Capitulo 32

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CAPITULO 32

- ¡Peeta! - escuchó la voz de su hermano gritando al otro lado de la puerta que golpeaba con fuerza - ¡Peeta, abre la puerta! Sé que estás ahí

Tumbado en el sofá de su loft dio un trago a la botella de Jack Daniel's.

En su otra mano sostenía la cajita de la joyería haciéndola girar entre sus dedos.

Llevaba bebiendo el día entero. Desde la noche anterior más específicamente. Ésta era la última botella que le quedaba, pero esperaba que fuera suficiente para obligarle a dormir toda la noche.

- ¡Peeta! - gritó Finnick - Abre la puerta o la tiraré abajo

- ¡Vete, Finnick! - gritó al fin - ¡Déjame en paz!

- ¡Abre la maldita puerta o llamaré a los bomberos! Diré que te quieres suicidar. Abre.

Molesto se levantó del sofá y caminó hasta la puerta.

Destrabó las cerraduras y abrió la puerta para volver al sofá sin siquiera mirar a su hermano.

- ¿Qué carajo te pasa? - gruñó Finnick mirando el desorden a su alrededor

Peeta vestía los mismos vaqueros que el día anterior y una camisa blanca con los faldones por fuera del pantalón y algunos botones desabrochados.

Iba descalzo y sus zapatos estaban tirados en medio del salón junto con los calcetines.

- ¡Qué...! - dijo Finnick sorprendido - ¿Se puede saber qué coño te pasa?, ¿dónde te has metido? Hoy era la reunión con los del distrito 13 y no te has presentado, ni siquiera has contestado al teléfono. ¿Qué coño ha pasado?

Peeta se dejó caer en el sofá y dio otro trago a su botella, mirando a su hermano despectivo.

- ¡Qué coño...! - exclamó Finnick molesto arrancándole la botella de las manos - ¿Estás borracho?

- No lo suficiente

Finnick se llevó la botella hasta el fregadero de la cocina donde la vació. Dos botellas vacías más había en la encimera.

Puso café molido en el filtro de la cafetera y la conectó.

- Venga - le dijo levantándolo del sofá - Vete a la ducha - tironeó de él hacia el baño

- ¡Vete al infierno, Finnick! - espetó retorciendo su brazo para obligarle a soltarlo

- Peeta, la verdad es que no me apetece en absoluto desnudarte y meterte bajo el chorro de agua, así que mejor que lo hagas tú solo.

- ¿Qué carajo quieres aquí, Finnick? ¿Quién demonios te ha llamado? Vete al diablo

- Me iré, pero después de que aclaremos algunas cosas. Vamos, vete a la ducha o te obligaré y sabes que lo haré. No sería la primera vez.

Peeta recordó algunas borracheras de su adolescencia y supo que lo mejor que podía hacer era meterse en la ducha por su propio pie.

Cuando salió de la ducha encontró una camiseta y unos vaqueros que su hermano le había dejado para que se pusiera.

Se vistió y bajó para encontrarse a Finnick sentado a la isla de la cocina, frente a una taza de café.

Delante de Finnick estaba la pequeña cajita de Steve Quick.

Finnick le sirvió una taza de café que dejó frente a él, junto a un vaso con zumo de naranjas y dos pastillas antiácidas.

- Anda, tómatelas - dijo empujando las pastillas hacia él

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora