Capitulo 41

1.8K 116 7
                                    

Llevaban ya tres semanas en Nueva York y Peeta aún no había acabado con las entrevistas a los candidatos a director general.

Se dejó caer contra el sillón agotado y deseoso de salir de allí para volver junto a Katniss.

Katniss había entrado en la novena semana de embarazo y habían visitado un médico que les había asegurado que todo estaba en perfecto orden.

Pero hacía cinco días que los síntomas más incómodos del embarazo habían aparecido. Cada mañana Katniss tenía una cita obligada con el lavabo donde devolvía la cena del día anterior.

Los vómitos, náuseas y mareos eran constantes por las mañanas y el cansancio le duraba todo el día.

Finnick entró en el despacho que había sido de Peeta cuando el último candidato entrevistado salió.

- Buenas, hermano. ¿Qué tal?

- Estoy exhausto - reconoció

- ¿Cómo van las entrevistas?

- No tan bien como desearía. Quería tener la decisión tomada al final de esta semana, pero no lo veo factible.

- Tómatelo con calma. Apenas llevas tres semanas en esto. No es mucho tiempo para un puesto tan importante.

- Se supone que los de la agencia de colocaciones nos envían los candidatos más idóneos, pero la verdad que tengo mis dudas sobre qué criterio de selección utilizan.

- Repito, tómatelo con calma

- No quiero tomármelo con calma, Finnick. Necesito acabar con esto cuanto antes - bufó exasperado

- ¿Qué prisa tienes?

- Quiero poder irme a Namibia tranquilo de que todo está encaminado.

- No tienes por qué irte - dijo Finnick que no era la primera vez que intentaba convencer a su hermano de que no dejaran la ciudad

- No vamos a quedarnos aquí

- No veo por qué sois tan intransigentes en ese aspecto, Peeta.

- Katniss no quiere quedarse aquí y yo la apoyo.

- Sin importar cuál sea la relación que Katniss tenga con Brutus, aquí está vuestra familia. Tu familia es la de Katniss, y aquí estamos todos. Tu hijo tendrá aquí a sus abuelos, tíos, primos... Sabes que sería lo mejor que os quedarais aquí.

- No voy a obligarla. Desde que nos casamos siempre supimos que viviríamos en Namibia. Por Dios, Finnick, ¿para qué crees que compré una casa allí? - replicó molesto

- Lo sé, pero sigo pensando que lo mejor sería que estuvieseis aquí. ¿Qué mejor que estar rodeado de tu familia cuando venga el bebé?

Le miró dudoso sin contestar. Cuando entró esa tarde a su departamento, aún seguía dándole vueltas al tema.

Katniss estaba en la cama cuando entró al loft.

Subió a la habitación y la encontró tumbada con los ojos rojos por haber estado llorando.

- Kat, cielo - dijo acercándose a ella preocupado- Kat, ¿qué sucede, cariño? ¿qué tienes, Katniss?

- Lo siento - se quejó ella lastimera

- Hey, cariño, ¿qué pasa? ¿qué es lo que sientes?

- Todo - gimió y Peeta la observó desconcertado - Quería cocinar...

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora