Soy un maldito, lo sé.

By Criss_Burton

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La historia relatada desde el punto de vista de un vampiro sádico, uno que tortura a la gente en pleno siglo... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
capítulo 5
Capítulo 6
capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
capítulo 37
Capítulo 38
capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
capítulo 43
capítulo 44
capítulo 45..
capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
capítulo 50
capítulo 51...
capítulo 52
capítulo 53
capítulo 54
capítulo 55.
capítulo 56.
capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65.
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70

Capítulo 16

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By Criss_Burton


- Lamento mucho mi mala educación pero no pude contenerme, un gusto volver a verte preciosa - dijo aquel hombre extraño.

Irina guardaba silencio, parecía que la llegada de este hombre causaba su falta de habla, el hombre acechó para poder visualizarnos mejor, era un tipo apuesto debo admitir, de cabello lacio rubio que llegaba hasta sus hombros, ojos azules y una vestimenta bastante peculiar.

- ¿Y bien preciosa no me invitarás a pasar? - preguntó el hombre regresando su vista a Irina quien yacía petrificada ante la presencia de el tipo, un par de segundos después Johann se acercó a la puerta para auxiliar a Irina quien aún no pronunciaba palabra alguna.

- Perdón pero... ¿Quién es usted? - preguntó Johann abriendo más la puerta del Castillo para tener una mejor vista desde mi lugar, sólo había visto su rostro y partes de su atuendo más no lo había visto bien al cien por ciento.

- ¿Que quién soy yo? Buena pregunta amigo- dijo el extraño mirando sonriente a Johann. - Aunque no se si deba presentarme aún - respondió intrigando más a todos con su presencia, o al menos a Johann y a mi porque Irina parecía conocerlo.

- Pasa por favor- dijo Irina interrumpiendo y rompiendo el silencio abrumador que se había formado en este lapso de tiempo, aunque aun parecia sorprendida de verlo.

Aquel hombre fornido pasó, traía unas botas negras que hacían ruido a cada paso que daba, inclusive muy por debajo se escuchaba el ligero eco que el tacón de sus botas causaba, llevaba una especie armadura, su traje de cuero negro con bordados plateados, algunos botones plateados adornando el pecho justo a los costados de dicho bordado, tenía unas hombreras de acero con puntas sobre las mismas, también tenía armadura en los antebrazos, detrás traía una capa de cuero negro que al igual que su traje traía bordado con hilos plateados alguna especie de simbología que no entendí, en la cintura llevaba un tahalí o mejor conocido como Porta-Espadas, en el llevaba una bastante larga, que iniciaba de su cintura y concluía hasta escasos 10 centímetros del suelo, aquel extraño hombre miraba a detalle el castillo.

- ¿Irina puedes decirme quien rayos es este hombre? - pregunté frunciendo el seño, algo de este tipo no me daba buena espina, no se si era su traje o el aura maligna que traía consigo.

- No tienes porqué exaltarte Florian, no vengo a hacerte daño aunque puedo hacerlo sin esfuerzo alguno- dijo el tipejo arqueando una ceja con aquella sonrisa que no se borraba de su rostro.

- ¿Como sabes mi nombre? - pregunté curioso.

- No preguntes, símplemente lo sé y con eso debes vivir conforme - dejó de verme para concentrarse en Johann. - Y tú -Señaló a Johann- muchacho ingenuo, deberías andarte con cuidado, ella no te conviene- señaló a Irina.

- Tú no sabes nada sobre mi y mucho menos sabrás que demonios me conviene, eso lo decido yo no tú - espetó Johann claramente furioso.

- Yo lo sé todo muchacho, por desgracia para ustedes, sé todo, quienes son, que propiedades les pertenecen, en que país y cada tortura hecha por manos de ambos- dijo tomando una de las copas de vino que yacían aún en la mesa, analizando el líquido con su olfato y después dar un sorbo. -Deberías cambiar de vino, éste es un asco- hizo una mueca.

- ¿A qué has venido entonces? ¿A chantajearnos? Eso no te servirá, puedo acabar contigo en un parpadeo- alardeé.

- Nunca chantajearía a un par de vampiros inútiles - dijo serio.

- No me provoques- dije irritado.

- No vine a provocarte, sólo estoy diciendo la verdad- dijo con la copa de vino aún en mano.

- No entiendo entonces a que has venido- estaba claramente confundido y tenía unas ganas inmensas de patear su rubio trasero y sacarlo de mi castillo en ese instante.

- Vine por ella- dijo sentándose sobre un sofá independiente de la sala de estar, hizo un gesto con la cabeza para dar por hecho que hablaba de Irina.

- ¿Porqué? - Preguntó Johann mirando a ambos - ¿Qué tipo de relación tienes con ella? - el tono de voz de Johann sonaba irritado, sus pupilas estaban dilatadas, lo consumían los celos.

- Nada en especial, sólo es una vieja amiga- sonrió y negó al ver los celos de Johann- ¿Cierto Irina? - preguntó dirigiéndose a ella en particular.

- Quisiera decir lo mismo que tú pero por desgracia no te considero un amigo- dijo Irina con el seño fruncido.

- Es una pena entonces, por lo regular no lastimo a mis amigos, pero dado a las circunstancias me temo que no correrás con la misma suerte querida- Dijo suspirando al terminar su frase.

- Aún no has dicho quién eres- Johann de acercó para mirarlo con detenimiento.

- No necesitan saberlo, sólo vine a saludar y a llevarme a la pequeña bruja conmigo- el hombre se puso de pie para acercarse a Irina, Johann y yo reaccionamos al instante para cubrir a Irina. - No es necesario que la protejan, no lograrán nada en absoluto con ella tras de ustedes- dijo sonriendo de nuevo.

- Te daré la oportunidad de que te vallas de mi castillo y no regreses, vete antes de que te arranque la puta cabeza- mi sangre hervía, la ira disfrazada de calor me recorría por dentro.

- ¿Quién va a arrancar mi cabeza? ¿Tú? Jaja - hizo una mueca de asco y burla, después de eso negó. - Ya te dije, sólo vine a saludar y a llevarla conmigo, tenemos cuentas que arreglar, si ustedes permiten que yo la lleve a saldar su deuda conmigo, les aseguro que ustedes no saldrán perjudicados- miró a Johann despreocupado.

- No, ella no irá a ninguna parte, mucho menos si se trata de ir contigo- dijo Johann protegiendo a Irina, ella mantenía su cabeza gacha y mirada perdida, algo andaba mal con ella, de eso estaba seguro.

- Piénsalo, lo mejor es que la entreguen por voluntad propia a que haga todo a mi peculiar manera- insistió.

- No irá- dije soltando un suspiro irritado.
- Después no se quejen que no les di la oportunidad de elegir, vengan, peleémos por ella si así lo quieren - dijo acomodando su cabello para después sonreír.- Vamos tengo cosas más importantes que hacer que pelear con un par de inútiles - sonrió con aires de grandeza y me hizo enfurecer.

Me lancé sobre él para intentar darle su merecido, corrí hasta el para golpearlo, tenía una rabia contenida en mi pecho, necesitaba sacar toda esa rabia en él, a escasos centímetros de él, mi cuerpo se detuvo abruptamente, al parecer él era un ser sobrenatural que con tan solo levantar un dedo me sacó volando hasta chocar con las escaleras sin romperlas, Johann intentó acercarse a él para clavar sus colmillos y matarlo pero al igual que a mi, le fue imposible.

Me puse de pié y volví al combate, ahora dejó que yo lo tocase, golpeé su abdomen, más éste se seguía tranquilo, era como si nada lo derribara, yo estaba sorprendido, no creía posible que alguien soportara aquel golpe, estaba seguro que había concentrado toda mi fuerza en aquel golpe y el hombre misterioso sólo sonrió y sin más me empujó, salí disparado hasta la sala de estar destruyendo por completo los sofás, desenfundé mis colmillos lleno de coraje, rabia, enojo y furia, todo esto combinado con una gran dosis de adrenalina que hizo las venas de mis brazos, cuello y rostro resaltar, Johann lo golpeó más éste lo tomó de su cabellera para lanzarlo contra el suelo colocándo su cuerpo boca abajo, ejerciendo presión sobre su rostro el cual mantenia en el frio suelo, colocó una de sus rodillas en la espina dorsal de Johann, tiró de su cabello haciendo que su rostro quedara al descubierto, sacudió su mano sacando unas filias garras negras, eran largas y puntiagudas, estaba a punto de arrancar la cabeza de Johann.

- Ya me cansé de los jueguitos de vampiros- dijo aquel extraño, me lancé sin pensarlo más sobre el para poder salvar la vida de mi creación, logré empujarlo para liberar a Johann de su agarre, lo golpeé en numerosas ocasiones si hacerle daño alguno, tomé su cuello y mordí para al menos debilitarlo, su sangre era caliente, espesa y con un sabor extraño, el forsejeaba para soltarse de mi agarre hasta lograrlo segundos después.

Miré su sangre, ésta, era completamente negra, sentí un fuego recorrer mi organismo, mi garganta ardía como si un fuego interno la consumiera poco a poco.

Johann volvió a atacarlo, más no logró nada, el tipo lo sostenía en el aire del cuello mientras atravesaba su abdomen, la sangre de Johann corría por toda su vestimenta y el brazo de aquel ser, el cual sonreía satisfecho al saberse más poderoso que nosotros juntos, la mueca de dolor se hizo presente en el rostro de Johann, abrió la boca mientras esa mueca de dolor incrementaba sacando alaridos de su cuerpo, el ser oscuro parecía buscar algo dentro de él, su mano se dirigió hacia el pecho de Johann quien gritaba desesperado, yo, por alguna razón no podía ayudarlo, intenté ponerme de pie sin lograrlo, tropecé, por alguna razón la sangre de aquel ser había hecho estragos en mi, me sentía mareado, no tenía equilibrio, un cosquilleo recorría mis venas y no podía ayudar a Johann, estaba débil.

- ¡¡Dejalos en paz!! - Gritó Irina por fin, los tres volteamos nuestras miradas para verla. - Llévame si así lo quieres, pero déjalos en paz- susurró.

- Me temo que acabaré primero con tu amante antes de ir por Florian y después te llevaré - rebuscada entre el cuerpo de Johann.

- ¡¡Dejalo!! - Dijo Irina rompiendo en llanto, Johann estaba débil, parecía que en cualquier momento dejaría de existir, me puse de pie sosteniendo mi cuerpo de la pared rocosa, necesitaba ayudar, pero mi maldito cuerpo no ayudaba, en buen momento se me ocurrió morder a aquel extraño, me mal dije a mi mismo por haberlo mordido. - ¡¡Dije que lo sueltes!! - El hombre ignoró a Irina por completo y arrancó algunos trozos de piel y músculos de el cuerpo de Johann- ¡¡¡Akibel detente!!! -Gritó Irina, a lo cuál el ser sorprendentemente se detuvo, miró a Irina sobre su hombro, su piel comenzaba a cambiar de color, un color pálido se adueñó de el, segundos después su cabello perdió color dejando su cabellera completamente gris, unos colmillos salieron de su boca, su piel pasó de ser pálida como la nuestra a una gris, su traje cambió por completo para volverse uno de tela, olanes en el pecho, y una armadura un tanto extraña, un cinturón grueso apareció en su cintura, tenia unas cuentas rojas en el, las hombreras y protectores que llevaba antes en los brazos cambiaron a unas que parecían resistentes, eran negras, con estilo oriental, una siniestra sonrisa se dibujó en su rostro, era una sonrisa siniestra y diabólica, soltó a Johann lanzándolo al suelo quien yacía casi inconciente, me acerqué como pude en su auxilio, tomé torpemente mi muñeca y corté con una mordida la piel para hacerlo beber de mi sangre y recuperarse un poco de fuerzas, era torpe de mi parte, pues yo me sentía horriblemente mal, aunque reaccioné por mero instinto, él era mi creación no podía dejarlo morir, con Johann tenía un sentimiento protector, uno que no entendía.

- Tienes la osadía de pronunciar siquiera mi nombre- dijo el ser que ahora sabíamos su nombre era Akibel.

- Es tu nombre, por más milenios que pasen seguirás siendo Akibel, uno de los doscientos Ángeles que se revelaron contra Dios para después bajar a la tierra- dijo Irina temerosa pero decidida, entonces Akibel era un ángel caído, uno de los tantos que apoyaron a Luzbel en la rebelión contra Dios, esto era bizarro.

- No deberías invocarme, sabes lo que eso conlleva, eso trae consecuencias Irina y lo sabes- dijo Akibel, miré la escena mientras sentía mis fuerzas volver, respiré por inercia, miré a Johann quien cicatrizaba rápido más seguía débil, me puse de pie.

Irina hizo un conjuro en una lengua extraña, la luz de las velas parpadeaba, con sus manos comenzó a invocar algo con palabras para mi inentendibles.

- De nada te servirá, lo sabes- aseguró Akibel.

Irina lo ignoró y en segundos unos hilos de bruma Blanca bajaron del techo, parecían ser almas, o quizás sus antepasados, tomó aquella bruma y la dejó entrar a su cuerpo mientras Akibel sonreía.

- Si lo que quieres es pelear, hagámoslo - dijo preparandose- Esto no durará mucho- sonrió diabólicamente.

Johann se puso de pie a mi lado, aún estábamos débiles, aunque no como al principio pero no podríamos hacer mucho.

Irina levitó a unos cinco centímetros del suelo, su cabello flotaba mientras se movía, sus ojos se hallaban dorados como el oro cuando le toca la luz del sol, sonrió y soltó una corriente de energía púrpura que chocó contra el pecho de Akibel, éste se inclinó apenas un poco al contacto de aquella energía contra su pecho, sonrió de nuevo, su mirada se dirigió hacia nosotros, su rostro se desfiguró para después comenzar un nuevo cambio, su cabello lacio y gris se rizaba un poco, el mismo creció hasta llegar a su cintura, unos huecos se hicieron presentes en su frente dejando salir lentamente una cornamenta negra que con el crecimiento se enrollaba hacia atrás de su cabeza, sus orejas crecieron hasta volverse puntiagudas y atemorizantes, éstas quedaron acomodadas detrás de unos mechones de cabello, eran prominentes, una cadena apareció entre aquella cornamenta oscura, parecía una especie de tocado que tenía unos rubíes incrustados, sus ojos perdieron color y se volvieron totalmente negros, volvió su vista hacia una Irina que daba batalla, una que lucharía por su libertad.

Miré a Johann con complicidad y nos lanzamos sin pensarlo sobre Akibel, quien no dejó que nos acercaramos hasta donde ellos combatían, una especie de burbuja invisible se hizo presente, no podíamos ayudar, golpeamos con fuerza aquella fuerza que nos mantenía fuera de su batalla.

- Maldición, no se rompe- exclamó Johann furioso propinado golpes, patadas y tratando de romper aquel hechizo o lo que sea que fuera con sus uñas, al igual que yo se hallaba desesperado, temíamos por Irina, por su seguridad, ella seguía concentrada lanzando conjuro tras conjuro dirigido a Akibel quien parecía divertido con aquella batalla.

Akibel nos miró sonriente para después tomar un semblante serio, con una de sus manos detuvo aquella energía que era lanzada por Irina, desviandola hacia la burbuja, se acercó lentamente hacia ella, la golpeó, lanzándola por los aires para hace el chocar contra la fuerza que los dividía de nosotros, Irina se había golpeado la cabeza, sangraba tanto de la frente como de la parte trasera de la cabeza.

Johann y yo luchamos con fuerza para poder entrar, después de unos segundos Akibel deshizo aquella fuerza dejándonos entrar en su campo de batalla, con una de sus manos nos detuvo, estábamos petrificados mirando, no podíamos movernos.

- ¡¡Déjala maldito!! -Gritó Johann con los ojos cristalinos mientras Akibel la tomaba del cuello, sonrió para Johann.

- Como su superior les ordeno ver hasta que yo desaparezca- dijo mirándonos ahora a ambos.

Tomó a Irina arrancando piel y músculos del cuello de Irina, haciéndola sangrar, Irina gritaba desesperada por ayuda, más nosotros no podíamos hacer nada más que observar...

*imagen multimedia Akibel*

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