Capítulo 61

987 41 0
                                    

Fabián

El día a llegado. El primer momento más importante de nuestras vidas está por suceder.

-¿Estás nervioso?- pregunta Esteban mirándome por el espejo.

-Algo...

Estoy poniéndome mi traje, hoy es mi boda, el día en que sellaremos nuestro amor para toda la vida.

-Iré a ver cómo está Irina, me imagino que debe de estar más nerviosa que tú.- ríe. -Enseguida vengo.-

Estoy algo nervioso, quiero que Irina sea feliz a mi lado.. quiero que me ame para toda la vida. Quiero que nuestro hijo crezca y nos haga las personas más felices de este planeta. Queremos que viva... que crezca a nuestro lado.

-Hijo, estás tan guapo.- mi madre entró. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

-Mamá, no llores por favor. Debemos de estar felices..-

-Mi niño, estoy sumamente feliz por ti. Sé que serás feliz, es solo que eres y seguirás siendo mi niño.- me abraza fuertemente.

-Disculpen, pero ya Irina está lista. Es hora Fabián.- sonríe Esteban y se marcha.

Miro a mi madre, la cual me mira con una gran sonrisa mientras limpia sus lágrimas. La tomo del brazo y camino hacia el altar.

Caminé lentamente observando a cada persona que se encontraba presente. Familiares, amigos, conocidos.. yo solo estaba feliz porque mi madre y mi amigo Mario se encontraba allí, apoyandome. No sé como se sentirá Esteban al verlo, espero que no se sienta mal.. es mi amigo y lo necesitaba presente.

En ese instante todos quedaron en silencio mirando hacia una sola dirección. Allí estaba, Irina. Se encontraba tan hermosa y tan perfecta. Llevaba su cabello recogido con algunas flores en él. Su vestido largo y grande, la hacían lucir más hermosa de lo que era. Mi corazón se quería salir de mi pecho, jamás me había sentido asi. Sus ojos estaban llenos de brillo y su sonrisa tan hermosa como siempre. Quiero verla así todos los días de mi vida, feliz y deslumbrante. Iba del brazo de su padre, pero solo me veía a mí, su mirada jamás cayó, solo me observaba como yo también lo hacía.

-Aquí te la entrego, espero que me la cuides siempre.- dijo su padre.

Le di un apretón de manos y contesté.

-Eso se lo aseguro.-

Tomé de la mano a Irina y la acerqué más al altar.

-¿Listo mesero?- dice sonriendo.

-Claro que sí, señorita.-

***

Irina

-Acepto.-

-Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.- dijo el padre.

Todos aplaudieron y yo solo quería y necesitaba besar a Fabián, mi Fabián.

Con una gran sonrisa en su rostro, se acercó lentamente hacia mí. Tomó mi mejilla y me atrajo hacia su cuerpo. Me sonrió y comenzó a besarme. Era un beso lento y apasionado, me sentía completa. Tan feliz, jamás me habia sentido así. Los dos sonreimos en el beso.

-Espero que te quede claro que ahora, eres toda mía.- sonrió.

Le sonreí de vuelta y caminamos fuera de la iglesia. Todos aplaudían. Vi como la madre de Fabián, mi padre, Esteban, mi madre y Sara lloraban. Me siento tan dichosa.

Cuando al fin salimos, nos acercamos hacia las mesas. Al lado de la iglesia, sería nuetra fiesta de bodas, con todos los invitados.

-¡Mi niña!- me abrazó mi madre y Sara. Yo les sonreí.

-Irina, esto es mucho para mí. ¡Ya estás casada!- Esteban se tiró literalmente encima de mi y me abrazó.

-Te amo Esteban.- le di un corto beso en la mejilla.

Fabián se acercó hacia algunos invitados. Tomé la mano de Esteban y me acerqué hacia algunos los invitados. Personas que conocía y a las que no.

-Hola Irina, muchas felicidades.-

Un cuerpo biend formado se escondía detrás de ese traje tan elegante. Al igual que un patán. Mario.

-Oh, gracias Mario.- dije forzando una sonrisa. Lo que le hizo a mi mejor amigo fue algo muy bajo. Esteban apretó mi mano y yo solo le sonreí.

-¿Y cómo te a ido tú vida Mario? Digo, después de haber perdido al mejor hombre del mundo por una calentura.-

-¡Irina!- grita Esteban.

-Ti..tienes toda.. la razon. ¿Me permites hablar con Esteban?- contestó en un susurro.

Miré a Esteban y el muy idiota aceptó. Resignada tuve que dejarlo allí.

-Lastimalo de nuevo y yo misma te lo pico.- dije señalando su parte con una sonrisa maliciosa.

El tragó y asintió.

Me alejé con una sonrisa victoriosa. Quizás me comporté como una niña, pero entiendan, es mi mejor amigo. No quiero que nadie le haga daño.

Caminé para buscar a Fabián. En ese instante sentí una mano que me empujó hacia el piso, sentí que me tomó en sus brazos y me llevó a no sé donde. Traté de gritar, pero la persona no me lo permitía. Mordí su mano y me caí al suelo.

-¡Maldición! ¡Irina eso dolió!-

¡No-puede-ser!

-¿T..tom? ¿Tom qué haces?- dije nerviosa.

-Hola hermosa, quería verte y pedirte perdón por tantas cosas.- dijo con su cabeza agachada.

Me acerqué a él y comencé a golpearlo. El no se movía, se quedó como una estatua.

-¡Maldito! ¡Eres un maldito! Yo confiaba en ti, me querías hacer daño junto a Raquel. ¡Eso no se hace Tom! Tú no.. jamás creí algo así de ti.- dije aún pegándole y a punto de llorar.

Tom tomó mis muñecas y me atrajo hacia él. Comencé a llorar lo más que pude, estuve conteniendo estas lágrimas por varios días.

-Lo siento tanto hermosa. El amor que siento por ti, me cegó. Eres la primera mujer que e amado y como no podía tenerte, solo a tú cuerpo de vez en cuando, me puse furioso. Furioso por saber que otro tenía tú corazón. Me dejé llevar por Raquel y sus ambiciones. Creí que obligandote, tendría tu amor. Lo siento tanto.- sus palabras fueron tan sinceras. Me sentí protegida en sus brazos.

Por favor, no piensen mal. Amo a Fabián con todas mis fuerzas, hoy unimos nuestras vidas para siempre. Pero yo quiero mucho a Tom. Lo conozco desde que eramos niños, al igual que a Esteban.

-¿Me pueden explicar que carajos es esto?-

Por Dios, me separé los más rápido del abrazo de Tom. Fabián había aparecido de momento. Quizás se imaginó cosas que no son.

-Fabián, no es lo que piensas. Déjame explicarte por favor.- me acerqué pero el no me lo permitió.

-¡No te atrevas a tocarme! ¡Maldición Irina, el día de nuestra boda! Y tú maldito, infeliz.- gritó y se tiró hacia el cuerpo de Tom.

Tom al principio trató de safarse, pero luego terminaron peleando los dos. Dios, siento un fuerte dolor en mi cuerpo.

-¡Fabián basta por favor! ¡Por favor Fabián!- grité lo más fuerte posible.

En ese instante sentí un dolor horrible en mi estómago. Como si millones de alfileres estuvieran incrustados en mi estómago. Caí al suelo y comencé a gritar de dolor. Fabián y Tom se dieron de cuenta y corrieron hacia mí.

-¡Irina! ¿Qué tienes? ¡Háblame por favor!- gritó Fabián tratando de levantar mi cabeza.

-Fa..Fabián... nuestro bebé. Me duele mucho, ayúdame por favor.- dije con las manos en mi estómago.

-¿Bebé?- preguntó Tom confundido.

-Sí, idiota. ¡Irina está embarazada!- Fabián me tomó en sus brazos y comenzó a caminar lo más rápido posible, mientras Tom lo seguía.

También existen chicas malas |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora