Capitulo 38

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- Ha sido idea tuya, ¿verdad? - la acusó Peeta entrando en su despacho del hotel tres semanas después

Katniss levantó la vista de las cuentas que estaba revisando y vio a su prometido dejarse caer frente a ella en la butaca azul.

- ¿A qué te refieres? - sonrió viendo el ceño fruncido de su novio

- Vengo de estar con Mark - le informó mirándola acusador

- ¿Ha hecho algo que te molestara?

- No te pases conmigo, Katniss Everdeen - espetó inclinándose sobre el escritorio

- ¿Te das cuenta que en poco más de una semana seré Katniss Mellark? - susurró con una sonrisa sugerente

- No intentes desviarme del tema - acusó

- De acuerdo - aceptó levantando las manos recostándose en su asiento - Cuéntame. ¿Qué problema has tenido con Mark?

- Mark me ha dicho que la dirección de la Fundación Mags Abernathy quería ofrecerme el cargo de representante de la fundación en la gestión de sus acciones en Everdeen Investments -dijo sardónico

Katniss sonrió.

- ¿Ah, sí? - preguntó con fingida sorpresa - ¿Y qué has dicho?

- No te burles, Katniss. ¿Por qué lo haces?

Katniss se puso seria.

- No tienes que aceptarlo si no quieres, pero no se me ocurre nadie más capacitado para eso.

- Pues a mí se me ocurre una persona mucho más capacitada - rebatió - Tú misma

- Yo no voy a hacerlo - sentenció ella

- ¿Por qué no? Sabes cómo hacerlo. Eres la mejor.

- No, Peeta. Es definitivo. Si tú no quieres ser el representante, buscaremos a alguien. Contrataremos a alguien, porque yo no lo haré de ninguna forma.

- ¿Por qué no, Kat? Es una buena oportunidad

- De ninguna manera. No vas a convencerme. No pienso siquiera volver a hablar con ese hombre. Tendría que mantener contacto con Brutus, si aceptase ser la representante de la fundación y, honestamente, lo he desterrado de mi vida para siempre.

- Pero, Katniss - discutió

- No, Peeta, no. - respondió tajante - Entiendo que tú no quieras ser el representante de la fundación. No te preocupes, buscaremos a alguien, pero puedes estar seguro de que yo no seré.

- No entiendo que seas tan terca - se quejó

- Uy, no sabes tú cuan terca puedo llegar a ser -rió - Además pienso estar muy ocupada - reconoció sugerente - Tendré un marido que atender, además de que cuando vengan los bebés, querré dedicarme a ellos al cien por cien. Eso, más el hotel, la fundación, y alguna que otra campaña que pueda surgir... - enumeró

- Ya. - replicó con indignación fingida - Y crees que yo sí tendré mucho tiempo

- Convengamos que en este momento estás desocupado - rió

- Bruja - dijo frunciendo el seño mientras se levantaba de su asiento y rodeaba el escritorio para acercarse a ella - Ven aquí - susurró mientras la ayudaba a levantarse y la sentaba sobre el escritorio

Se paró entre sus piernas separadas y la besó necesitado.

- De acuerdo, me haré cargo, pero sólo como representante, no ocuparé de nuevo el puesto de director. No quiero tener que pasar mucho tiempo en Nueva York. Quiero que nos instalemos a vivir aquí.

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora