Capitulo 31

1.6K 120 5
                                    

Katniss se removió en sus brazos mientras la alarma de su teléfono repicaba en la mesita de noche.

- No me quiero levantar - gimió pegado a su espalda

- Ni yo quiero que lo hagas - confesó - ¿A qué hora sale tu vuelo?

- A las 10

- Son las 7, Peeta. No tienes mucho tiempo

- Lo sé - gimió él volteándola para dejarla frente a él - Volveré mañana - prometió

- Lo sé - sonrió ella - Sabes que te estaré esperando. - acarició su rostro mirándolo con amor - Te amo, Peeta - después de las declaraciones de la noche anterior esas palabras salían cada vez más fácilmente.

Cuando Peeta le había declarado su amor no había podido hacer más que confesarle lo que hacía ya varias semanas sospechaba.

Ella le amaba también. No podía imaginarse lo que sería perderle. Nunca había sentido algo así, pero sabía que nunca sentiría algo igual.

- Lo sé, cariño, lo sé y no imaginas lo feliz que me haces. Te amo, Katniss. No sé cuándo sucedió pero te amo.

- ¿Aunque sea una niñata caprichosa?

- Aún si lo fueras, que no lo eres - sonrió burlón antes de volcarse sobre ella para besarla con ternura y pasión

Katniss se restregó contra él ansiosa.

- Kat, cielo, tengo que irme - se quejó

- Lo sé, lo siento - se disculpó con timidez

- No lo sientas. Me encanta lo que me haces, pero te prometo que mañana, cuando regrese de Chicago, tú y yo vamos a meternos en esta cama y no saldremos de ella en varios días.

Peeta tenía todo perfectamente planeado. Ya había concertado una cita para ese día con la joyería Steve Quick, de Chicago.

Ya sabían lo que quería, así que allí lo esperaban esa tarde para enseñarle la selección de anillos de compromiso, que habían elegido para él.

Al día siguiente, cuando regresara de su viaje a Chicago, le pediría matrimonio. Seguramente, después de eso, no saldrían del departamento en todo el fin de semana.

- Pues entonces tenemos un trato, señor Mellark

- Ya lo creo - sonrió antes de besarla -Prométeme que no irás a ver a Brutus - pidió cuando al fin se separaron

- ¿Por qué?

- No quiero que vuelva a lastimarte

- Ya no puede lastimarme

- Sí que puede, sé que lo hace. Es tu padre y sin importar lo que digas sé que le quieres.

- Ya no me importa. Te quiero a ti, Peeta.

- Y yo a ti, Katniss.

Katniss estaba leyendo sus correos electrónicos sentada en el sofá del salón. Sus pies apoyados sobre la mesita frente a ella y el ordenador portátil sobre sus piernas desnudas.

Peeta debía haber cogido su vuelo hacía ya un par de horas cuando el timbre de su departamento llamó.

Dejó la taza de café a un lado y fue hasta la puerta.

- ¿Jason? - preguntó extrañada al encontrarse al asistente personal de su padre frente a ella -¿Qué haces tú aquí? ¿Brutus está bien?

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora