Capítulo 62

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Fabián

El día de mi boda. Todo esto parece una pesadilla. Sino es Raquel, es el maldito de Tom que arruina mi vida. Sé que actúe mal, apesar del odio que siento hacia Tom, creí lo que me dijo. Irina solo lo abrazaba, pero solo para perdonarlo por el daño que le hizo. Sé que ella lo perdonó, pero no estoy claro si yo también debo perdonarle. Los invitados se quedaron en la fiesta. Rafael, Sara, Irene, Esteban, Mario, Tom y mi madre se encuentran conmigo en el hospital. ¿Porqué Tom está aquí? Ni puta idea, sino fuera porque Rafael lo quiere, lo echaría a patadas de aquí.

-Dios, ¿Porque el médico no avanza?- digo de un lado para otro.

-Hijo, tranquilo. Todo saldrá bien.-

Mi madre quiere consolarme, pero yo sé que ahi algo mal aquí. Cuando estábamos de camino, Irina sangraba. Eso no es normal.

-¿Familiares de Irina Mackenzie?-

Me volteo lo más rápido posible y voy hacia el doctor.

-Dígame que está bien por favor.-

-Ella está bien, pero su bebé no resistió. Iba a ser una niña, lo siento mucho.- dijo y se alejó.

Mi mundo se rompió en mil pedazos. Sentí un dolor inmenso, un dolor que no tenía explicación. Íbamos a tener una hermosa princesa. Dios, sé que no demostré mi felicidad, pero solo estaba asustado porque no quería que le pasara nada a Irina. Claro que quería tener ese bebé, el fruto de nuestro amor. Me bajé poco a poco y me senté en el suelo. Sentía tanta impotencia, tanto rencor.

-Todo es tú culpa, maldito imbécil.- me levanté para pegarle a Tom. El padre de Irina me lo impidió.

-Fabián, tranquilizate por favor. Aquí nadie tiene la culpa, sabíamos que algo así podía pasar.- me tiré encima de mi suegro y comencé a llorar. Me sentía tan mal, mi hija, mi pequeña, ya no estaría con nosotros. No la pude conocer...

-Tranquilo Fabián, debemos ser fuerte por Irina.- le dio palmaditas a mi espalda.

Me alejé poco a poco y asentí. Miré a todos los que estaban allí. Tom parecía perdido, como si su mente no estuviera allí. Sara, Irine y Esteban lloraban. Mario abrazó a Esteban, sabía que lo necesitaba. Rafael tenía los manos en su cabeza, en modo de frustración. Mi madre que tenía lágrimas en los ojos, se acercó a mí.

-No sabes cuánto lo siento hijo. Ve con Irina, ella te necesita más que nunca.-

Asentí y corrí hacía una enfermera. Le pedí el número del cuarto y fui inmediatamente a buscar la habitación.

Toqué dos veces, pero nadie respondió. Abrí suavemente la puerta y allí estaba mi pequeña. Estaba acostada, con sus manos en su vientre. Estaba roja, estaba llorando mucho.

-Irina, pequeña.- me acerqué a ella y tomé sus manos. Ella no respondió. Su mirada estaba fija en un solo lado, pero no en mí.

-Pensé.. Pensé que, resistiriamos. Era una niña ¿Sabes? Tú siempre as querido una niña, pero se nos fue.- comenzó a llorar. -Creí que ella viviría, que nos haría felices. Ahora no podré ser madre de nuevo y todo por mi asqueroso pasado.-

-No vuelvas a decir eso Irina. Y sí, sé que era una niña, no sabes cuánto me duele todo esto. Pero, quizás Dios se la llevó, porque necesitaba un angelito a su lado. Quizás la mandó por unos días, para que nuestras vidas cambiaran. Hermosa, yo te amo, esto no cambiará nada.- cuando dije eso, Irina me miró. Sus ojos se veían cansados y algo maltratados, necesitaba descansar.

-¿Estás seguro? Yo no te quiero perder... no quiero que, apesar de que mi pequeña Isabelle no esté, te separes de mi.- otra lágrimas bajó por su mejilla.

-¿Isabelle? ¿Quién es Isabell?-

Irina agachó su cabeza, y con lágrimas en sus ojos, sonrió de lado.

-Pensé en el nombre de nuestra princesa. Si era niña, quería llamarla Isabelle, si era niño, lo escogerías tú. Cuando tenía 5 años, tuve una amiga imaginaria. Llámame loca si quieres, pero la tuve. Era mi compañera en momentos difíciles. Desapareció a mis 13 años, pensé que se había aburrido de cuidarme, luego pensé que quizás estuvo para mi, para que no estuviera sola en aquella casa asquerosa. Y como supo que estaría con mi papá, se marchó. Su nombre era Isabelle, yo la quería mucho. Fue mi primera y única amiga mujer. Jamás se lo conté a Esteban, primero porque solo yo la veía y segundo porque no quería que se sintiera celoso.- sonrió. -Por eso quería llamar a nuestra bebé así, pero ya no puedo.-

Me senté en la camilla y coloqué mis manos en su cintura, atrayendola más a mí. Su cuerpo cálido y su aroma eran lo único que necesitaba en estos momentos.

-Ya pequeña, nuestra Isabelle estará siempre con nosotros.- tomé su cara en mis manos y comencé a besarla. Sentí como sus lágrimas bajaban por mi cara y mi boca. Pero no me importó, solo queria que supiera que jamás la dejaría sola.

-Se supone que estemos en nuestra luna de miel, lo siento.- dijo acariciando mi mejilla.

-Nada de esto es tú culpa. Nos iremos a New York en tres días, allí podremos tener nuestra luna de miel.- sonreí.

-De acuerdo, ya somos esposos. Te amo demasiado.-

-Yo te amo aún más hermosa.- besé su mejilla.

-¿Fabián? ¿Dónde está Tom?- preguntó.

-¿Irina porqué preguntas por ese imbécil? ¿Acaso lo extrañas?- digo y me alejo de ella.

-Fabián por Dios, deja las actitudes de niño pequeño. Yo no siento nada por él, solo un cariño de hermano, como el que le tengo a Esteban. Pero claro está que amo más a Esteban.- sonríe.

-Pero el no te tiene ese cariño de "hermano".- hago comillas con mis dedos. -Irina, no es que quiera recordar tú pasado, pero ustedes tuvieron sexo muchas veces, y eso me hierve la sangre.-

Quedamos en silencio varios minutos. Quizás estoy siendo algo injusto, pero me da mucho coraje. Ese imbécil debe de entender que Irina es mía, mi esposa, y la mujer de mi vida. No permitiré que se quiera aprovechar.

-Pequeña, ¿Que te parece si nos tatuamos el nombre de nuestra hija?- Irina alzó la cabeza y me miró extrañada.

-¿Qué?- fue lo único que salió de sus labios.

-Sí, hagámoslo. Así nuestra princesa siempre estará con nosotros.- sonreí. Íbamos a tener una princesa parecida a su madre y la perdimos. Pero eso no quiere decir que nuestro amor se acabe. Siempre la voy a amar.

-¿Estás loco verdad? Fabián, eso suena hermoso, pero ya tenemos un tatuaje. Después para trabajar querrán que nos lo quitemos.- tenía razón.

-Mmm, bueno... Hagámoslo en un lugar que nadie lo pueda ver. Yo podría hacerlo en mi pecho, donde está el corazón y tu quizás... Quizás te lo puedas hacer en la cintura ¿Qué dices?-

Irina sonrió y asintió. Me acerqué a ella y la coloqué en mis brazos. Acaricié su cabello despeinado. Aún así se veía hermosa.

-Duerme, yo estaré aquí hasta que el médico me de instrucciones.- besé sus labios y se acomodó en mi pecho, para quedarse dormida.

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Holaaa! ¿Qué tal? Espero que les guste éste pequeño cap. Quiero pedirles disculpas por no actualizar seguido, como lo hacía antes. Es que e tenido que estudiar, e tenido algunos problemas personales y e estado enferma :(

Pero recuerden que las amooo! Y les agradezco todo su apoyo. ¡¡¡¡Ya somos más de 18,5k!!!! Las amo y gracias por todo.

Irina en multimedia.

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Besos ❤

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