Capítulo 39

1.3K 51 2
                                    

-¿Estás bien Irina?- preguntó mi padre.

-Sí, ¿Porqué lo preguntas?- dije.

-Desde que Fabián y tú amigo se fueron, estás pensativa. Sabes que puedes confiar en mi.- mi padre se acercó a mí y se sentó a mi lado.

-Papá, estoy nerviosa. Esto es tan raro, siempre e sido la Irina rebelde a la cual nada le importaba. La gente me quería como era, o eso creía. Pero llegó Fabián y cambió todo dentro de mí. No sé que tiene y no sé que me pasa, pero no quiero alejarme de su lado.- dije frotando mis manos.

-Mi niña, estás sintiendo amor. Eso es normal. Ya era hora de que crecieras y sanaras tus heridas, sé que Fabián te ayudará en el viaje.- dijo abrazandome.

-Papá ¿Y si el avión se cae?- dije asustada.

Mi padre negó con la cabeza y sonrió.

-Irina, eso no pasará. Tranquila, solo te pido que siempre estés pendiente de éste viejo. Al menos me llamas ¿De acuerdo?- dijo mi padre besando mi frente.

No sé si podre superar mi pasado. Tal vez siempre esté presente en mi vida y en mi corazón. Quizás tarde en enamorarme y en conocer todo lo que aparece en los cuentos de hadas. Pero sé, que podré superarme.

Todo esto es tan raro, tan extraño. Necesito ir a un bar, necesito usar mi droga por última vez. Sentir a alguien dentro de mi, sentir que necesite de mi. No Irina, no debes. Maldita sea esto es tan difícil, es tan fácil decir cambia pero tan difícil hacerlo.

Subí a mi habitación. Necesitaba empacar, ya mañana me voy y no tengo mis cosas listas. Es más ¿A qué hora debo de estar lista? Por Dios, Fabián no me avisó nada. Saqué mi teléfono del bolsillo y llamé a Fabián.

Llamada

-¿Hola?- contestó Fabián.

-Hola querido mesero. Solo quería preguntarte algunas cosas.- dije sonriendo. Sé que el no me ve, pero no importa.

Fabián rió y me dijo que continuara.

-Verás, no sé a que hora nos vamos, no sé cuando iremos al centro de ayuda para adictos al sexo. Tampoco sé a que hotel iremos, cuantos vuelos son. Y tampoco sé cuanto tiempo nos quedaremos.- dije rápidamente.

Fabián comenzó a reirse. Creo que se dio de cuenta de mi nerviosismo.

-Irina, no necesitas saber nada de eso. Viajarás con Fabián Clayton. No con un pelagato querida.- rió.

-Oh, disculpa querido. Nunca pensé que fueras así. Te crees la gran cosa para ser hombre.- los dos reímos. Luego de unos minutos colgué. Bueno, veremos que pasa.

Guardé mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón.

Fui a la habitación de mi padre. Ya que jamás e viajado, no tengo maletas ni nada de eso. Me acerqué a la puerta de la habitación, pero escuché que alguien discutía.

-Raquel por Dios, deja esa maldita obsesión. Tal vez, si fueras diferente, serías feliz.- dijo. Creo que era Sara discutiendo con Raquel.

-A mí no me vengas con esas idioteces. El será mío, guste a quien le guste. Y esa maldita pagará el haber nacido, te lo juro.- gritó Raquel. Juro que sentí miedo al escuchar eso ¿De quién hablaban?

Raquel salió hecha una furia. Cuando me vio se quedó tiesa, luego de unos segundos reaccionó y me empujó. ¿Y ésta imbécil?

Miré dentro de la habitación. Parecía que Sara lloraba, aunque no hemos tenido la mejor relación, odio ver a alguien llorar. Entré poco a poco y toqué su hombro, ella dio un salto por el asombro.

-Oh Irina querida, lamento que me veas así.- dijo secando sus lágrimas.

-No tienes porque disculparte. ¿Porqué dejas que Raquel te trate así?- pregunté sobando su hombro.

Sara se quedó callada, parecía pensativa. Me miró y me sonrió.

-No entenderías. Solo dime que necesitas cariño.- sonrió.

-Bueno, iré de viaje y pues no tengo maletas ya que jamás he viajado. ¿Tú o papá tienen alguna que me puedan prestar?-

Sara asintió. Se acercó a su armario, el cual era más grande que el mío. Se bajó y sacó algunos zapatos, y luego sacó dos maletas.

-Aquí tienes querida, usa las dos por si acaso.- dijo.

Yo le sonreí. Cuando iba a salir de la habitación Sara me detuvo.

-¿Irina? Ten mucho cuidado por favor.- dijo algo asustada.

Sinceramente no entendí porque me dijo eso. Yo solo asentí y salí. Necesito acomodar todo lo que me llevaré en el viaje.

Entré a mi habitación y saqué toda mi ropa del armario. Saqué camisas, pantalones, jackets, zapatos, medias, accesorios, mi cargador del móvil. Fui a mi mesita de noche y busqué toda mi ropa interior. Luego entré a mi baño y busqué mis toallas sanitarias, no sé cuanto tiempo esté por allá y necesito ponermelas cuando esté en mis días. Saqué mi cepillo de dientes, mis jabones, mis cremas y todo lo necesario para mi uso personal.

Creo que ya tengo todo listo. Miré toda mi habitación recorriendo cada pedazo de él. Pienso que extrañaré éste lugar. Sé que no me iré toda la vida, pero es un cambio muy grande para mi y para mi vida.

Saqué mi teléfono del bolsillo nuevamente. Busqué el número de Esteban y le envié un mensaje.

Mensaje

Para Esteban

Esteban quiero decirte que te adoro. Te extrañaré muchísimo.

Puse mu teléfono en mi cama y sentí que vibró. Contestas muy rápido amigo mio.

De Esteban

No creas que te vas a deshacer de mi tan rápido. Mañana iré a tu casa muy temprano para llevarte al aeropuerto. Besos xx.

Sonreí. Mi amigo era el mejor. Miré la hora y ya casi era hora de cenar. Bajé las escaleras rápidamente encontrandome con... no, no es enserio. Ésta maldita quiere joderme la puta vida.

Raquel y Tom estaban besándose en la cocina.

También existen chicas malas |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora