Dear Ed: [Ed Sheeran]

By Kryscraper

11K 1K 564

"Querido Ed: ¿Cómo pudimos destruir está bonita amistad? ¿Ahora qué hago con éste corazón roto? Podría echa... More

Querido lector
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Querida Beth: Ya no tengo tantas ganas de extrañarte.
Capítulo 30
Capítulo 31
Vamos a conocernos...
Capítulo 32
Capítulo final .0
Capítulo final
My playlist
Extra: Las memorias de Beth Salmon
Nuestro primer mes
Ahora que te marchaste
Nuestro cinco minutos de pareja normal enamorada
Baila conmigo Beth
Días Fríos
La chica más feliz
Completo

Epílogo

104 9 3
By Kryscraper

LectoradeDearEd:

¿HAY ALGUIEN AQUI CON VIDA?

No tengo ni la menor idea si esto te vaya a gustar o agradar o en su defecto, odiarlo, y no quiero decepcionar a nadie. No quiero decepcionarte. Pero esto fue lo que salio de mi pequeño corazon. Dear Ed sigue en edición, pero sólo son cuestiones menores, sin embargo me gustaría que recomendaras la fanfic (amiga, amigo, hermano, prima, tia, al perro... creo que ya me explique) me ayudaría muchísimo. Como decía, con este capítulo me despido de Ed, Beth, Bonn y Ald... Katherine, y por supuesto, estoy segurísima que ellos tambien de ustedes. Me tomo mas de 2 años escribir esto y ahora tengo una combinacion de nostalgia y felicidad.

Dear Ed ha llegado a su fin, y fue un gran honor que me hayas acompañado durante el trayecto de la fanfic, infinitas gracias.

Seguiré escribiendo y espero que en la proxima historia nos volvamos a encontrar.

[Actualizado: Pueden pasarse por mi nueva fanfic No me lo confieses la cual está en mi perfil. Si les gustó Dear Ed, entonces No me lo confieses no será la excepción.]

Gracias por cada voto, comentario, mensaje. Te adora y te quiere; Kryscraper:*

---------------------------------------

-¿Qué pasa? -le formulo en cuanto la veo venir, se acerca aún más hacia nosotros y me sonríe, y yo sólo me dedico a capturar este momento. Quiero capturarlo en un frasco y ponerle una etiqueta que diga: "Para cuando se ponga difícil."

-Mira, ¡una carta! - me enseña lo que trae en sus manos, unas manos tan pequeñas comparadas con las mías. Suspiro y niego varias veces.

-No me preocupa que le hayas robado la carta al vecino, -inspecciono la calle con la mirada, rogándole al cielo que ningún vecino se haya dado cuenta -me preocupa que tengas 7 años y aún sigas sin llamarme papá, no sé si eso es un problema serio.

-Pero a mi me gusta más Ed, como te decía mamá; querido Ed, -se detiene por unos segundo - por cierto querido Ed, Lizzie me ha invitado a su cumpleaños mañana, pero claramente no podré porque mañana toca visita con mamá, así qué... -dice mirando el sobre y en menos de un segundo se percata de la existencia de Lewis abrazando el sobre contra su pecho -disculpa, no quiera interrumpir -sonríe tímidamente y sonrió aún más ante su inocente acción.

-No, no lo haz hecho, al contrario -toco su hombro -Lewis tenía una duda enorme y tú, muñeca, haz resuelto aquella duda -le guiño un ojo y mira a Lewis, mientras que él sólo trata de asimilar la situación.

-¿De verdad? -parpadea perpleja y sus ojos grises viajan por toda la presencia de Lewis.

-Sí, de verdad, ahora -me agacho hasta estar a su altura, por raro que parezca en un poco bajita a comparación con otras niñas de su edad -necesito cinco minutos a solas con Lewis. Si gustas, hay jugo de manzana y Jaffa Cakes en la cocina, entra y refréscate un poco, ¿te parece? -y en cuanto escucha "Jaffa Cakes" su mirada se ilumina dejándome admirar la sonrisa más bonita de este mundo.

