Capítulo 43

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Irina

Fabián se había marchado y me sentí sola. Todo esto es nuevo para mí, nunca le e contado mi vida a un extraño.

-Irina, sé que estás algo confundida. Pero te prometo que te sentirás mucho mejor. ¿Cuál es tu edad?- preguntó el médico.

-17.

-Puedes acostarte o sentarte aquí, como desees.- dijo señalando un asiento muy largo. Parecía una película de las cuales los pacientes se acuestan y cuentan su vida.

Me acosté, quería estar cómoda.

-Doctor, no quiero que piense que estoy loca, porque no lo estoy.- dije. Él solo rió.

-Irina, sé que no estás loca. Todas las personas tenemos problemas. Algunos más graves que otros, pero como quiera son problemas. Tú has sido muy valiente, has querido cambiar y eso te convierte en una mujer muy valiente.- dijo sentándose en su escritorio.

Cuando dijo eso, hizo que me sintiera segura y confiada.

-Cuéntame Irina, ¿Porqué estás aquí?- me estremecí cuando preguntó eso

No me gusta hablar de ese asqueroso pasado. Me siento tan sucia al pensar en esos cerdos y sobre todo en mi madre.

-¿Quieres continuar Irina?- preguntó.

Tomé aire y asentí. Irina debes hacerlo.

-Cuando era pequeña fui violada por el ex esposo de mi madre y por sus dos hijos.- Respiré profundo. No quiero llorar, aquí no. -Se lo decía a mi madre y nunca me creía. Un día llegó y vio cuando me estaban violando ¿Pero sabe qué hizo? Nada. Le suplicaba que me ayudara, pero jamás lo hizo. Siempre estuvo de acuerdo con esos cerdos. Estaba tan segada, que prefería estar con ese hombre que ayudar a su hija.- dije y una lágrima bajó por mi mejilla, la limpié rápidamente.

El psicólogo se quedó callado por varios minutos.

-¿Luego qué pasó?- preguntó.

-Mi papá fue por mi a la escuela, ya que mi madre nunca le permitió verme. Ahí le conté todo. El se puso furioso y llamó a los policías. Los cuatro estuvieron presos, pero mi madre ya salió en libertad más rápido de lo que se debía. Me a buscado para pedirme perdón, pero solo me da asco y coraje verla.

-Luego de todo éste tiempo ¿Qué a pasado con Irina?- hizo otra pregunta.

-¿Con Irina? Ella creció pensando que el sexo era un juego al que siempre debes ganar. Crecí siendo adicta al sexo y al placer de sentir que alguien necesita de mí y de mi cuerpo. Por Dios me escucho tan asquerosa.- me senté. Puse mis codos en las rodillas y mis manos tapando mi cara. Comencé a llorar y a sacar todo lo que tenía dentro.

-Llorar te hace bien. ¿Te puedo hacer una pregunta?- preguntó el médico.

Yo asentí.

-¿Porqué no dejas que tu mente y tu corazón perdonen a los que te hicieron daño?-

-¿Cómo quiere que perdone a esas personas? ¿A caso ellos pensaron en el daño que me hacían?- pregunté molesta.

-Por lo que sé, tú madre tenía problemas psicológicos. Tal vez ella no estaba consciente de lo que hacía. De los hombres que te hicieron daño, no sé nada. Pero de ti, veo que eres una mujer fuerte y luchadora. Pudistes superar tu violación. Entonces ¿Porqué no perdonar? Quizás eso te de mayor fuerza.- dijo el médico mirándome serio.

-Pero lo superé con otra adicción, el sexo. Debo de estar bien, quiero enamorarme y quizás tener hijos.- dije con una media sonrisa.

Jamás había pensado en eso.

-Bueno Irina, ya terminamos por hoy. Tienes tres secciones más y luego irás al centro de ayuda. Hasta ahora vas muy bien. Te felicito.- el médico se levantó de su asiento y me extendió la mano para despedirse. Le respondí el saludo y salí.

Miré hacia varias direcciones hasta que me encontré con el cuerpo de Fabián recostado en uno de los asientos.

-¿Siempre duermes en lugares públicos?- pregunté riendo.

Fabián dio un salto y me miró asombrado.

-¿Estás bien? ¿Ya terminaste?- preguntó.

Asentí y salimos. Creo que a sido mucho por hoy.

Luego de varios minutos llegamos al hotel. Estaba cansada, solo quería bañarme y descansar. Busqué las llaves y entré a mi habitación, al igual que Fabián.

Me tiré en la cama y Fabián habló.

-Irina, bañate y vístete. Iremos a un lugar.- sonrió maliciosamente.

Lo miré extrañada ¿Qué tiene entre manos ahora?

-¿Para dónde? ¿No vez que estoy cansada?- dije.

Fabián se acercó a mí y me miró. Sus ojos se posaron en mis labios y luego en mis ojos. Sentí mi corazón latir más rápido de lo común.

-¿Qué pasa? ¿Acaso tienes miedo?- dijo volviendo a mirar mis labios.

Me levanté rápidamente. Si vuelve a mirar mis labios, no podré aguantar el impulso de besarlo.

-Yo no soy una chica que tiene miedo. ¿A dónde me llevarás?-

-Tú solo bañate y ponte una ropa cómoda. Llamaré al servicio a cuarto para comer algo, luego nos iremos.- me guiñó un ojo y salió por la puerta.

Éste hombre es tan desesperante. ¿A dónde rayos me llevará?

Busqué mis maletas y saqué todas mis pertenencias. Las puse poco a poco en los cajones de la habitación, creo que estaré mucho tiempo aquí y no me gusta estar sacando cosas de las maletas. Luego de acomodar todo, busqué la ropa que me iba a poner. Fabián dijo que me pusiera cómoda, así que busqué un pantalón corto y una camisa de manga larga hecha de tela. Busqué mi ropa interior y entré al baño.

**

-Esto está salado. ¿Acaso no saben cocinar?-dije molesta.

Ya estábamos listos. Fabián estaba casual y guapo como siempre. Él había entrado a mi habitación con la comida. El pidió un bistec con arroz y yo pedí una ensalada con trozos de pechuga. Pero la pechuga estaba muy salada. Idiotas.

Vi como Fabián se reía y me dio más coraje.

-¿De qué te ries imbécil?-

-¿Yo? De nada. Sino vas a comer, nos podemos ir.- dijo sonriendo

-¿Porqué la prisa? El mundo no se va a acabar.-

Fabián me tomó de mi hombro y me empujó para salir. Es tan idiota.

-Se me olvidaba... Estás hermosa.- dijo entrando al ascensor.

Sentí mis mejillas arder.

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Holaaa muñecas/os preciosas/os!

Espero que éste pequeño capítulo les guste. Quiero pedirles disculpas por mis HORRORES ortográficos. Sí, son ho-rro-res xD

Es que escribo desde el cel. Y los capítulos los hago en un mismo día y pues casi no me doy cuenta de los errores.

Voten y comenten!

Besos ❤

También existen chicas malas |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora