Capítulo 49

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Irina

Abrí mis ojos poco a poco. Casi no podía mover mi cuerpo. Miré todo a mi alrededor y era todo blanco. Luego de unos segundos apareció un señor frente de mí.

-Al fin despiertas Irina.- sonrió.

-¿Qui-quién es usted?- pregunté.

-Soy el doctor Delgado. ¿Sabes lo qué te pasó?-

Me quedé pensando varios segundos, mi cabeza me daba vueltas.

-Emm..creo. Recuerdo que estaba en mi casa y me levanté. Fui directo al baño para poder darme una ducha, salí con una toalla enrollada en mi cuerpo. Luego salí y me puse algo cómodo, vi una nota y cuando la quise abrir, sentí un golpe muy fuerte en mi cabeza.- pausé. -Cuando estuve consciente me encontré con el cuerpo de Tom encima de mi.- comencé a llorar.

-Todo fue tan confuso, no podía moverme porque estaba atada a una silla. Solo sentía los asquerosos labios de Tom en mi. Luego de eso, apareció Raquel y sin ninguna explicación comenzó a pegarme. Me pegó muy fuerte y sentía que mi cuerpo no aguantaba más. Luego de su palisa, Tom se acercó a mí diciendo que me haría suya de nuevo. Le supliqué que no lo hiciera y en ese instante llegó Fabián... ¿Dónde está Fabián?¿Está bien?- pregunté algo desesperada.

-Tranquila Irina, él está muy bien. Sólo quería ver que no tuvieras daños en tu cerebro. Pero ya veo que no, recuerdas todo muy bien. Fabián está aquí afuera, le diré que pase.- sonrió y salió.

En ese instante escuché unos pasos. Ahí estaba Fabián. Con su cabello despeinado, con golpes y algo desarreglado. Pero se veía tan guapo como siempre. Él corrió hacia mi y me abrazó.

-Pequeña, que bueno que estás bien.- dijo aún abrazandome.

-Amor, pensé que no te volvería a ver.- bajó una lágrima por mi mejilla.

Fabián alzó su cabeza y me miró atento.

-No vuelvas a decir eso. Yo me sentía impotente al no saber de ti. Juro que hubiera sido capaz de matar al asqueroso de Tom por mi mismo.- dijo y secó mis lágrimas.

-¡Irina, hija! ¡Qué bueno que estás bien!- era mi padre. Corrió hacia mí y me abrazó fuertemente. Lo miré confundida.

-¿Cómo llegaste tan rápido a New York?- pregunté.

-Hija, no estamos en New York. Estamos aquí, en nuestro país.-

-¿Qué? ¿Pero cómo?- pregunté aún mas confundida.

-Hija, Fabián le había avisado a un taxista que si se demoraba que llamara a la policía y así lo hizo. Ustedes dos estaban inconscientes, pero gracias a Dios los llevaron al hospital más cercano. Fabián fue el primero en despertar y ya que tú no despertabas me llamó. Yo di la orden para que te transfirieran aquí. Llevas una semana dormida y ahora es que acabas de despertar.- dijo acariciando mi mejilla.

Por Dios, todo esto fue tan raro y horrible. Llevo una semana dormida, pero.. ¿Qué pasó con Tom y Raquel? No quise hacer más preguntas, mi cabeza quería explotar. Prefería preguntar esas cosas después.

***

-Ven cariño, con cuidado.- dijo Fabián con su voz tan dulce.

Habíamos llegado a mi casa. Luego de tantas revisiones aburridas, al fin me dieron de alta en el hospital. Mi padre conducía, mientras Fabián solo permanecía callado acariciando mi cabello.

-¿Qué..Qué está pasando papá?- pregunté.

Había una ambulancia frente de mi casa. Se escuchaban gritos dentro de ella, todo esto me está poniendo nerviosa. Mi padre corrió hacia dentro. Jamás había visto a mi padre correr, miré a Fabián y el estaba igual de asombrado que yo.

-Sueltenme maldita sea. ¡Sueltenme!- gritó Raquel.

Por Dios, Raquel estaba encapuchada con un traje de fuerzas. Habían dos enfermeros agarrandola para que no se soltara.

-Ahí..Ahí está. ¡Esa es la maldita! A ella es la que se deben llevar. ¡Mamá! ¡Mamita ayúdame!- gritó mirándome con lágrimas en sus ojos.

Sara estaba en los brazos de mi padre llorando. Mi padre le tapaba sus ojos para que no pudiera ver lo sucedido. Luego de todo lo que tuvieron que hacer para poder meter a Raquel en la ambulancia, lo consiguieron. Los enfermeros entraron y se fueron.

Corrí con algo de dolor en mi cuerpo hacia mi padre.

-Papá, ¿Me puedes explicar?- dije temblando.

-Ven Irina.- dijo Sara entre llantos.

Miré a mi padre y el solo asintió para que fuera con Sara. Entré poco a poco a la casa. Seguí a Sara hasta el final de la casa y entramos al cuarto de Raquel. Es ese instante Sara comenzó a llorar más y más. Juro que no sabía que hacer. No sabía si abrazarla, o solo quedarme parada sin decir nada. Me acerqué poco a poco y me doblé para abrazarla. Sara respondió mi abrazo, luego de unos minutos se tranquilizó.

-Irina, mi hija está enferma de la cabeza. Desde que tenía cinco años a sido imperactiva y bipolar. Los médicos la diagnosticaron así. Ella fue creciendo y como toda adolescente se puso rebelde. Yo le pedía que se tomara sus pastillas, pero jamás me hacía caso. Hubieron veces en las que tenía que llevarla al hospital para que la internaran por algunos días. Ella siempre me culpó de mi violación.- comenzó a llorar.

-Ella decía que todo fue mi culpa. Que si me hubiera defendido ella tendría un buen padre. Cuando conocí a tu papá, me enamoré como tonta. Te conocí, pero nuestra relación no fue muy buena que digamos. Tú pensabas que quería quitarte a tu papá.- sonrió de lado. -Cuando tú padre y yo nos casamos, el me contó lo que te sucedió. Me identifiqué tanto contigo, que siempre quise acercarme a ti y demostrarte mi apoyo. Raquel pensaba que te quería y a ella no. Te tuvo odio sin razón alguna. Siempre te envidió.- limpió sus lágrimas.

-Conoció a Fabián y se encaprichó mucho. Cuando se dio cuenta que tú le gustabas, se puso como loca y quizo hacerte daño. Por eso te dije antes de que te fueras, que tuvieras cuidado. No quise llamar a la policía, porque mi niña está enferma. Así que decidí que la internaran, así se podrá recuperar.-

Jamás, me imaginé todo esto. Raquel a estado enferma toda su vida y yo solo pensaba que me odiaba sin razón. Me acerqué a Sara y la abracé lo más fuerte posible.

***

Estaba acostada en el césped del jardín de mi casa, acompañada de Fabián. Mirábamos al cielo con nuestras manos entre lazadas.

-Juro que si te hubiera pasado algo, hubiese muerto en ese instante.-

Lo miré y le sonreí.

-Pero aquí estamos, sanos y salvos.- dije.

El asintió.

-¿Recuerdas las cartas que nos mandaban en New York?- preguntó y yo asentí.

-Fueron Tom y Raquel. Querían envolver nuestras mentes para que nos separaramos.- contestó.

-Hablando de ellos..¿Qué pasó con Tom?-pregunté y me senté.

Fabián hizo lo mismo.

-Yo quedé inconsciente, pero los policías me dijeron que el imbécil escapó. Solo lograron atrapar a Raquel, pero como estaba enferma, prefirieron traerla donde su madre y que ella decidiera si internarla o que fuera a la cárcel.- dijo mirando hacia un punto fijo.

Quedé en silencio, todo esto a sido muy difícil para mi. Apesar de que jamás amé a Tom, estuvo conmigo desde niña. Es un buen amigo y me hizo daño ver lo que quizo hacerme.

-¿Irina?- dijo Fabián sacandome de mis pensamientos.

-¿Sí?-

-Esteban no a dejado de llamar.-

Me olvidé completamente de mi mejor amigo. Debe de querer matarme.

También existen chicas malas |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora