Punto de vista de Evelyn Hawkings
Las siguientes dos semanas en casa de Draco, pasaron bastante rápido; lo que fue extraño, porque ambos raramente salíamos de casa; no hacíamos cualquier cosa en todo el día que no fuera sentarnos. Normalmente nos quedábamos en su habitación durante el día, sentados en su cama en un cómodo silencio o hablando silenciosamente. A pesar que sus padres me habían reservado la habitación de invitados para que durmiera, Draco normalmente se escabullía en la mía bien entrada la noche y se acurrucaba a mi lado; porque él sabía que no quería estar sola.
Después de que me hubiera dicho que el Señor Oscuro estaría pronto de vuelta en la mansión, no podía evitar estar un poco asustada.
Draco me había prometido que el Señor Oscuro no pediría verme, así que me había dicho que podría solamente estar arriba cuando él viniera de nuevo. Pero sabía que Draco tendría que verlo, y no iba a dejarlo ir solo mientras yo esperaba arriba sin peligro. A pesar de que no se lo había dicho a Draco, no iba a dejarlo verlo sin mí; no importaba cuanto de asustada estaba.
Pero solo unos días antes de que el Señor Oscuro fuera a la mansión, me desperté a mitad de la noche ante el sonido de Draco chillando.
No estaba a mi lado como normalmente, y mientras abría mis ojos cansados, me di cuenta de que podía escucharlo des del final del pasillo. Ya estaba apartando las sábanas y a medio camino de salir de la cama antes de que pudiera siquiera pensar, tropezándome ciegamente a través de la oscuridad. Tan pronto como abrí la puerta y entraba al pasillo, pude finalmente entender lo que Draco estaba chillando des del interior de su habitación.
─Por favor...no, haré cualquier cosa...
Estaba corriendo entonces, prácticamente esprintando la distancia con mis pies desnudos y con mi enorme camiseta. Tropezando con la alfombra, frenéticamente, alcancé el pomo de su habitación.
─No lo hagas, por favor... llévame a mí en vez, llévame a mí en vez...
Mis dedos se deslizaron contra el liso metal del pomo, ya era capaz de girarlo y abrir la puerta, tropezándome hacia el interior de su habitación. A través de la luz de la luna, que entraba por de la ventana, podía ver a Draco enredado en las sábanas de su cama con los ojos cerrados con fuerza, chillándole a una habitación vacía.
─No, no lo hagas... por favor... páralo, páralo, para...
Corrí hacia él, tropezándome con alguna bamba en la oscuridad y agarrándolo por los hombros. Sacudiéndolo, chillé por encima de sus gritos: ─Draco, despierta...
Pero era como si ni siquiera pudiera escucharme; Draco se mantenía chillando y hasta trató de apartarme de él en su sueño, pero agarré sus brazos fuertemente e intenté sostenerlo.
─Para... Draco, es solo un sueño, por favor, despierta...
Sus ojos se abrieron de repente, sus pupilas dilatadas salvajemente mientras se destrozaba contra mí; como si aún siguiera sin saber dónde estaba. Por encima de sus murmullos aterrorizados, sostuve sus hombros y dije con falta de respiración: ─Draco, soy yo. Solo era un sueño, estás bien...
Los ojos de Draco finalmente se centraron en mí, y podía ver la desconfianza en ellos mientras se esforzaba en reconocerme. Entonces, él me agarró, mirándome por encima en estado de shock con su respiración saliendo en jadeos desiguales. Draco me colocó contra él tan rápidamente que mi barbilla golpeó dolorosamente contra su hombro, casi siendo aplastada por debajo de él mientras rodeaba sus brazos a mí alrededor fuertemente. A penas podía respirar mientras me sostenía lo más cerca posible; como si tuviera que asegurarse de que era real.
─Draco... ─empecé cuidadosamente, porque él estaba empezando a asustarme seriamente y no tenía ni idea de porque estaba tan asustado. Draco estaba temblando contra mí, la habitación haciendo eco a causa de las secuelas de sus chillidos y ahora estaba llena de solo su incontrolable respiración. Podía sentir su corazón latiendo a través de su pecho contra el mío.
─Él... él... ─la voz de Draco era tan silenciosa y ronca que sabía que estaba al borde de las lágrimas, sus palabras se embarullaban mientras intentaba sacar alguna cosa─ Tú-Sabes-Quién, él... él te mató, yo...
Y entonces se rompió y tuvo que tragar fuerte, todavía jadeando por aire como si no hubiera suficiente habitación para respirar. No dije nada, mis ojos abiertos como platos mientras Draco luchaba por mantenerse a sí mismo junto. Intentó hablar de nuevo, su voz rompiéndose mientras decía: ─Y él estaba... él estaba haciéndome mirar, pero yo... yo no podía conseguir que él... que él parara...
─Hey, está bien ─susurré rápidamente, finalmente alcanzándolo y poniendo mis brazos a su alrededor. Froté su espalda suavemente para conseguir que parara de temblar mientras decía cuidadosamente contra su oreja─ Era solo un sueño. No era real.
Draco estaba ahora intentando esconder el hecho de que había estado llorando, limpiando debajo de sus ojos desde detrás de mi espalda para que no pudiera verlo. Mientras intentaba mantenerse, seguí diciéndole que no había sido real, que ambos estábamos bien. Sentí su corazón latir lentamente de vuelta a la normalidad y su respiración se calmó, la habitación sonando mucho más tranquila ahora que sus jadeos no estaban llenando el aire.
Le ayudé a que se tumbara de nuevo, inclinándome levemente sobre la cama para ayudarle a sentarse de nuevo contra las almohadas. Él se abalanzó hacia mí y se sostuvo contra mi brazo cuando intenté alejarme, lo miré un poco asustada y pregunté: ─¿Estás bien?
─Sí. Estoy bien ahora ─Draco me dijo silenciosamente, sus ojos sin parpadear mientras me miraba; como si estuviera bebiendo la imagen de mi ser.
Soñolientamente, le dirigí a su mano una pequeña sacudida y dije: ─Está bien. ¿Quieres que me vaya?
─¿Qué? No ─Draco dijo rápidamente, apretando más fuerte su agarre en mi mano cuando empecé a alejarme. Y por primera vez, vi el leve lado vulnerable de Draco mientras me miraba con preocupación y me suplicaba─ Por favor, quédate conmigo. No te vayas.
Estaba moviéndome para tumbarme a su lado cuando me di cuenta de que estaba sin camiseta. Sonrojándome y silenciosamente esperando que pasara desapercibido en la oscuridad, murmuré: ─Es casi la mañana... ¿no estás preocupado de que tus padres, uhm, ya sabes...?
─Eve ─Draco me interrumpió cuidadosamente─ No puedo estar solo ahora.
Así que, finalmente, me lo permití a mí misma y trepé hacia el interior de la cama a su lado, mi piel quemando cuando sus dedos rozaron mi hombro mientras tiraba de la sábana para taparnos a ambos. Me estremecí levemente ante el repentino calor de la sábana, sin darme cuenta del frío que había estado pasando de pie en el frío aire de la noche.
Mis pies fríos accidentalmente rozaron contra la pierna de Draco y él se sacudió, alejándose de mí, exclamando: ─Jesús, tus pies están congelados.
─Lo siento ─espeté rápidamente, pero estábamos ambos sonriendo así que no me sentí culpable. Y de hecho estaba agradecida, porque él estaba finalmente sonriendo de nuevo.
Draco se desplazó en la cama y descansó su cabeza sobre la almohada así que estaba solamente a unos pocos centímetros de mí, nuestras respiraciones mezclándose cálidamente entre los dos. Tomé sus manos en las mías y corrí mis pulgares sobre sus nudillos, diciéndole suavemente: ─Vuelve a dormir.
─Vale. Te quiero ─él dijo cansadamente, sus ojos ya empezándose a cerrar. Y como si tuviera que haber sido dicho dos veces, él repitió aún más silenciosamente─ Te quiero.
─Yo también te quiero ─susurré, pero no estaba segura de si él me había escuchado o no.
Draco lentamente empezó a dormirse con nuestros brazos entrelazados entre nosotros, y besé sus manos suavemente mientras volvía a dormirse.
Quería que él supiera que aún estaba allí para él, y que estaría siempre allí.
*
Punto de vista de Draco Malfoy
Cuando el Señor Oscuro volvió a la mansión unos días después de mi pesadilla, llevé a Eve arriba a la habitación de invitados y le dije que se quedara allí hasta que él se fuera.
─Estará aquí en unos minutos, ¿Vale? ─le dije, mirándola directamente a los ojos para que ella supiera que estaba siendo serio─ No habrás la puerta hasta que vuelva a buscarte cuando él se haya ido. Si te quedas aquí arriba, no preguntará por ti.
─Vale ─Eve dijo cuidadosamente, sus ojos fijados en sus pies en vez de a mí─ Si es lo que quieres.
─Es lo que quiero ─respondí, y no podía significarlo más. Inclinándome hacia delante para besar su mejilla, dije─ Solo espera aquí hasta que venga a buscarte, ¿sí? Todo va a estar bien.
Aparté los nervios que estaban retorciéndose en mi estómago mientras ella asentía, diciéndome a mí mismo por milésima vez que mientras Eve estuviera arriba, no tenía que preocuparme por nada. Mientras Eve estuviera fuera de lo que fuera que el Señor Oscuro quisiera que hiciera... ¿De qué había que preocuparse? Finalmente, solté su mano y empecé a caminar hacia la puerta, diciendo sobre mi hombro en una silenciosa voz: ─Te veré cuando acabe. Adiós, Eve.
─Adiós ─susurró, y cerré la puerta antes de que pudiera permitir que mi calmada expresión desapareciera. No quería que ella viera cuanto de asustado estaba.
Después de que hubiera hecho lentamente mi camino escaleras abajo, entré en el salón para ver a ambos de mis padres sentados con Yaxley y Dolohov mientras esperaban por mí. Lucius me vio entrar a la habitación y se abalanzó hacia mí, descansando su mano en mi hombro y diciendo: ─Aquí estás, Draco. El Señor Oscuro ha llegado hace unos minutos.
─Él quiere que Draco espere fuera durante la reunión ─dijo Yaxley, e intenté que no me molestara el hecho de que estuviera hablando como si ni siquiera estuviera en la habitación. Seguidamente, le dijo a Lucius en voz baja─ El Señor Oscuro desea hablar con ellos por separado.
Antes de que pudiera abrir mi boca para preguntar a qué quería referirse con "ellos", Lucius estaba diciendo rápidamente: ─Sí, claro. El comedor está justo al final del pasillo; no deberíamos hacerlo esperar.
─Espera ─silbé cuando mi madre empezó a dirigir a Dolohov y a Yaxley fuera de la habitación, agarrando el brazo de mi padre pero fallando completamente en el intento mientras él empezaba a girarse─ ¿Por qué ha dicho...?
─Estate callado─ Lucius interrumpió fríamente, dirigiéndome una mirada salvaje por encima de su hombro mientras alcanzaba el pomo de la puerta─ Espera aquí. Te vendré a buscar cuando el Señor Oscuro esté preparado.
Y entonces se fue, dejándome solo en la sala de estar con nada más que hacer que esperar.
Me senté en la silla más próxima, inclinándome hacia delante en mi traje de malla y meneando mi pierna derecha de arriba abajo nerviosamente. Desesperadamente, intenté no pensar sobre lo que iba a ser dicho en la reunión; sin mencionar lo que el Señor Oscuro iba a decirme justo después. Centrando mis ojos en el diseño de la alfombra, intenté ignorar la náusea creciente que estaba siendo torcida dentro de mi estómago.
Había estado a solas solamente unos minutos cuando hubo de repente un sonido de pasos apresurados viniendo de la dirección de las escaleras, y miré hacia arriba para ver a Eve corriendo por el pasillo y apareciendo en la sala de estar. Al principio, no me había visto desde donde estaba sentado, pero rápidamente me levanté cuando ella automáticamente salía de la habitación para dirigirse al comedor.
─¿A dónde mierdas vas?
Eve saltó y se giró para verme mirándola como si estuviera loca, y yo miraba como su determinada expresión rápidamente se convertía en una de culpabilidad. Mientras me acercaba a ella, Eve miró hacia el suelo y balbuceó: ─¿Qué... porqué estás aquí fuera...?
─Quería tener la reunión sin mí primero; pero no importa. ¿Qué estás haciendo aquí? ─le pregunté enfadado─ Te dije que te quedarás arriba.
─Estaba... estaba yendo a la reunión ─Eve dijo lentamente, evitando mi fiera mirada a toda costa─ Ya sabes. Con el Señor Oscuro.
─Sé qué reunión es, Eve ─espeté─ ¿Por qué mierdas ibas a venir abajo después de que te hubiera dicho específicamente que no...?
Cuadró su mandíbula y dijo rápidamente: ─Solamente... no quería que estuvieras solo. ¿Vale? Tendrías que haber sabido que no te dejaría ir a la reunión sin mí.
─¡Pero me has dicho que te quedarías en tu habitación! ─exclamé furiosamente, luchando para mantener mi voz baja─ ¿Cuál era tu plan maestro? ¿Esperar hasta que estuviera con Tú-Sabes-Quién para que no fuera capaz de hacerte salir?
─Sí, de hecho ─Eve me dijo, su cabeza en alto mientras intentaba no tirarla de nuevo hacia arriba─ Sabía que me harías quedarme arriba si te decía que iba a ir a la reunión, así que quería esperar hasta que empezara antes de que viniera abajo. No me mires así, tú hubieras hecho lo mismo si hubiera sido al revés...
Enfadadamente, pasé una mano a través de mi pelo y la corté, diciendo: ─Esto es diferente. Les podía haber dicho que no te encontrabas bien si él me preguntaba por ti, Eve, esto es serio.
─¿Te piensas que no lo sé? ─Eve me interrumpió acaloradamente, lanzando sus manos hacia mí─ Claro que es serio, es por eso que no quería que estuvieras solo. Puedo ver lo asustado que estás, ¿vale?
¿Realmente era tan malo ocultándolo ahora? Después de un momento, dije en una voz forzada: ─Vuelve de nuevo arriba.
─No.
─Eve ─espeté─ vuelve de nuevo arriba. Ahora.
─No.
La cogí enfadadamente, queriendo empujarla de nuevo hacia las escaleras, pero se escabulló de mi agarre. La pesadilla que había tenido solo unas noches atrás estaba brillante detrás de mis ojos, y estaba tan furioso del hecho de que ella no me escuchara.
─Maldita sea, solamente ve arriba joder...
Fue entonces cuando la puerta se abrió y Lucius entro al salón.
Exhalé furiosamente, haciendo todo lo que podía para no ponerme con un loco. Lucius miraba entre ambos de nosotros con una ceja levantada, como si él supiera que justo habíamos estado chillándonos el uno al otro. Pero su voz era regular mientras decía: ─La reunión ha terminado. El Señor Oscuro está listo para ti ahora.
Eve automáticamente empezó a caminar hacia delante, pero agarré su muñeca tan rápido como pude para hacerla parar. Mientras se giraba para mirarme, susurré: ─Ve arriba.
Desde su lugar en la puerta, Lucius arrastró sus palabras: ─Está preparado para los dos. El Señor Oscuro desea hablar con Evelyn también.
─¿Él... qué? No ─balbuceé mientras Eve apartaba su brazo de mi agarre─ Absolutamente no. Pensé que solo quería verme a mí, no a ella...
Eve estaba empezando a caminar hacia la puerta y me apresuré a ir detrás de ella, espetando furiosamente a Lucius: ─Me dijiste que la mantendrías fuera de ello. Me prometiste que la mantendrías fuera de...
─Las cosas cambian ─Lucius interrumpió fríamente, y tomó todo mi esfuerzo no saltar el espacio entre nosotros y golpear con mi puño su mandíbula.
Se sintió como si la habitación estuviera dando vueltas mientras Eve empezaba a caminar hasta el final del pasillo detrás de Lucius, dejándome a mí tropezándome detrás de ellos. Había puntos negros manchando los bordes de mi visión mientras Lucius empezaba a abrir la puerta del comedor, dándome cuenta de que había terminado; que Eve iba a estar implicado en ello sin importar lo que tratara de hacer. Estaba todo pasando demasiado rápido, y se sintió como si todo estaba dando vueltas fuera de mi alcance.
Y eso significaba que el Señor Oscuro quería que Eve ayudara con la misión que iba a darme.
Lucius abrió la puerta y dirigió a Eve al interior, y yo intenté no vomitar mientras la seguía detrás cercanamente.
El Señor Oscuro estaba aún sentado en el cabezal de la mesa cuando entramos en la habitación, y rápidamente me paré al lado de Eve, mirándola para asegurarme de que estaba bien. Probablemente se veía más tranquila que yo.
Mi madre no estaba en la habitación como yo pensé que estaría, pero cuando me giré para preguntarle a Lucius donde estaba, él solamente sacudió su cabeza e hizo señas para que nos sentáramos. Descubriría después que mi madre había estado llorando cuando el Señor Oscuro explicó la misión y tuvo que abandonar la habitación.
─Por favor, sentaros... ─el Señor Oscuro mandó silenciosamente, mirándonos mientras Lucius salía de la habitación y cerraba la puerta. Rápidamente me senté en el lado izquierdo de Eve, haciendo cualquier cosa que podía para mantenerla lo más alejada de él posible. El Señor Oscuro estaba corriendo sus dedos sobre los baches de su barita mientras continuaba─ Estoy seguro de que Lucius os ha contado a ambos que estaré requiriendo su asistencia durante vuestro sexto año en Hogwarts.
─Lo ha hecho ─respondí en una voz tensa, mi mano apretada en un puño en el borde de mi muslo. Ya no sabía que sentir; mi pecho se sentía como si estuviera a punto de estallar de tanta rabia y miedo, pero no estaba seguro de cuál era la que se sentía más. Eve aún estaba completamente a mi lado, y estaba de repente deseoso de saber lo que estaba pensando.
─Bien ─reflexionó en una pequeña voz, mirando abajo a ambos con una fría mirada. Sostuve mi aliento en aquel momento, mientras el Señor Oscuro abría su boca levemente, intentando de alguna manera prepararme a mí mismo; a pesar de que nunca podía haber preparado a mí mismo para lo que iba a decir─ Este año, ambos estaréis reparando el Armario Evanescente encontrado en la Sala de los Menesteres en Hogwarts. Una vez que esté completamente reparado, enviaréis un mensaje a Lucius para que pueda dirigir a un grupo de mortífagos dentro del castillo a través del armario gemelo que está en Borgin y Burkes.
Antes de que siquiera tuviera tiempo de absorberlo en un tembloroso suspiro, el Señor Oscuro estaba añadiendo fríamente: ─Mataréis a Dumbledore la misma noche en la que dirigiréis a los mortífagos dentro del castillo.
De repente era muy difícil respirar.
Quería que matara a Dumbledore. Él quería que yo matara a Dumbledore. La bilis se me subió a la garganta y estaba convencido de que iba a vomitar en aquel momento.
Por debajo de la mesa, Eve se acercó y deslizó su mano en la mía.
El Señor Oscuro continuó, diciéndonos algo, pero sus palabras sonaban sordas y no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo. El comedor entero estaba dando vueltas mientras mi cabeza conjuraba terribles imágenes de mí usando la maldición Avada Kedavra en Dumbledore, matándolo y viendo todas las caras asustadas de la gente ante lo que había hecho. Apreté fuertemente los dedos de Eve, mirando hacia el roble negro liso de la mesa e intentando mantenerme a mí mismo alejado de desmayarme. Mi cabeza estaba bombardeando, la sangre corriendo a mis orejas mientras me daba cuenta de que iba a tener que matar a alguien;
─Draco ─Eve susurró, y de repente volví de nuevo a la realidad.
Ella estaba mirándome cuidadosamente con ojos brillantes, pero sus labios estaban presionados en una fina línea. Sus dedos estaban cálidos contra los míos por debajo de la mesa, y recordé que no estaba solo.
─Lo siento ─dije rápidamente, mi voz vacía contra mis orejas y no sonando como yo mismo. Estaba sorprendido de que siquiera pudiera dejar salir algo de mi boca.
─Serás... ¿Serás capaz de realizar la misión? ─el Señor Oscuro preguntó, y casi salto de mi asiento; como si hubiera olvidado que estaba allí. Mi corazón estaba bombardeando contra el interior de mi pecho, y estaba seguro que estaba a punto de explotar desde mi caja torácica.
El miedo me ahogaba y provocaba que mis dedos temblaran, así que deslicé mi otra mano a través de mi regazo para apretar la mano de Eve en la mía propia. Tragando fuerte, finalmente me forcé a mí mismo a mirar al Señor Oscuro tan calmadamente como pude.
─Sí ─dije cuidadosamente─ Lo haré.