Capitulo 27

1.5K 118 1
                                    

- Brutus despertó

Las palabras de Finnick resonaron en el teléfono.

- ¿Cómo dices? - exclamó levantándose de la cama

- ¿Peeta? - le llamó Katniss nerviosa

Peeta se volteó a mirarla con el rostro pálido.

- Peeta, ¿qué sucede? - preguntó la chica

Peeta levantó la mano para detener sus palabras.

- Explícate, Finnick

- Lo que te he dicho. Brutus despertó - repitió su hermano

- ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cómo está? - indagó temeroso

- Hace un par de horas o tres. Jenks me había comentado que le había parecido verlo moverse casi imperceptiblemente estos días pasados y hoy simplemente abrió los ojos.

- Por Dios - gimió - ¿Cómo está?

- Bien, qué sé yo. Ha despertado de un coma de cinco meses. Los médicos dicen que se recuperará. Le han hecho pruebas, TACs, etcétera.

- Pero ¿cómo está?

- Según los médicos, bien. Tiene poca movilidad en el lado derecho del cuerpo y presenta dificultades para expresarse.

- ¿Qué quieres decir con dificultades?

- De momento no puede hablar pero según los médicos, con el tratamiento adecuado podría recuperarse al cien por cierto o casi - reconoció Finnick

Katniss observaba a Peeta entre confusa y angustiada.

Se acercó a la cama y se sentó atrayendo a Katniss a sus brazos aún sin soltar el teléfono.

- De acuerdo, Finnick. Te llamo en un rato.

- De acuerdo. - aceptó Finnick - Hey, Peeta, dile a Katniss que esté tranquila. Su padre se pondrá bien.

- Se lo diré. Gracias, Finn. - dijo antes de colgar

Apretó a Katniss contra su pecho.

- Por favor, Peeta, ¿qué sucede?

- Kat, cielo - sonrió - Brutus despertó - informó

- ¿Qué? - gritó Katniss separándose de él para observarle cuando las lágrimas desbordaron sus ojos corriendo raudas por sus mejillas

- Sí, cielo. Brutus despertó.

- ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Cómo está?

Peeta le explicó la situación tal como Finnick se la explicara a él momentos antes.

La mantenía sentada en su regazo después de que hubieran hablado con Finnick y les explicara detalladamente toda la situación que se estaba viviendo en Nueva York.

- No puedo creer que yo no estuviera allí cuando despertó - comentó con pesar

- No podías saber que despertaría - la justificó -En cinco meses no reveló cambio alguno. Nadie podía preverlo

- Lo sé. Pero eso no hace que me sienta mejor.

- Lo sé, cariño, lo sé. Pero ahora no tienes que pensar en eso sino en que al fin ha despertado.

- Es cierto. - aceptó - Imagino que no será muy difícil conseguir billetes para hoy

Peeta se tensó junto a ella.

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora