La heredera

Capitulo 33

CAPITULO 33

- Hola - Charlotte Gerandy se sentó frente a ella

Katniss estaba comiendo en el comedor del hotel. Había llegado hacía una semana a Namibia y hasta entonces no había salido de su bungalow.

Pero después de siete días encerrada en sí misma, decidió que tenía que levantarse y dejar atrás la que había creído que era su nueva vida.

En esos últimos seis meses había vivido una vida diferente a la que estaba acostumbrada, pero eso le había ayudado a ver lo que realmente era importante.

Y ganarse el aprecio de su padre, había pasado de ser la prioridad número uno de su vida, a ocupar un lugar inexistente en su lista de necesidades.

Se acabó, se dijo. Basta ya de Brutus Everdeen. Si él no la quería en su vida, pues entonces ella tampoco lo quería en la suya.

A partir de entonces iba a ocuparse de lo que era importante para ella. Se ocuparía de sus negocios y de la fundación.

Se quedaría a vivir en Namibia, que al fin y al cabo, era el lugar donde realmente se sentía querida.

Las personas que vivían allí la adoraban y le daban todo el amor que necesitaba.

No necesitaba a Brutus, y ahora por fin había visto lo poco que ella le importaba a él.

Lo único que realmente le dolía y sabía que le costaría mucho más superar, era la traición de Peeta. Pero hasta eso sabía que con el tiempo podría dejarlo atrás.

- Hola, Charlotte. ¿Cómo estás? - respondió a su amiga

- Yo, bien. Pero no sé cómo estás tú. No esperábamos que volvieras tan pronto de Nueva York. Nos sorprendió cuando Makenna nos dijo que estabas de regreso. He estado toda la semana intentando verte, pero Makenna me dijo que no querías ver a nadie. ¿Qué sucedió para que volvieras tan pronto?

Makenna era la jefa de recepción del hotel y era una buena amiga. Se había preocupado al ver llegar a Katniss a menos de una semana de haber dejado el hotel.

Ver su rostro demacrado sólo aumentó su angustia.

- Sí - sonrió con tristeza - Supongo que fue algo así como un viaje relámpago.

- ¿Qué sucedió, Katniss? ¿Es tu padre?

- Mi padre me pidió que no siguiera trabajando en su empresa. Digamos que le vendí mis acciones y ya estoy completamente desvinculada de Everdeen Investments.

- ¿Sí? Pensé que te hacía feliz estar trabajando allí

- No es lo mío - dijo desinteresada - Prefiero dedicarme a la fundación, ya lo sabes. Entre eso y las campañas no tengo mucho tiempo para dedicarle a la empresa de mi padre. Ahora que él ha despertado ya no me necesitan allí.

- Entiendo - dijo la mujer que en realidad no creía ni una palabra - ¿Y Peeta? - indagó temerosa

- Lo hemos dejado

Charlotte la observó realmente sorprendida. Hacía tres semanas, antes de que Peeta volara a Nueva York, habían pasado mucho tiempo con la pareja y ella sólo había visto cuánto amor se demostraban. Era incomprensible que se hubieran separado.

- Oh - exclamó sorprendida - Lo siento

- Oh, no - sonrió - No lo sientas. Supongo que era cuestión de tiempo.

- ¿Por qué lo dices?

- Peeta y yo somos completamente diferentes, ya sabes. Era evidente que no funcionaría mucho tiempo más. Creo que ha sido la mejor decisión.