Capitulo 25

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CAPITULO 25

- ¿Cómo está Brutus? - preguntó Peeta cuando entró en el departamento de Katniss la noche del viernes

Katniss había visitado a su padre como cada día del último mes, pero el estado de salud del hombre no variaba.

- Igual - suspiró la chica dejándose abrazar por su novio

- Lo siento, cielo - dijo acariciando su espalda consoladoramente

- Temo que nunca mejore

- Lo sé

- No quiero parecer una desalmada pero pienso qué querría él.

- ¿A qué te refieres?

- Los médicos dicen que podría seguir así durante años y me aterra.

- Hey, cielo, todavía es pronto para pensar así. Sólo lleva poco más de un mes

- Lo sé, sé que tengo que esperar. Pero cuando hoy su médico me dijo que podría estar así durante años, pensé qué es lo que yo quisiera para mí. Vivir en coma durante años. No creo que le desearía eso a la gente de mi entorno.

- Hey, Kat, no pienses en eso, ¿quieres? No puedo siquiera imaginar que te sucediera algo así.

- Es mi padre, Peeta. Yo tampoco podía imaginar que le sucediera algo así, y mírale ahora

- Hey, basta - la cortó incómodo - Entiendo cómo te sientes, pero por alguna razón que no comprendo, siento que mejorará.

- Ojalá tengas razón.

- La tengo - sentenció - Verás que sí.

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Peeta se marchó a la mañana siguiente al despacho mientras Katniss trabajaba desde casa en la fundación que últimamente tenía un poco desatendida.

Pero contaba con Mark y Chaff que manejaban todo de la forma en que ella desearía hacerlo.

El timbre la sobresaltó cuando se servía una taza de café en la cocina antes de sentarse frente a su portátil.

La inesperada visita de su cuñada la sorprendió.

- Prim - saludó nerviosa

- Buenos días, Katniss. Espero no molestarte.

- Oh, no, desde luego que no. Pasa - dijo alejándose de la puerta para dejarla entrar - ¿Un café? - ofreció después de colgar el abrigo y el bolso de Prim en el guardarropa de la entrada

- Oh, sí, gracias. Está helado allí afuera.

- Sí, lo está. Toma - dijo entregándole una taza cuando Prim se sentó frente a la isla de la cocina, junto al taburete en el que Katniss había estado sentada

Katniss se sentó a su lado nerviosa, después de dejar un plato con galletas frente a ellas.

- Peeta no está, si le buscabas a él.

- No, en realidad venía a verte a ti. Aunque sé que mi hermano pasa muchos días aquí - sonrió

- Oh, sí, algunos - reconoció sonrojándose

Ambas dieron sendos tragos a sus cafés claramente incómodas.

- No sé si has visto las revistas de estos días - comentó Prim ganándose una mirada extrañada de Katniss

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora