Capítulo 50

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Punto de vista de Draco Malfoy

Los días se alejaban de nosotros más rápido de lo que podría haber imaginado.

Las mañanas se fundían en noches, y los días se fundían en semanas; inicios de setiembre estaba al acecho, y Lucius todavía rehusaba a permitir que Eve se quedara en la mansión, en vez de ir de nuevo a Hogwarts. Prácticamente, le rogué que al menos me dejara ir en su lugar, pero ni siquiera consideraba el hecho de preguntarle al Señor Oscuro sobre ello. Por decirlo suavemente, estaba constantemente en el borde e innecesariamente enfadado la mayoría del tiempo; a pesar de que no podía imaginar cómo se estaba sintiendo Eve.

Pasábamos los días mayoritariamente solos intentando salir de la casa, cogiendo el tren hacia Hogsmeade o hacia el Callejón Diagon, para pasar los días fuera juntos. Mientras estábamos fuera, habíamos estado lo suficiente afortunados para no haber tenido que cruzarnos con alguien del colegio, a pesar de que unos días atrás nos habíamos tenido que esconder en el callejón más cercano, solamente para evitar ser vistos por Seamus Finnigan.

Solo una semana y media antes del 1 de setiembre, Eve y yo cogimos el tren hacia el Callejón Diagon por la mañana. El tiempo era cálido, pero aún había niebla mañanera colocada cerca del suelo cuando salimos de la estación. Mantuvimos nuestras cabezas bajas mientras hacíamos nuestro camino hacia las tiendas, esperando que nadie nos localizara a través de la multitud en la estación, pero estuvimos menos preocupados una vez que salimos a las ocupadas partes de la ciudad. Tomé la mano de Eve con la mía mientras entrabamos al Callejón Diagon, mucho más tranquilo mientras nos mezclábamos a través de las multitudes de gente.

Eve me había puesto de buen humor aquella mañana, así que me sentía menos triste y enfadado de lo normal. Estábamos hablando fácilmente el uno con el otro, a veces burlándonos y riéndonos; algo que no pasaba muy a menudo. Había estado riendo ante el comentario que había hecho sobre un anciano mago dormido fuera de la tienda de calderones cuando se nos apareció a la vista Tomes and Scrolls.

─Oh, mira, aquí es donde nos conocimos ─dijo Eve, apuntando a la ventana de la tienda de libros con una sonrisa jugando en sus labios. De broma, me miró y continuó─ Que romántico, ¿no?

No pude ocultar la sonrisa mientras recordaba lo que había pasado aquel día, aproximadamente dos años atrás, especialmente cuanto de cruel había sido con ella después de haberme chocado con ella por detrás. Culpablemente, mordí mi labio y le dije: ─Sí, sobre eso, lo siento... si solo supera lo que me estaba perdiendo.

Debió haber sabido exactamente en lo que estaba pensando por mi expresión descarada, y empujó mi hombro con su boca abierta levemente en shock. Pero no podía ocultar el hecho de que ella seguía sonriendo, así que no lo lamenté.

─Eres asqueroso ─espetó juguetonamente, intentando pretender que estaba molesta mientras pasábamos junto a la tienda─ Te odio.

─No, me quieres ─sonreí suavemente, mi brazo izquierdo serpenteando sobre sus hombros y colocándola cerca de mí mientras la gente se chocaba contra nosotros por ambos lados. Eve arrugó su nariz hacia mí y sacó su lengua, pero la sonrisa aún se escapaba de sus labios a pesar de que estaba intentando ocultarlo─ De todas formas. Vayamos a coger algo para comer, ¿sí? Podría desplomarme si no como pronto.

Pretendí verme débil solo para hacerla sonreír de nuevo, y ella bromeó: ─Estás acabado. Hay un bar por allí, ¿crees que puedes aguantar?

─Puede ─sonreí, provocando que Eve rodara sus ojos con una sonrisa. Hicimos nuestro camino a través de personas bulliciosas hacia el otro lado de la calle, finalmente llegando al bar de una pieza. Lo reconocí vagamente mientras abría la puerta para dejar que Eve entrara primero, recordando que habíamos estado aquí unos meses antes; había sido el momento en el que habíamos abandonado la mansión solo para alejarnos de Lucius. Eve me dijo que encontraría una mesa si yo iba a por la comida, así que nos separamos en la puerta mientras yo iba hacia el mostrador.

Little BirdWhere stories live. Discover now