Capítulo 20

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Tengo una pierna lastimada y mi padre solo piensa en traer a cenar a personas que no me caen bien. Y en hacerle una sala a su mujer en vez de cuidar a su hija. ¡Esto es estupendo! Dormiré bajo el mismo techo de ese idiota. Sinceramente no estoy de ánimos para coquetearle hoy. Pero tampoco estaré dispuesta a darle paso a Raquel. ¿Qué hago? Además, me duele mucho mi pierna. Ughh mi padre es tan inteligente que me sorprende.

Me voy a bañar, necesito tranquilizarme un poco. Abrí la llave del agua y cuidadosamente entré a la ducha. Estaba pensando en tantas cosas. El mesero había dicho que soy hermosa. Pero su odio hacía mi se le nota desde la luna.

Ya había salido y vestido. Mi padre me había gritado desde la cocina varias veces para que bajara. Pero mi querido padre no tuvo la amabilidad de buscar a su única hija inválida a su pobre habitación. Tal vez sueno un poco exagerada, ¡pero es cierto! Bajé casi arrastrando mi trasero por las escaleras. Y allí estaba el mesero. Algo despeinado y con una sonrisa enorme en su rostro. Raquel estaba hablando con él. ¿Pero que mierda le pasa a este hombre? Jamás ha sonreído conmigo de esa manera y con esta idiota sí.

-Hija ven, Sara preparó lasaña. Tú favorita.- dijo mi padre con una sonrisa en su rostro.

Yo solo asentí y noté que el mesero me miraba. Su mirada es algo extraña, aveces trato de adivinar lo que piensa.

-Irina, ¿ya te sientes mejor?- preguntó Sara.

Yo solo asentí, no tengo ganas de hablar con nadie. En ese instante sentí que mi teléfono vibraba.

Mensaje: Tom

¡Hola hermosa! Nos conocemos desde niños, así que me sentí en la libertad para preguntarte algo. Mañana es el cumpleaños de mi abuela, y toda mi familia estará allí presente. ¿Te gustaría ir conmigo?

Su mensaje me había sacado una sonrisa.

Mensaje para Tom

Claro Tom, por ti lo que sea.

Sonreí y guardé mi teléfono. Cuando levanté la cabeza me di cuenta que Fabián me miraba. Me miraba como si estuviera molesto. Miré a ver si mi padre me estaba observando. Y como no lo hacía le saqué el dedo del medio al mesero. El solo negó con la cabeza y sonrió.

La cena había estado aburrida, bueno para mi lo estuvo. Solo veía a Raquel coqueteandole al mesero. El solo le sonreía y luego me miraba. ¿Porqué me miraba? Es un idiota.

Subí a mi habitación con ayuda de mi padre. Me puse la pijama y me acosté en mi cama. Vi que tenía dos mensajes en mi teléfono y los abrí.

Mensaje: Tom

¿Enserio? ¡Genial! Mi familia estará feliz de verte. ¿A qué hora te recojo?

Mensaje: Tom

Bueno, debes estar dormida o algo. Así que te recojo mañana a las 6. Nos vemos hermosa.

Sonreí. Yo quería muchísimo a Tom. Era un chico genial. Sí, sé que teníamos sexo de vez en cuando pero lo conozco desde pequeña y lo quiero mucho. Escuché un ruido en la cocina. No podré dormir sino veo que es. Tomé las muletas que me habían dado (por cierto bastante incómodas que son) y bajé. Prendí la luz de la cocina y allí estaba el mesero bebiendo un vaso de leche. Maldito mesero. Se veía tan putamente sexy, estaba solo en boxers y con su pecho libre. Se veía su cuerpo bien trabajado.

-Toma una foto, te durará mas tiempo.- dijo el idiota sacandome de mis pensamientos.

-¿Siempre eres así de imbécil?

-No.- contestó e hizo el intento de irse pero lo aguanté.

-Oye, ayúdame a subir ¿si? Es que me duele mucho la pierna.- dije con ojos de perrito. El rodó sus ojos y me sostuvo entre sus brazos. Dios, este idiota hará que me desmaye. Subimos a mi habitación y me soltó cerca de mi cama. Cuando iba a salir, aguanté su mano. Lo halé, haciendo que su cuerpo quedara encima del mio. Nuestros ojos se miraron rápidamente y nuestras respiraciones estaban ajitadas. Sentí mi corazón acelerarse ¿Porqué? Y antes de que dijera algo, me besó. EL MESERO ME BESÓ. Oh por Dios no puedo creerlo. Esperen ¿Qué me pasa?

Respondí su beso. Nuestras lenguas jugaban lentamente. Puse mis manos en su cabello, me encantaba como se sentía. El estaba acariciando mi cara. Nos separamos por falta de aire. Traté de hablar pero él no me lo permitió. Se levantó rápidamente dejándome aturdida.

-Esto está muy mal Irina. Estoy en casa de tu padre, no debo faltarle el respeto además tu no eres la clase chica que quiero para mi.- dijo algo desesperado y se marchó.

¡Auch! Eso me dolió muchísimo. ¿No soy buena para él? Puse mi cabeza en la almohada y comencé a llorar. ¿Porqué lloraba? Yo no siento nada por este imbécil. Siento un vacío muy grande dentro de mi. ¿Qué me está pasando?

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Ya había amanecido. Me desperté con un dolor de cabeza horrible. Al parecer lloré toda la noche y luego me quedé dormida. ¿Porqué me siento tan frágil cuándo el está?

Entré al baño y cepille mis dientes. Me miré al espejo y tenía los ojos rojos y muy hinchados. Eres una idiota Irina. Bajé a la cocina por algo de comer y al darme cuenta de que el mesero estaba allí, traté de volver a mi cuarto. Pero ya que estaba prácticamente cogeando mi padre logró verme.

-Hija, ¿te sientes mejor? ¿Deseas comer algo?-

Sentí la mirada de Fabián en mi. Pero no lo voy a mirar, ¿quién se creía ese imbécil?

-Sí papá, estoy bien. Solo bajé por algo de comida. Pero el clima está algo feo hoy, así que me dio un poco de asco y ya no tengo hambre.- contesté. Estaba totalmente segura que el mesero se daría cuenta que dije eso para él.

-Hija pero tienes que comer. Te puedes hacer daño.

-Señor si quiere yo puedo cocinarle algo.- interrumpió el meserito.

-Oye, creo que estoy hablando con mi padre. ¿Y que parte de se me quitó el hambre no entiendes?- le dije fríamente. Luego miré a mi padre. -Papá además ya mismo saldré con.- miré al mesero y noté que estaba atento a lo que yo decía. Así que me acerqué donde mi padre y se lo susurré en el oído. Mi padre asintió y yo sonreí. Luego miré al mesero y me fui poco a poco.

Entré a mi habitación. No sé que me pasa. El ni siquiera me gusta, ¿Porqué rayos me siento así?¿Estaré tomando enserio la apuesta?

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6 p.m.

Salí poco a poco por la puerta. Ya Tom estaba esperándome. El mesero ya se había ido. Pero le dijo a mi padre que volvería mañana a darme las clases y si le daba tiempo que lo seguiría ayudando.

-Irina ¿qué te pasó?- preguntó Tom examinado mi pierna.

-Estoy bien Tom, solo fue una tontería. Vámonos.

Tom estaba confundido. Pero luego de unos minutos sonrió y me ayudó a entrar al carro. El se montó y prendió su carro.

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¿Corto? Lo sé :( pero gracias por su apoyo!!

También existen chicas malas |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora