Capitulo 21

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CAPITULO 21

- Entonces, ¿todo fue bien con Prim? ¿No te incomodó? - preguntó Peeta cuando entraron en el departamento de Katniss a última hora de la tarde

- Ya te he dicho que sí - repitió la chica colgando su chaqueta en el recibidor

- Puedo hablar con ella si te dijo algo que te molestara - ofreció

- Ya basta, Peeta - sonrió girándose hacia él para rodearle el cuello con los brazos- Te aseguro que no me dijo nada, sólo estuvimos hablando. Es natural que tenga dudas sobre mi vida, supongo que quería cerciorarse de que soy suficientemente buena para ti.

- ¿De verdad?

- Totalmente. - dijo antes de apretarse contra él para besarle

Peeta deslizó sus manos por la espalda de la chica hasta alcanzar sus glúteos y tirar de ella levantándola obligándola a enredarlas en su cintura.

Caminó con la chica hasta dejarse caer en el sofá con la joven en su regazo.

Su erección fue instantánea y golpeó contra la cremallera de sus vaqueros.

Katniss se sintió poderosa al notar el rígido miembro contra su sexo a través de los pantalones de ambos.

- ¿Quieres quedarte a dormir? - le ofreció

- Creo que quiero quedarme a vivir aquí - confesó deslizando su lengua por el cuello de la chica.

- Cuando quieras... - murmuró arqueándose contra él

Peeta coló sus manos bajo el grueso jersey de la chica y subió por sus costados hasta alcanzar sus pechos sobre el suave satén del sujetador.

Katniss gimió restregando sus ingles contra él y llevó sus manos hasta las de él, para presionarlas sobre sus pechos.

Cuando Peeta incrementó la fricción ella llevó las manos al borde de su jersey y se lo quitó por la cabeza, dejándolo caer en el suelo.

Peeta sobaba sus pechos a través del satén del sujetador, viendo cómo se marcaban contra la tela sus pezones pequeños y respingones.

Katniss apoyó las manos en sus hombros restregándose contra él con necesidad. Llevó las manos a su espalda y desabrochó su sujetador liberándose de él.

- Mmm, estás haciendo tú todo el trabajo de quitarte la ropa - murmuró sonriente

Las manos de Peeta acunaban sus pechos mientras sus dedos tironeaban los pezones, provocándole un agudo pinchazo en el abdomen.

- No queremos que te distraigas de tu tarea -sonrió ella a su vez

Peeta se carcajeó rodeando su cintura con los brazos. Unió su boca a la de ella y con la lengua la obligó a separar los labios. La besó con pasión y, sin aflojar el abrazo, la derribó sobre el sofá y se echó sobre ella, cubriéndola con su cuerpo.

Katniss gimió y Peeta suavizó sus besos para comenzar un irresistible juego erótico de seducción, que muy pronto tuvo a Katniss removiéndose debajo de él con un deseo insaciable.

Enredaba la lengua con la de ella, retrocedía, la hundía, la retiraba perezosamente cuando ella trataba de retenerla, y volvía a acometerla.

Cuando él intentó alejarse ella le retuvo tratando de no separar sus bocas.

Jadeó excitada cuando él deslizó la boca hasta sus pechos.

Con lentitud dolorosa succionó con fuerza, primero uno, después el otro, hasta que Katniss se encontró sumergida en un mar de deseo.

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora