[S.O 1.5] Synanth

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—Bueno, primero lo primero —comencé —Compramos comida, provisiones y nos vamos ¿entendido? —le recalqué a la princesa. Todavía no me acostumbraba a llamarla por su nombre. La noche pasó a una lentitud increíble, fue estresante sí, dormir con la compañía de quien mas te odiaba no era una buena idea. El fantoche no dejaba de golpearme y roncar mientras dormía, no logré conciliar el sueño, por lo que en cuanto el sol salió obtuve mi oportunidad para vengarme de quienes durmieron toda la noche. Aunque a pesar de todo, no me sentía débil, para nada, tal vez fue producto de mi nuevo cuerpo por así mencionarlo.

—Lo sé —dijo cansada —¡Ya relájate!

No dije más, continuamos caminando por la aldea que encontramos al salir definitivamente del reino. Era pequeña, pero tenía mercaderes por doquier y la aglomeración era abrumadora. Había gente extraña por todas partes.

—Esto es ridículo —espetó el fantoche, se hizo extraño que no dijera una palabra durante toda la mañana —¡Andar con ustedes es irritante. los dos aún son unos niños molestos!

—¡Tú mejor cállate! —le exigí. íbamos a entrar en discusión física y verbal nuevamente, pero algo nos lo impidió.

Alguien había tropezado con la princesa acción que la hizo molestaré, no por la torpeza de la persona, sino por el hecho de que al parecer lo hizo a propósito y sobretodo que no se movía de donde estaba parado.

—¡Oiga! ¡Tenga más cuidado!

El hombre cubierto por una capa, (que al parecer a todos les encantaba usarlas en ese momento) no le respondió, sino que hizo algo peor. Sacó un cuchillo.

—¡¡Cuidado!! —advertí. Gracias a mi velocidad me acerqué a ella y la empujé a un lado, tomé la mano del desconocido e intenté quitarle el arma, pero algo me tomó por sorpresa.

El dolor en el pecho.

¿En serio? ¿Este? De veras que preferí que Rufel fuera el siguiente elegido, por suerte no fue así.

—No te metas en esto —murmuró el hombre con una voz gruesa y espetante.

—¡Tú maldito! —exclamó el fantoche con intenciones de tocarlo, pero lo detuve con mi otra mano sobre su pecho, por suerte tenía más fuerza que él —¡Quita tu mano!

No me dio tiempo a responderle cuando una chica le puso un cuchillo en su garganta desde atrás, inmovilizándolo. Al parecer mis días a partir de ese entonces no iban a ser normales. Las personas que nos rodeaban se apartaron. Gracias a Varely quién reaccionó, tomó a la chica y se la llevó a uno de los callejones donde nadie las podría ver, yo hice lo mismo.

Tomé al fantoche y al joven de los brazos, con ayuda de mi fuerza me los llevé al callejón. Aparté a Rufel, y derribé al chico al suelo. Su capa había caído de su cabeza por lo que le pude ver el rostro detenidamente. Era un chico de mi edad, tal vez un año mayor. Tenía una coleta recogida hacia abajo que sostenía su cabello negro azabache, lo más escandaloso de todo eran sus ojos azules, nunca había visto unos ojos así. Pero no era momento de analizar aquello, procedí a lo que tenía que hacer. Mordí su cuello y lo dejé inmóvil. Su sangre no era desagradable, pero nada de que admirar. Me aparté rápidamente, a los segundos que lo hice, el chico se incorporó sobre sus rodillas, tal y como le sucedió a Varely, este empezó a expulsar una gran cantidad de sangre. Era otro más que moría.

Eternos finales © ✔️Libro #0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora