La heredera

By Everlark201

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El último escándalo de la heredera. Esa última portada sería el comienzo. ¿Qué iba a hacer él con una niña pr... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Epilogo
Aviso

Capitulo 39

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By Everlark201

El despertador repicaba en la mesita de noche. Peeta estiró la mano para callarlo, gruñendo somnoliento.

- Mmm, ¿Qué hora es? - murmuró Katniss adormilada

- Las siete - le informó atrayéndola contra él

La espalda de la chica quedó pegada contra su pecho, mientras las manos de Peeta descansaban sobre su vientre plano.

Se quedaron tumbados en la cama ignorando el reloj, hasta que el teléfono de la habitación repicó media hora después.

- Mmm, ¿quién es? - se quejó Katniss a la vez que Peeta se estiraba para contestar.

- Supongo que serán de la recepción para despertarnos

- Que se vayan al diablo - sugirió Katniss haciéndolo reír

Las dos semanas que inicialmente duraría la luna de miel se habían convertido en tres, pero lamentablemente, habían llegado a su fin.

Llevaban tres semanas en Bora Bora, en la polinesia francesa y ese día viajarían rumbo a Nueva York.

- Cariño, me temo que tenemos que levantarnos -dijo apretándola contra él cuando colgó el teléfono - Tenemos tres horas para prepararnos y estar en el aeropuerto. No quiero tener que correr.

Katniss restregó su trasero contra él sintiendo la dureza de su miembro erguida contra sus glúteos.

- No quiero volver - gimió ella girándose para quedar recostada de espaldas

- Ni yo - reconoció volviéndose a besarla - Pero esto ya lo hicimos la semana pasada, no podemos quedarnos una semana más.

- ¿Por qué no? Nada se parecerá a esto.

- Desde luego que no, pero te prometo que volveremos.

- ¿Y para qué volver si podemos simplemente quedarnos? - ofreció pasando sus brazos alrededor del cuello de Peeta y atrayéndolo para dejarlo acostado sobre su cuerpo

- Ja - rió él - Es tu culpa, señora Mellark. Tú insististe en que yo fuera el representante de la fundación en Everdeen, ahora no tengo más opción que presentarme allí.

- Mmm - gimió - ¿Y si cambiáramos de opinión?

- Ya es tarde para ello. Además quiero volver a la civilización.

- ¿Por qué? ¿No tienes ganas de estar conmigo aquí?

- Mientras esté contigo me es igual si es aquí o donde sea, pero creo que ya es momento de ver un médico ¿no te parece?

Habían dejado Namibia al día siguiente de la boda, después de desayunar con la familia.

Aunque Peeta había insistido en ver un médico antes de dejar el país, Katniss le había convencido de que todo estaría bien. No obstante, había accedido a hablar con Mark para que tranquilizara a su marido, aunque hubiera preferido no tener que contar aún sobre su embarazo.

Mark, después de felicitarles profusamente insistió en realizarle una ecografía de urgencia, aprovechándose de su posición preferente en el hospital de la ciudad.

Con tan poco tiempo, apenas se podía apreciar el saco gestacional, pero Mark le aseguró que no tenía por qué haber ninguna complicación por el viaje, siempre y cuando se cuidara de realizar grandes esfuerzos.

Katniss estaba convencida de que todo estaba bien, pero Peeta insistía en comenzar con las visitas al médico cuanto antes.

- De acuerdo. Aunque sabes que no quiero quedarme mucho tiempo en Nueva York.

- Lo sé y no tenemos por qué hacerlo. Intentaré dejar atados todos los temas en la empresa, supongo que me llevará un par de días o tres. Veremos un médico, podrás pasar unos días con Annie, y después volveremos a casa. Pero me sentiré más tranquilo.

- Ok - aceptó apretándose contra él - ¿Crees que tenemos tiempo para hacer el amor antes de marcharnos?

- He pedido que nos traigan el desayuno, pero supongo que puedo apañármelas - rió burlón antes de lanzarse sobre su mujer y hacerle el amor con ansiedad.

.

.

.

Después de un vuelo de más de veinticuatro horas llegaron a Nueva York en la noche de ese lunes.

Se instalaron en el loft de Peeta y tras una ducha se fueron a la cama sin siquiera cenar.

Katniss despertó en la cama vacía y pudo escuchar a Peeta trajinando en la cocina. Bajó para encontrarse a su marido preparando el desayuno.

- Hola - saludó acercándose a él y abrazándolo por la espalda

Peeta giró el rostro para dejar un beso en la cabeza de la chica inhalando su perfume.

- Buenos días, cielo ¿Cómo has dormido?

- Bien. Estaba agotada.

- Ya lo creo, el viaje ha sido demasiado largo - dijo separándose de ella para servir los platos

Katniss se sentó frente a la isla de la cocina cuando Peeta puso un plato con huevos revueltos frente a ella.

- Es descafeinado - aclaró dejándole una taza

- Puaj - se quejó - No creo que me quite el sueño

- Si tienes sueño puedes dormir - dijo sentándose a su lado - No tienes ninguna obligación así que puedes dormir todo el día si es lo que quieres

- No. No quiero dormir todo el día. Creo que llamaré a Annie

- Me parece una buena idea.

- ¿A qué hora tienes que estar en Everdeen? -preguntó intentando esconder su nerviosismo

- En un par de horas - respondió mirando el reloj - Imagino que no quieres venir conmigo

- Imaginas bien - sonrió

- Algún día tendrás que volver a verle

- No seré yo quien propicie un encuentro con él -explicó cortante sin levantar la mirada de su plato - Está muerto para mí

- Sé que no lo dices en serio

Katniss levantó la vista para mirar a Peeta.

- Tú eres mi familia ahora, Peeta, tú y el bebé. Mi hijo ya tiene un abuelo en tu padre y sé que Mark ejercerá de abuelo también, no quiero tener contacto con él.

- No seré yo quien te obligue a verle, Kat. Apoyaré tu decisión a ese respecto, sea cual sea.

- Gracias - sonrió estirando su mano para entrelazar sus dedos

Peeta inspiró profundamente antes de abrir la puerta de la sala de juntas que tan bien conocía, y en la que a tantas reuniones había acudido.

Aún recordaba haber estado allí discutiendo las acciones que tomarían contra los escándalos de "La Heredera". Qué ironía del destino que ahora fuera su mujer.

Brutus, Finnick, John y Chaff King, el abogado de Katniss y de la fundación estaban ya allí.

Todos se levantaron al verle entrar. Finnick se acercó a él sonriente mientras Brutus le observaba especulativo.

- Hey, hermano - le saludó Finnick palmeándole la espalda mientras estrechaba su mano - ¿Cómo ha ido la luna de miel? - indagó sonriente y Peeta pudo sentir la mirada de Brutus clavada en él

- Increíble - sonrió pensando en los maravillosos días que habían pasado en Bora Bora con Katniss - Altamente recomendable, aunque el viaje de regreso ha sido larguísimo.

- Hey, Peeta - se acercó John a saludarle - Felicidades. Me he enterado de que ya eres un hombre casado.

- Gracias, John - sonrió sintiendo crecer la tensión en el ambiente

Saludó a Royce antes de girarse hacia Brutus.

- Hola, Brutus - le saludó - ¿Cómo te encuentras? Tienes buen aspecto

- Buenos días, Peeta - correspondió el hombre con un hablar pausado - Me encuentro recuperado.

- Me alegra saberlo - reconoció sentándose junto a Chaff - Bien, me gustaría que nos pusiéramos manos a la obra.

Chaff explicó el papel de Peeta como representante de la fundación que poseía el 50% de las acciones de Everdeen.

Peeta aclaró desde el primer momento que no estaba en condiciones de aceptar el cargo de director general nuevamente, pero se mostró de acuerdo en encargarse de realizar las entrevistas a los candidatos, en el transcurso de las siguientes semanas. No obstante les recordó que no se instalarían en Nueva York, por lo que estaba interesado en resolver ese tema cuanto antes.

Hablaron sobre la forma en que él llevaría el contacto con Everdeen y la frecuencia con la que estaría dispuesto a viajar personalmente a la ciudad.

Brutus se mostró aprensivo y prácticamente ni habló. Chaff, como abogado de la fundación y Finnick, como abogado de Everdeen, fueron los encargados de redactar los acuerdos que firmaron Brutus y Peeta.

Cuando dieron por finalizada la reunión, Peeta se despidió.

Cuando se disponía a abandonar la sala de juntas, detrás de su hermano, Brutus le detuvo.

- Peeta - le llamó - ¿Crees que podemos hablar un momento?

Peeta se volteó hacia él mirándole receloso.

- Desde luego - aceptó y volvió sobre sus pasos para sentarse a la derecha de Brutus, en el sitio que había ocupado John - Tú dirás

Brutus inspiró profundamente antes de hablar con lentitud. Se le veía recuperado aunque sus movimientos aún eran lentos, al igual que su forma de hablar.

- Así que te has casado con ella - comentó con fingido desinterés

- Si te refieres a Katniss, entonces sí. Nos casamos hace tres semanas.

- Supongo que me sorprendió no haberme enterado de la boda de mi hija

- No seas hipócrita, Brutus - espetó entrecerrando los ojos

- Creí que me avisaría de algo así, si no invitarme a la boda...

- ¿Crees que te lo mereces? ¿Crees que te merecías ir a la boda de Katniss? No voy a permitir que vuelvas a hacerle daño. No iba a permitir que arruinaras el día de nuestra boda. - aclaró inclinándose hacia él sobre la lustrosa mesa de roble

- Leí el artículo que publicó esa revista - reconoció bajando la mirada

- ¿Lo leíste? Qué ironía, ¿no crees? - dijo Peeta petulante - Tu hija es una persona ejemplar y tú no lo sabías.

- No lo sabía - aceptó

- No querías saberlo. Era más sencillo utilizarla de chivo expiatorio. La lastimaste mucho y durante mucho tiempo, pero eso se acabó. Ahora Katniss es una Mellark y al fin tiene una familia. Mi padre es el suyo, ya no te necesita. Ya no necesita tu aprobación ni tu interés. No me importa si te arrepientes de lo que hiciste durante veinte años con tu hija, ya la perdiste y no permitiré que te le acerques para hacerle daño. Lo siento por ti, Brutus, porque tú estás solo. Pudiste haber tenido una familia pero decidiste no hacerlo.

- Perdí a mi familia cuando Cressida murió - dijo apesadumbrado

- No tuvo que ser así. Pudiste elegir entre perder a tu mujer y a una de tus hija solamente, pero preferiste perder también a tu otra hija. - dijo levantándose de su asiento y disponiéndose a marchar

Se volvió hacia Brutus cuando posó la mano sobre el pomo de la puerta.

El hombre lucía abatido pero eso no le inspiró compasión.

- Katniss está embarazada - dijo haciendo que Brutus le mirara con sorpresa - Va a tener a tu nieto y hace veinte años tú decidiste perdértelo.

Se volteó sin mirar atrás abandonando la sala y dejando al abuelo de su hijo hundiéndose en el dolor y la autocompasión.

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