-Estamos hablando de Jaffa Cakes -dice en voz baja -y me espera una carta -murmura casi inaudible, como si no quisiera que Lewis se enterase de su intento de crimen vándalo al robarle la carta al vecino. Se me hace imposible no sonreír ante su vergüenza prematura, y me invaden las ganas de apapacharla a besos.

Y en menos de un segundo ya se encontraba corriendo en dirección a la entrada de la casa.

-Ella... ella es su hija -pausó Lewis tratando de formular sus próximas palabras - y roba cartas -sonrió -roba cartas como Beth Salmon, su madre -completó para sí mismo, como si acabara de resolver alguno de los casos inéditos de Sherlock Holmes. Vaya, ya era hora.

-De hecho, lo único diferente en ella son sus ojos. Es como si la miraras, -reflexiono y levanto las cejas -me temo que acabas de conocer a Beth Salmon en una versión actualizada.

-Genial -esconde las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones -supongo que así termina la historia, se casó con Beth, y tuvieron una familia... qué intenso suena.

-Lo sé,-suspiro en cuanto siento una ráfaga de aire golpear mi rostro -hay días en los que me levanto y pienso "Demonios, soy tan afortunado" y es ahí donde sabes que son todo para ti-y las hojas de otoño comenzaron a caer por todos lados.

-Creo que me voy satisfecho sabiendo esto, -dice triunfante ladeando la cabeza con suavidad -Emma no me va a creer...

-Ve con ella, y no desperdicies ni un segundo, haz que valga la pena.

-Eso haré -comienza a caminar con velocidad hasta que comenzó a trotar -¡Se lo prometo! -grita a lo lejos y desaparece de mi vista.

Entro de vuelta a la casa, para encontrarme con una Eli intrigada y absuelta de la realidad, no la interrumpo. Era algo que Beth siempre me dejaba en claro, "nunca, nunca, pero de verdad nunca, interrumpas a alguien cuando está leyendo algo" hasta que se me hizo más que una sugerencia, una costumbre, y la dejaba ser cada que escondía la nariz en una carta. Supongo que no debía interrumpir porque rompía la magia del momento, y los sentimientos acumulados se desvanecían como burbujas al reventar en el aire.

La miro y no me queda de otra que llenar otra vez su vaso con jugo de manzana. No se da cuenta y me alegro mucho por eso.

Me dirijo hacia nuestra habitación, y cuando digo nuestra, me refiero a la que comparto con Beth y se me forma un nudo en el estómago, al sentir tanto silencio en la casa, y sobre todo en la habitación. Elizabeth suele ser silenciosa y tímida, rara vez habla en voz alta o comienza a gritar, sólo lo hace cuando encuentra una carta o cuando ve una araña, incluso cuando se ríe mientras lee uno de esos libros de pasta gruesa, así que este silencio se sentía tan crudo que me invadieron las ganas de tirarme a llorar como un bebé en la cama. Así que sólo examiné la habitación con la mirada, imaginándome lo que Beth estaría haciendo en este preciso momento. Tal vez estaría luchando con el ordenador porque no encuentra algún archivo, por lo mucho que le cuesta manejarlo porque no tiene mouse, tal vez estaría haciendo galletas de nuez con Eli, tal vez estaría escribiéndome una carta, tal vez estaríamos discutiendo porque dejé la ropa sucia en distintas partes de la habitación, o simplemente estaría aquí, tratando de evitar nuestra próxima pelea.

Sin duda, esto no me hace sentir mejor.

Me acuesto en la cama, y miro el lado vacío de Beth, y un sinfín de recuerdos invaden mi mente. Se me están empañando los ojos. Paso ambas manos sobre mi rostro tratando de quitarme la tristeza que quiere escaparse de mi pecho y me levanto nuevamente. Abro los cajones intentado encontrar la caja, pero me desespero al ver que no está en el primer cajón y mucho menos en el segundo, me desespero aún más porque no recuerdo con exactitud dónde la dejé. Bajo las escaleras con pasos enormes, firmes y pesados, me dirijo al largo pasillo que conecta con la habitación donde hace una hora Lewis y sus amigos estaban escuchando mis cartas con Beth. Vuelvo abrir y a cerrar cajones a lo loco y cuando por fin encuentro la caja mi pulso se neutraliza, de cierta manera encontrarla me transmite paz. La abro y me cercioro que todas las cartas estén completas. Las guardo de nuevo en la caja y vuelvo camino a las escaleras con ella en manos. Veo a Elizabeth mirando televisión y me detengo tantito para revisar que esté viendo algo apropiado: Blue Planet.

Vuelvo a la habitación y cierro la puerta, pero no del todo para escuchar en caso de que Eli necesite algo. Me acuesto en la cama, abro la pequeña caja y comienzo a leer nuestras cartas, nuevamente. Vaya, fueron tantas cosas, tantas cartas; incluso las que nos escribimos después de casados, contemplo cada sobre y un huracán de recuerdos me golpea, preguntándome a mi mismo cómo podía encontrar tanto tipos de sobres diferentes en un pueblo tan pequeño.

Y otra vez me pregunté, ¿pude haber evitado ese día?

El día probablemente no, pero el hecho sí. Lo que me hizo pensar que si la hubiese llevado yo mismo al supermercado aquel día lluvioso probablemente nada de esto hubiese pasado, si sólo hubiese programado mi alarma 15 minutos antes, si la hubiese retrasado mientras le pedía un buen beso mañanero, si no me hubiese dormido tan tarde la noche anterior viendo películas... nada hubiese pasado.

Nada hubiese pasado.

Nada hubiese pasado.

Nada hubiese pasado.

Nada hubiese pasado.

Nada hubiese pasado.

Nada hubiese pasado.

Silencio.

-Ed, -escucho que a lo lejos alguien murmura mi nombre-Ed, levántate. Levántate ya, dormilón -al escuchar su voz, despierto completamente de un brinco, en seco, y lo primero que cruza por mi mente es Beth. Miro a mi alrededor y sólo veo a Elizabeth.

-¡Me asustaste papá! -réplica y su rostro tenso me confirma que sí.

-Lo siento Elizabeth, estaba soñando -me abraza y nos quedamos tendidos en la cama durante un par de segundos.

-¿Una pesadilla?

-No, por raro que parezca no era una pesadilla.

-Mamá me canta mi canción favorita cuando eso sucede, a pesar de...

-¿Te canta Baby Bunny Sugar Honey a las 4 de la madrugada?

-Completita -suelta un suspiro y se sienta -. Pasando a otros términos, me gruñen la tripas.

-Lo sé, a mi también -me siento, pasando una mano por detrás de mi cuello -¿qué horas es?

- 47 minutos para mediodí.

-Ay Elizabeth, me confundes cuando me dices la hora de ese modo -ríe por lo bajito -fuera de aquí sabelotodo, hay que hacer huevos rancheros de desayuno -le guiño un ojo mientras se levanta para salir de la habitación, y lo último que escucho son sus pisadas bajando por las escaleras con rapidez, y le ruego a todos los dioses que no se caiga.

Me levanto camino al baño y miro mi apariencia en el espejo. Luzco muy viejo como para tener 37. De verdad que sí luzco jodido.

Miro la hora en el reloj y abro los ojos de par en par, me asomo corriendo por las escaleras.

-¿Cuándo me dijiste que faltaban 47 para mediodía estabas diciéndome que eran las 11:13?

-¿A qué hora crees que es mediodía? -se asoma para mirarme desde abajo con una docena de huevos en las manos.

-¡GUARDA LOS HUEVOS OTRA VEZ QUE VAMOS A VER A MAMÁ! -le grito apresurado desde el pasillo de las habitaciones y corro de vuelta a la habitación para cambiarme por alguien más decente.

Una vez listos los dos, subimos al auto, haciéndole recordar a Eli que se pusiera el cinturón de seguridad.

-Desayunaremos una vez que hayamos llegado, sino, desayunarás con la abuela, luego podrías hacer un poco de "tarea"... ya sabes... y después podrías ir a ver a Lizzie, ¿te parece? O si no podríamos ver 1... no, 3 películas de esas que te gustaba ver con Beth, o tam...

-Descuida, -me interrumpe de golpe -también estoy nerviosa, tan bien quiero verla, tranquilízate Ed. -me sorprende lo madura que sonó y trato de justificarme.

-Lo siento, Eli, sé que no soy el mejor papá...

-Eres el mejor papá -me corrige, sonrio con ganas.

-Tal vez tengas razón. -reflexiono tomando el volante con ambas manos -Nomás mirate esas trenzas, me han quedado chulas, a qué no - y Elizabeth trata de sonreír mientras se palpa con las manos la cabeza.

-La próxima vez me haces dos colitas, por favor.

-Hecho. -me detengo en un semáforo y con una mano trato de acomodarme la cabellera -¿Crees que me veo presentable? Me refiero a qué...

-Te ves bien, sólo acomoda ese cabellito que se asoma por aquí -señala su cabeza, la miro y trato de atinarle al lugar donde me dijo utilizando mis dedos como peine.

En cuanto llegamos, busco un lugar en el estacionamiento, me detengo, y Elizabeth murmura algo que no alcancé a escuchar del todo.

-¿Crees que mamá vuelva a casa algún día?

¿Qué se supone que le debo de decir a una niña de 7 años cuando pregunta por su madre?

-No lo sé, Eli -siento como deshago sus esperanzas y me siento el peor papá del universo. Busco en la parte trasera del auto y tomo la caja, la abro y me cercioro que las cartas estén en su lugar, me acomodo la caja bajo el brazo pero me detengo en cuanto la pregunta de Elizabeth me toma por sorpresa.

-¿Buscarías a otra mujer?

-¿De dónde sacas tantas cosas? -me bajó del auto y lo rodeo para abrir la puerta del copiloto y ayudarla a bajar -.Y la respuesta es no, jamás Elizabeth. -me mira y no puedo descifrar la expresión de su rostro, si es un intento de sonrisa o uno de mueca.

Nos dirigimos a la recepción para después tomar el elevador como comúnmente solemos hacerlo, sólo que hoy me sentía diferente, es diferente. Lo que me hace sentir más nervioso, animado... no lo sé. Y al parecer Elizabeth también, quien toma con fuerza mi mano, le devuelvo un apretón haciéndole saber que todo estará bien. Segundos después, las puertas del elevador se abren y comienzo a caminar más rápido, haciendo que Eli apresure el pasó también. Mi subconsciente me recuerda que mis pasos no son nada comparados con los pasitos de Eli, así que disminuyo un poco la velocidad. Miro como van y vienen las camillas, como un grupo de doctores se reúnen a un lado del pasillo, a una anciana en silla de ruedas.

Mi corazón se acelera con cada paso, y en cuanto diviso la habitación, me detengo por un segundo antes de abrir la puerta, miro a Elizabeth quien aguarda un poco ansiosa en silencio.

Abro la puerta despacio, con calma, tratando de hacer el más mínimo ruido y lo primero que mis ojos encuentran, es a una Beth Salmon pálida. Inmóvil. Veo una Beth Salmon blue. Mis ánimos flaquean pero no me dejo tan fácil, hoy no quiero estar tan mal; porque hoy es especial.

Suelto la mano de Elizabeth quien corre a donde su madre y antes de abrazarla, se detiene y la observa.

-Cada día luce más pálida -se para de puntitas intentando abrazarla pero su altura no se lo permite, así que la ayudo. Con mucho cuidado se sienta a su lado, me admiro de su delicadeza al acomodarse -Hola mami, ¿cómo haz estado? Espero que bien, no vas a creer lo que me pasó hace unos días... -pero se detiene y me mira. Sé lo que dice su mirada, así que no me opongo, no digo más y me retiro de la habitación dándoles esa privacidad de madre e hija. Espero afuera silencioso tomando la caja con ambas manos, la examino con más atención.

-Los doctores dijeron que está estable... como los últimos meses, tiene un progreso lento. -levanto la mirada y veo los ojos verdes de la señora Salmon.

-Pero está progresando, lo está haciendo -hago pausa y respiro con ganas -ella lo está intentando -me mira con cara de pocos amigos, su mirada me dice cuán cansada está de las mismas respuestas del doctor, y no la culpo; porque yo también.

Silencio.

A lo lejos escucho el llanto de un bebé recién nacido y se me hace imposible no recordar cuando Elizabeth nació. Me transporto a ese momento y una sonrisa se me escapa de los labios. Estaba aterrado, aún cuando pensé que lo peor había pasado.

-Jamás la había visto tan feliz -levanto la mirada al escuchar la voz de la señora Adriane. Se cruza de brazos -.Y siempre fuiste tú, desde la preparatoria, -suelta una risilla que se logra escuchar por lo bajo -siempre hablaba de ti con una especie de felicidad, con esa mirada encendida que no expresaba más que vida, esa mirada joven que tenía cuando estaban en la escuela, e incluso cuando la hacías llorar trataba de molestarse realmente contigo, pero te perdonaba en cuanto leía tus cartas -siento el filo de su mirada examinando mis movimientos -. Era muy feliz -murmura. Puedo notar una enorme tristeza en su voz -y es lo que toda madre, quiere para los suyos... y gracias por eso, Edward.

Siento una presión en el pecho, y mis ojos intentan ponerme en evidencia.

-No llores -me dice como si fuera un niño -estas con ella justo como lo prometiste, en la salud y en la enfermedad, ¿lo recuerdas? -trato de hablar pero Elizabeth abre la puerta de la habitación y lo primero que mira es a su abuela.

-¡Abuela! -chilla por lo bajito y corre a los brazos de la señora Salmon. Trato de estabilizarme mientras su abuela la envuelve en sus brazos con cariño y deposita un beso en su frente. -no creerás lo que sucedió en el salón de clases... -dice rodeándole la cintura con ambos brazos, pero Adriane le interrumpe.

-Estaría encantada de escucharte, cielo, qué te parece si dejamos que papá hable con mamá mientras tú y yo comemos algo de la cafetería. He preguntado y hay Jaffa Cakes. -en cuanto Elizabeth escucha las últimas dos palabras larga una sonrisa y asiente repetidas veces. La señora Salmon me mira de vuelta y asiente con lentitud, como si me aprobara para después mostrarme una cálida sonrisa. Comienzan a caminar tomadas de la mano y las pierdo de vista en cuanto doblan la esquina del largo pasillo.

Tomó la manilla y la giro con lentitud, trato de cerrar la puerta trantado de hacer el menor ruido posible, como si eso perturbase a Beth, como si eso la fuese a despertar.

-Hola cariño -le digo casi en un susurro. -hoy me levanté con muchos ánimos... de hecho, me levanté tardisimo que un poco más y me retraso. Pero valió la pena, Lugo te voy a decir porqué. La cosa es -comienzo a caminar por toda la habitación, con pasos cortos y lentos -... la cosa es, que ayer un par de chicos vinieron a nuestra casa. Llamaron a la puerta mientras yo estaba descifrando esto, -le pongo la caja con cuidado a un lado de sus piernas y sigo caminando -¿me podrías decir qué es eso, bonita Beth? -le interrogo y me detengo frente a ella, mientras recargo mi espalda contra la pared -porque a mi casi me da un infarto en cuanto la descubrí. Siempre supe que tenías tus cosas, pero esto, esto era justamente lo único que necesitaba.

Me detengo en cuanto una enferma entra a la habitación. Me saluda y hago lo mismo, para después hacer una especie de revisión con la máquina que conecta a Beth. Una vez que termina me sonríe y se va.

-Y -muerdo mi labio inferior -y cuando estos chicos tocaron yo tenía esa caja en mis manos. En cuanto los vi con detenimiento, porque traía mis lentes puestos, fue como vernos a nosotros, y cuando digo nosotros me refiero a Benji Aldridge, a Bonnie Clarke, a Beth Salmon y claramente a mi. Al mismísimo Ed Sheeran.-chasqueo la lengua -y recordé aquella ocasión en la que me preguntaste si estaría dispuesto a contar nuestra historia tal cual sucedió, y yo sólo contesté que eso sería un poco cansado porque nos conocíamos desde la preparatoria... lo sé, fue la respuesta menos romántica, de hecho, no fue romántico, fue grosero y grotesco. Fui todo un cabrón. La cosa es, que les leí nuestras cartas. Les conté todo, toda hasta que llegamos a ésta parte. La parte en la que te encuentras en esta estúpida camilla mientras trato de subsistir con tus recuerdos. Lewis se encontraba en el papel de Ed y Emma en el tuyo que me dije a mi mismo "Qué mierda vas a hacer. No les digas esto, tienen derecho a escuchar un final feliz. Tienen derecho a una oportunidad, cállate ya Ed." Y a cambio Lewis me prometió que lo intentaría, que no haría lo mismo que yo hice, que no cometería mis errores. ¿Te das cuenta de lo que nuestra historia causó? Cambió la vida de otros chicos, tan sólo un poquito. -camino en dirección del sofá que se encuentra en una equina y lo arrastro hasta quedar lo más cerca de la camilla de Beth. Me siento y recargo una mano en la orilla de la camilla, y sobre ella recargo mi rostro. Miro cada centímetro de su rostro, me doy el lujo de disfrutar la silenciosa compañía de mi esposa.

-Leí la última carta, la que escribiste un 20 de enero. Y me enojé contigo, para después enojarme conmigo mismo. ¿De verdad creíste alguna vez que te pediría el divorcio? -le susurro en tono irónico y mis ojos se achinan con incredulidad, como si ella fuese a decir algo en su defensa, como si fuese a despertar para darme un puñetazo en el hombro -. Y me enojé conmigo porque estuve seguro de que yo te hice pensar eso. Al final me sentí feliz. Te imagino arrugando el ceño y achinando los ojos como cuando no me crees nada de lo que te digo. Pues créelo mi amor porque es verdad, y en el fondo sé que lo sabes. Ahora sí éramos todo un matrimonio, -me río por lo bajo -discutíamos cada que podíamos, hacíamos el amor sin dirigirnos la palabra, y después de todo eso era lo que quería. -hago pausa y me retracto -no me refiero a vivir como perros y gatos, nah. Me refiero a compartir nuestras vidas. Y luego pensé "por favor, si ésta loca supiera que nunca la voy a dejar ir, que es todo para mi. Que es mía y yo suyo, y que así nos quedaremos en cada vida en la cual nos encontremos, para siempre en la eternidad" no me lo vas a creer, pero escribí una canción mentalmente de tanto que me hiciste meditar. -cambio de posición y acerco la caja. La abro y meto mi mano entre las cartas, y tomo con facilidad el único objeto que hay -. Me hiciste meditar en esto, -miro la prueba de embarazo -tendrías los mismos meses de embarazo que tiene Bonnie. Quién iba a decir que a Bonn se le daría lo maternal, ¿sabes cómo llamarán a su hija? Exacto: Beth. Pero eso tú ya lo sabes muñeca, no te quieras pasar de lista. -suspiro -Tengo la intuición que pudo haber sudo un niño sano. Hubiese sido maravilloso. -murmuro y tomó la mano de Beth, mientras miro la prueba -si me lo hubieses dicho, si me lo hubieses confesado yo te hubiese protegido, cariño... Ay Beth-mi voz se quiebra y quiero llorar. Llorar de verdad. -Nos haz puesto sentimental a todos, Bonnie lloró en su última visita mientras recordaba como se hicieron amigas, Ald ya no trae su cámara instantánea cuando viene a verte, y yo dejé de escribir canciones de amor... Nos golpeaste muy bajo. La vida te golpeó muy bajo, amor, y nuestra nena está pagando ese alto precio. Me siento el peor padre, siento que no voy a poder con esto sin tu ayuda. Me hace preguntas que sólo tu sabrías contestar sabiamente, y cuando llora lo único que puedo hacer abrazarla y pensar en lo que hubieses hecho tú en mi lugar, haciendo lo que mi instinto paternal sugiere. Siempre termina en un desastre.

Me quedo en silencio durante unos minutos y los a provecho para verificar que Beth esté cómoda. Acomodo un poco las almohadas, trato de peinar su cabello con mis torpes dedos pero me detengo un segundo para besar su mejilla y me acerco a su oído.

-Feliz 10º aniversario -le susurro. Depósito un corto beso sobre sus labios. -Y como regalo de aniversario, te traigo la mejor historia que nunca antes te habían leído.

Tomo la caja y vuelvo a sentarme en el sofá.

-No hizo falta acomodarlas, están en orden. La primera no es una carta, sólo es una postal que dice:

"Querido Ed:

¿Cómo pudimos destruir está bonita amistad?

¿Ahora qué hago con éste corazón roto? Podría echarlo al caño, importarlo a China para que lo construyan de nuevo, ponerlo en una subasta, tirarlo en aquella fuente e incluso aventártelo como pelotita de tennis directo al rostro. Podría hacer con él un sinfín de cosas, como las que ambos hicimos algún día, crueles y egoístas.

Pero Ed, qué hacer cuando ni siquiera se trata de mi corazón; sino el de ella. ¿Qué hemos hecho, Ed?"

-La escribiste un 8 de Diciembre, un día después de tu cumpleaños. Te referías a nuestro primer beso -sonrío ampliamente, ladeando la cabeza -. Y lo volvería hacer, porque sé que tanto a mi como a ti, nos encantó el beso. Te gustó. -paso una mano en mi cabellera, y comienzo a palpar los profundos bolsillos de mis pantalones tratando de no tirar la caja al suelo. Siento el estuche de mis lentes y me asombro al ver que entró a la perfección porque no recuerdo el momento exacto cuando los guardé. Saco mis lentes del estuche y me los pongo.

-Mucho mejor. Bueno, no bromeo más y le comienzo. Como la mismísima Beth Salmon nombró la primera carta como el capítulo 1, esto dice así:

"- ¿Qué pensaste de mi cuando me viste por primera vez?

- Mejor otra pregunta, que esa no me cae

- Es que 'esa' era mi última pregunta - hice un hincapié marcado - ¿qué pensaste de mi cuando me viste por primera vez?

- Ay Ed, - resignada soltaste un suspiro cansado, dejando caer los hombros, como si quisieras formar una u con tu columna - ¿sinceramente?

- Oh vamos Beth, para eso son los amigos, a qué sí - oprimí el botón de siguiente del walkman de Ald.

- Pero es tu cumpleaños - pero como eras tú, el ser más desafiante de la faz de la tierra oprimiste el botón de reversa, regresando lo que yo no queria escuchar.

- No le veo lo malo

- Se supone que es tu cumpleaños, - pausaste subiéndole dos rayitas de volumen para después acomodarte mejor el auricular - se supone que es el día en el que todos te queremos y adoramos hipócritamente

- Ya me adorarás los otros 364 días, - volví mi mirada hacia tu rostro y cuando te percataste de ello, sólo volteaste los ojos soltando otro suspiro de derrota, que un poquito más y agarras un mal aire. Lo bueno fue que entendiste mi punto.

- Pues que eras un desgraciado infeliz - sonreíste tímida y yo me límite a canturrear un "¡Lo sabía!" Mientras saltaba otra vez esa canción que no recuerdo muy bien.

Querida Beth:

¿Puedo llamarte amiga?..." Me detengo mientras una maraña de sentimientos se me forma en el pecho.

-No cabe duda Beth Salmon -la miro por unos instantes y siento mi corazón latir con fuerza -siempre fuiste mía -. Puntualizo y continuo leyendo.





FIN

Continue Reading

You'll Also Like

528K 29.3K 87
Las fiestas, la ropa, los chicos, la fama, el dinero, la posicion social y todos los demas placeres de los que se puede gozar. A mis cortos 16 años h...
51.1K 2.1K 55
Tn es una chica a la que le decían fea ¿saben porque? Pues porque había una vez Tn tenia novio pero por cosas que pasaron ella le dejó y dejó de vest...
502K 20.6K 65
~Historia adaptada~ Portada hecha por @marialaurarojas75 -karencereza
644K 25.7K 15
El, un chico mujeriego, que pasa de fiesta en fiesta, solo quería divertirse como siempre lo hacia con todas, así como lo hizo con Jade. Ella, una c...