. Me siguió hasta la entrada para presentarse a mis padres.

—¡Hola! —Dijeron ambos al verla. La castaña sonrío tímidamente y les extendió la mano, a lo que ambos reaccionaron a ello.

—Un gusto, soy Eleanor.

—Que precioso nombre. Soy mamá de Scarleth, y él es su padre.

—Es un placer—Mis padres parecían encantados con ella. Una bella y educada chica en su casa no se ve todos los días.

—No sabíamos que Scarleth traería una amiga a casa—Dijo mi padre caminando al salón—. Tampoco sabíamos cuando regresaría.

—¿Quién quiere las magdalenas que trajo Eleanor? —Cambié de tema caminando hacía la cocina.

—Bueno, es un placer haberlos conocido pero ya es hora de irme—Dijo Eleanor mirando el delicado reloj que llevaba en su muñeca derecha.

—Qué lástima. Te hubieras quedado a cenar—Mi madre se ató el pelo en una alta coleta.

—En otro momento quizás.

Acompañé a Eleanor a la entrada. Mis padres se despidieron de ella amablemente. Mi madre obviamente no olvidó invitar a cenar a Eleanor en cualquier día que ella pudiera, a lo que la castaña aceptó gustosamente.

—Que jovencita más adorable—Mi madre besó mi mejilla—. Espero que no desaparezcas por otros dos días, jovencita.

—¿Quién quiere cenar? —Desvié el tema y mis padres se miraron.

Mamá sonrío de lado y junto con mi padre, caminaron hacia la cocina. Sabía perfectamente que me preguntarían más tarde y lamentablemente, no soy buena mintiendo... ¿Qué les podría decir? "Mamá, papá. Fui secuestrada por una banda de vampiros y que empezaron a chupar la sangre, pero mi novio Licántropo me salvó y ahora me acaba de marcar, asique ya somos marido y mujer"

Si, claro. Pasa todo el tiempo.

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