Capítulo 45

12.4K 881 447
                                    

Punto de vista de Evelyn Hawkings

Esa misma noche, Lucius respondió a Draco, diciéndole que los demás mortífagos entrarían al castillo dos noches a partir de aquel momento.

Me gustaría decir que me sostuve a mí misma perfectamente la mañana antes de que sucediera, pero estaría mintiendo. Draco y yo estábamos caminando solos a través de los jardines vacíos del colegio cuando vomité lo poco que había comido para desayunar.

Draco sostuvo mi pelo hacia atrás mientras daba arcadas sobre el césped, mi pecho palpitando rápidamente y mis pulmones sintiéndose como si estuvieran a punto de salir a través de la tos y saltar hasta el suelo.

─Está bien ─me dijo silenciosamente cuando intenté disculparme con mis manos todavía descansando en mis rodillas, mi piel pálida y un brillo de sudor cubriendo mi cara─ No estés avergonzada, Eve, solo soy yo.

Me ayudó a ponerme recta de nuevo y rápidamente limpié mi boca con la parte trasera de mi mano, odiando que él me hubiera visto de aquella forma. Pero Draco ni siquiera parecía importarle mientras apartaba los mechones de pelo de mi frente pegajosa, y me miró cuidadosamente con sus manos cálidas contra mis hombros. Mis manos estaban sacudiéndose gravemente y era como si mi cuerpo entero estuviera temblando, pero Draco estaba pretendiendo que no se daba cuenta, cosa por la que estaba verdaderamente agradecida.

─Lo siento ─repetí, tragando duramente y no permitiéndole interrumpirme de nuevo para decir que no necesitaba disculparme─ Solamente... estoy... sí.

Él pareció exactamente saber a qué me refería. Draco sacudió mis hombros y admitió: ─Está bien. No pude dormir del todo, estaba tan nervioso.

Nervios probablemente no empezaban a describir la manera en la que ambos nos sentíamos en aquel momento. Mi piel se sentía caliente y fría a la vez, y mi pecho estaba tan contraído que apenas podía respirar. Yo tampoco había dormido mucho la noche anterior; había dado vueltas durante horas hasta que finalmente abandoné, saliendo de la cama y caminando silenciosamente por mi lado del dormitorio hasta que el sol salió. Todo en lo que podía pensar era sobre lo que iba a pasar durante la noche, pero la peor parte era que realmente no sabía que iba a pasar. Draco me había dicho cuál era el plan, pero con los mortífagos viniendo al castillo, había una gran probabilidad de que gente sufriera daños, y eso me asustaba más que nada.

─¿Te sientes bien ahora? ─Draco me preguntó preocupadamente, todavía mirándome seriamente como si pensara que iba a encontrarme mal de nuevo.

─Sí ─repetí silenciosamente, mi voz chirriante contra mi garganta. Alcé mi mano para alcanzar la suya y él la agarró inmediatamente, como si necesitara la presión de la palma de mi mano contra la suya tanto como yo lo necesitaba─ ¿Podemos quedarnos fuera durante un rato? Aún no quiero volver de nuevo a dentro.

Él asintió, y era claro que sabía exactamente lo que estaba pensando. Volver de nuevo al castillo significaba posiblemente ver a Dumbledore, y solamente el pensamiento de estar cara a cara con el director mientras sabias lo que teníamos que hacer aquella noche, era suficiente para que mi estómago se revolviera por sí solo.

Así que nos quedamos fuera el resto de la tarde, pero más gente empezó a abandonar el castillo cuando el sol apareció y ambos solamente queríamos estar solos. Draco y yo volvimos de nuevo al castillo y nos quedamos dentro de la sala común durante un largo rato, sentados en la esquina más alejada de los demás Slytherins. Nos esperamos todo el tiempo que pudimos, pero finalmente el sol empezó a desaparecer entre los árboles y supimos que era el momento.

Aún había un grupo de Slytherins de quinto año cerca de la chimenea, así que Draco y yo nos paramos sin decir palabra alguna y solos abandonamos la sala común. Nerviosa adrenalina estaba ya quemando por debajo de mi piel mientras el portal cerró la puerta detrás de nosotros, mis dedos pellizcando el bulto de mi varita dentro de los bolsillos de mis pantalones. Draco sostuvo mi mano más fuerte de lo que nunca antes había hecho mientras empezábamos a caminar hacia las escaleras, la apagada luz de la noche atravesando a través de las ventanas a nuestro alrededor. Era tarde y la mayoría de la gente estaría probablemente acabando de cenar, pero sabíamos que los mortífagos iban a venir a través del armario en cualquier momento.

Little BirdWhere stories live. Discover now