Capítulo 43

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Punto de vista de Evelyn Hawkings

Draco nos hizo aparecer en la estación de King Cross. Ni siquiera me dio la oportunidad de hablar mientras compraba tickets para el próximo tren que nos llevaría tan cerca de Hogwarts como fuera posible, usando unas cuantas monedas encontradas en el fondo del bolsillo de la chaqueta que me había prestado. No tuvimos que esperar demasiado, y fácilmente nos colocamos en un asiento vacío del tren; era poco pasada la media noche, así que nadie más estaba por allí. Draco parecía solamente un poco más calmado mientras me ayudaba a sentarme, colocándose a sí mismo cerca de mi izquierda mientras el tren tambaleaba en movimiento.

─Estoy bien ─insistí cuando él se acercó hacia mí para mirar la marca que Lucius me había dejado en la mejilla─ Ni siquiera duele.

Pero no pude apartar sus manos, y Draco cuidadosamente inspeccionó el labio partido, su boca presionándose en una fina línea. Las yemas de sus dedos eran cálidas contra mis frías mejillas, y él sacudió su cabeza enfadadamente.

─Ya sabes ─él dijo en una voz dura─ está muerto para mí.

─No digas eso ─le dije suavemente, pero era claro que no estaba escuchándome.

Draco sostuvo mi mano estrechamente y se disculpó por lo que debió ser la milésima vez, ambos completamente solos en el vagón mientras él se encogía de hombros para sostenerse a sí mismo. Corrí mi pulgar por encima de sus heridos nudillos y le dije seriamente: ─No tienes por qué disculparte. Ni siquiera tienes porque decir nada.

Él tragó duramente, diciéndome: ─Pero... has pasado por tanta mierda por mi culpa. Tengo que disculparme.

─No es tu culpa ─le dije furiosamente. Cuando abrió su boca para protestar de nuevo, rodé mis ojos y le dije silenciosamente─ Solamente cállate, ¿vale?

Incliné mi cabeza hacia arriba y lo besé después de un momento de silencio, y cuando me alejé, él se inclinó hacia adelante levemente; como si no quisiera que parara. La luz de la luna iluminaba a través del oscuro y arañado vidrio del tren, iluminando su cara en un suave brillo. Los ojos de Draco aún estaban nadando con culpabilidad, y su mirada se mantuvo deslizándose al corte de mi labio. Pero no intenté decir nada; solamente descansé mi cabeza en su hombro, y él finalmente colgó uno de sus brazos alrededor de mis hombros descuidadamente, el movimiento del tren silenciosamente provocando que chocáramos entre nosotros.

Para el momento en el que alcanzamos la estación, estaba dormida.

Hogwarts no estaba muy lejos de donde el tren nos había dejado, pero para el momento en el que tuvimos que caminar todo el camino hacia la puerta de entrada, era casi el amanecer. Había esperado estar hasta más entrada la mañana para que alguien viniera a dejarnos entrar, pero un mago viejo estaba estacionado justo dentro de la puerta de entrada; había estado durmiendo, pero aun así estaba sorprendida al descubrir que la seguridad de Hogwarts había aumentado mucho durante el último año.

Obviamente, el hombre no nos quería dejar entrar una vez que lo habíamos despertado. Intentó preguntarnos múltiples preguntas sobre dónde veníamos y porque habíamos decidido volver de nuevo antes de que las vacaciones de Navidad se acabaran, y pude ver que Draco estaba al límite de cabrearse.

─Mira ─él hirvió a través de las barras del portal─ Hemos estado fuera toda la noche y necesitamos entrar de nuevo al castillo. Dile a Snape que nos deje entrar, pero solamente si no estás preocupado ante el hecho de que él te queme por dejarnos aquí fuera.

El hombre acabó dejándonos entrar sin siquiera ir a buscar a Snape. Los pasillos estaban silenciosos y la única iluminación era la luz sombría del sol creciente, y Draco mantuvo un brazo apoyado alrededor de mis hombros mientras caminábamos hacia la sala común de Slytherin.

Little BirdWhere stories live. Discover now