Capitulo 30

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Katniss se estremeció al escuchar las palabras de Brutus que hicieron a todos enmudecer.

- ¿Qué dices, papá? - preguntó con una sonrisa forzada

- F...fuera de Everdeen - repitió el hombre agitado

- Cálmate, no te agites - recomendó angustiada

- Tú... fuera - repitió alzando la voz

Los ojos de Katniss se humedecieron ante el dolor y la humillación que le provocaron las palabras de su padre.

- Hey, Brutus - le interrumpió Janks - Cálmate, quieres.

- La q...quiero fuera - repitió

- Tranquilo, Brutus. Tú debes preocuparte por recuperarte, nada más. Cuando estés bien ya podrás interesarte por la empresa. Tú mismo podrás ver lo beneficioso que es tener a Katniss con nosotros.

Katniss temblaba recostada contra la pared, mientras las lágrimas desbordaban sus ojos y rodaban por su rostro.

- No - gruñó y con esfuerzo levantó la mano para señalar la puerta - F...fuera - gritó nervioso

Jenks, el asistente de su padre se acercó a ella

- Señorita Katniss, tal vez lo mejor sería que le dejara. Está un poco nervioso.

Katniss asintió y cogiendo su bolso salió de la habitación.

Estuvo varios minutos de pie, recostada contra la pared del pasillo.

Caminaba rumbo al ascensor conmocionada, cuando Jenks la alcanzó.

- Katniss... - la llamó

Intentó evitarle acelerando el paso pero el hombre corrió hasta ella deteniéndola.

- Hey, Katniss - dijo asiéndola por el codo -Katniss, no le hagas caso. No tiene idea de lo que dice.

- Está bien, Jenks. No te preocupes por mí. Estoy más que acostumbrada a que Brutus no me quiera cerca - confesó y sonrió con una sonrisa que no llegó a iluminar su mirada llorosa - No debería extrañarme. Supongo que eso quiere decir que está repuesto y su memoria no ha sufrido con el ACV.

- Tu padre no te conoce, Katniss - explicó el hombre - Estoy seguro de que recapacitará cuando vea todo lo que has trabajado por Everdeen.

- Sí. Tal vez sí - concedió segura de estar equivocada

- Sólo tienes que darle tiempo.

- Eso haré - aceptó

- Yo voy al despacho ahora, ¿quieres que te lleve?

- Eh, no, gracias, Jenks - declinó - Aún estoy con jet lag, ya sabes.

- Sí, es verdad. Peeta me explicó lo que estás haciendo en Namibia, Katniss. Es maravilloso.

- Sí - reconoció - Me iré a casa. Ya nos veremos.

- De acuerdo. ¿Quieres que te acerque?

- No, no hace falta. Gracias de todas formas

Se despidió del hombre y abandonó el hospital. No se fue directamente a su departamento, sino que se dedicó a deambular por la ciudad antes de volver.

Jenks llegó a las oficinas de Everdeen, para una reunión con Peeta y Finnick, y unos empresarios con los que estaban interesados en trabajar.

Después de la comida de negocios, finalmente se relajaron los tres en la sala de juntas.

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora