Capítulo 35

1.2K 58 0
                                    

Juro que moriré. Puedo ser atrevida para cosas que muchas no se atreven, pero boba para cosas normales. Jamás me he subido a una moto.

-¿Irina Mackenzie, tienes miedo?- dijo Fabián riendo.

-No te rías idiota.- dije soltandome de su agarre.

-¿Confías en mi?- preguntó. Yo solo asentí.

El se montó en la moto y estiró su mano para que yo la tomara.

-Ven, no te pasará nada. Te lo prometo.- dijo con una sonrisa.

Confío en él, con él iría hasta el fin del mundo. Me monté poco a poco. Fabián tomó mis manos y las puso en su cintura. Haciendo que estuviera más cerca de él. Recosté mi cabeza de su espalda, sentía su corazón latir.

Fabián aceleró tan fuerte que sentí que nos íbamos a caer y morir. Apreté fuerte su sudadera y el puso una mano encima de la mía. Idiota guía con las dos manos por favor. Luego de varios minutos con mi corazón en no sé donde, Fabián fue más lento. Gracias a Dios.

**

Fabián detuvo su moto en el estacionamiento del parque.

-Llegamos.- dijo mirando hacia atrás, ya que aún seguíamos sentados en la moto. -¿Miedo Mackenzie?- dijo sonriendo.

-Pues claro que tengo miedo Clayton, jamás me monté en una moto. Y para completar fuiste muy rápido.- dije tratando de bajarme de la moto.

-Lo siento, me gusta la velocidad.- dijo.

Idiota, es un idiota.

-¿Puedo?- preguntó extendiendo su mano. ¿Porqué me pregunta si puede coger mi mano? Hazlo y ya.

-Sí.- contesté.

Fabián sonrió y entrelazó su mano con la mía. Su mano estaba fría y me dio escalofríos. Caminamos hacia la entrada y él se ofreció a pagar las entradas. El guardia nos puso unos ponches en las muñecas y entramos. Miramos por donde íbamos a empezar, era tan grande el lugar...

-¿Qué tal la montaña rusa?- pregunté.

-Claro vamos.- dijo.

Hicimos la fila para montarnos. Habían como diez personas al frente de nosotros. Así que cogí mi teléfono y le envié un mensaje a Esteban.

Mensaje

Para: Esteban

-Eres un mentiroso, ya sé que le dijiste las cosas a Fabián antes de que fueramos a su casa.

Guardé mi teléfono y miré a Fabián.

-¿Mesero, te comieron la lengua?- pregunté.

-No, no me la comieron. ¿Y cuál es tú cosa con la palabra mesero?- preguntó.

-Te conocí como un mereso idiota, que solo quería arruinar mi noche. Así que desde ese día eres el mesero. Pero aveces te llamo por tu nombre, así que no hagas tanto drama.- dije y le di un golpe en el hombro.

Al parecer no le dolió, se quedó como si lo hubiera tocado un mosquito. En ese instante mi teléfono vibró.

Mensaje

De: Esteban

-¿Disculpa? Creo que se ha equivocado de número ;)

Sonreí automáticamente. Mi mejor amigo es un idiota.

-Niña deja de textiar ¿Sí? Ya nos toca a nosotros.-dijo Fabián.

Idiota.

Ésta vez yo tomé la mano de Fabián y nos montamos en uno de los asientos de la montaña rusa. Se sentía un frío terrible aquí, así que me puse mi jacket. Aún el frío era insoportable y comencé a temblar. Fabián lo notó y comenzó a reír. Lo repito, es un idiota. La máquina comenzó a moverse y yo sonreí. Desde pequeña ésta ha sido mi máquina favorita. Siempre venía con mi papá a dar vueltas y vueltas sentados en la montaña. Fabián pasó su mano por mi hombro y lo dejó allí. Se sentía tan raro, él hace cada paso tan dulce y tan nervioso a la vez. Con todos los hombres que he estado solo lo hacían y ya. No se tomaban la molestia de preguntarme si me incomodaba o no.

Sentí que la montaña rusa se paraba poco a poco. ¿Porqué se paró tan rápido? Escuché unos gritos de unas personas más arriba de donde estábamos. Por Dios la máquina se había atorado.

-Por favor tengan calma, no se muevan mucho.- gritó el señor a cargo de la montaña.

-Fabián ¿Qué está pasando?- dije con miedo.

-Tranquila, no tengas miedo. Lo solucionarán, estás conmigo nada te pasará.- me pegó a su cuerpo y me abrazó. El miedo recorría todo mi cuerpo y sé que Fabián también estaba asustado solo que lo disimulaba bien. Sentí nuestro cinturón abrirse y me resbalé. Por Dios voy a caer.

-Fabiaaaaan, ayúdame por favor.- grité desesperada. Estaba a punto de caer. Fabián estaba tratando de aguantarse con una mano mientras estiraba la otra hacia mi. Era imposible, no me alcanzaba. Pero si se soltaba nos caímos los dos. Dios mío ayúdame por favor.

-Irina tranquila, por favor no tengas miedo. Te subiré.- grito Fabián con gostas de sudor en su cara.

El miedo en mi aumentaba cada vez más.

-Fabián no agunto.- dije ésta vez con lágrimas en mis ojos. Mi fuerza se debilitaba, si caigo caeré de una gran altura y moriré.

¡Dios!

--------------------------------

Sé que es algo corto, pero estoy ajorada con mis estudios :(

Voten y comenten!

Besos<3

También existen chicas malas |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora