Capítulo 30

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Punto de vista de Evelyn Hawkings

Draco estaba enfadado conmigo.

Lo sabía ahora; estaba a punto de acabar un mes entero de verano, y no me había respondido de vuelta ni una vez. Le había enviado una carta justo unos días después de que hubiéramos llegado a Londres, porque quería saber cómo le iba y si había llegado a casa bien, pero nunca respondió. En aquel entonces, no me había preocupado; después de todo, no había pasado mucho tiempo desde la última vez que nos habíamos visto, y probablemente necesitaba un poco de espacio.

Pero entonces otra semana pasó, y Draco seguía sin intentar contactar conmigo. Así que pensé que era posible que mi carta no le hubiera llegado, y le envié otra. Otras dos semanas pasaron sin ninguna respuesta, así que le volví a enviar una carta por última vez, preguntándole si todo estaba bien, si había hecho algo mal.

Ahora era bien entrado el mes de julio, y seguía sin haber nada de él.

Al principio, no había estado molesta. Había pensado que algo estaba realmente mal, porque había estado triste sobre algo por el último mes de clases; pero había estado demasiado asustada para preguntarle sobre ello, así que seguía sin tener idea de porqué. Y ahora no estaba respondiendo a ninguna de mis cartas, y estaba segura de que estaba enfadada conmigo.

No estaba exactamente orgullosa de ello, pero había pasado la mayor parte de la semana repensando los últimos minutos juntos y preguntándome que había hecho mal. Había estado despierta por la noche, pensando sobre que había posiblemente hecho para que Draco me ignorara.

Pero mientras los días pasaban, paré de preguntarme que había hecho; en cambio, empezó a molestarme. ¿Cómo podía solamente ignorarme así, después de que me hubiera dicho que me escribiría tan a menudo como pudiera? Y no era como si fuera fácil para mí enviarle una carta; tenía que escabullirme en la habitación de mi tía mientras estaba en el trabajo y dársela a su lechuza, y cuando ella se daba cuenta de que no estaba tenía que mentirle y decirle que estaba enviándole una carta a Ginny. Hasta había tenido tiempo para pensar en una manera para que nos pudiéramos encontrar en Hogsmeade, pero si ni siquiera se tomaba un tiempo para responderme con una carta rápida, ¿Cuál era el punto?

Así que, en aquella monótona mañana de sábado, cuando finalmente recibí una carta de él, no sabía exactamente como sentirme sobre ello.

Mi tía estaba en el trabajo y estaba sola en la sala de estar, hojeando los canales en la televisión muggle que le había regalado una amiga, cuando escuché una lechuza golpear en el cristal de la ventana.

Perezosamente, miré por encima del respaldo del sofá, sin reconocer de quien era la lechuza, y no pensando que pudiera pertenecer a Draco. Me levanté cuando los golpes aumentaron, apagando la televisión y caminando hacia allí para abrir la ventana. La negra lechuza me ofreció una pata, así que cuidadosamente deshice el cierre y acepté la carta. Tan pronto como alejé mis manos, la lechuza se alzó de nuevo al aire, sus alas por poco arañándome las mejillas. Parpadeando, cerré la ventana y giré la carta para ver quien la había enviado, y mi corazón saltó a mi garganta cuando reconocí la letra de garabato desordenada de Draco donde había escrito su nombre.

Arranqué el sobre tan rápido como pude, sacando la carta rápidamente y olvidándome que se suponía que estaba molesta con él. Porque mientras abría el pergamino y lo sostenía en alto ante la melancólica luz del sol para poderla leer, todo lo que realmente me importaba era estar segura de que él estaba bien.

La carta simplemente decía,

Eve,

Siento no haberte escrito antes, pero necesito verte. Ven a la mansión mañana tan pronto como puedas. Por favor.

Little BirdWhere stories live. Discover now