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Anuncio: Capítulo largo ❣️

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Anuncio: Capítulo largo ❣️

Ella lloraba, lloraba cómo nunca lo había hecho antes. Había perdido lo más importante en su vida. No volvería a saber más de ello, se esfumó de este mundo, y ni siquiera pudo despedirse. Él se lo había arrebatado todo, y no podía hacer nada para hacerle pagar. Maldito sea el día en que vino a este mundo, tal vez si no hubiera nacido no estaría pasando por el dolor que sentía en aquel momento. Desde ese día odiaba el dolor, lo odiaba con toda su alma.

Pero, lo que siguió después fue peor. Su plan fue un total fracaso. Estaba de rodillas a los pies de su progenitor, estaba sumisa ante aquel hombre, le temía, claro que le temía, y no sólo eso, lo odiaba. Iba a destruirle algo que también amaba, lo único que le quedaba se lo iba a destruir, preferiría sufrir ella que su ser más preciado. No, no quería que acabará cómo fue la última vez, haría algo, simple, pero lo haría.

Se iba a sacrificar por ello, desgraciadamente, fue de nuevo frustrado su plan. Ella volvió a sentir el maldito dolor, y nunca supo si su ser preciado fue destruido.

Se movió y sintió sábanas en su cuerpo. Estaba sobre una cama. El frio la recorrió, estaba estremeciéndose. No entendía por qué estaba allí o cómo llegó, lo último que recordaba era su lucha con el joven, y que su cabeza empezó a doler e imágenes comenzaron a llegarle ¡Recuerdos! Se incorporó al darse cuenta de ello, grave error. El interior de su cuerpo empezó a arder, lo insoportable se volvió más fuerte en cuanto se incorporó de golpe.

––¿Qué me paso? ¿Son recuerdos la imágenes que llegan a mi mente? ––se preguntó mientras hacía muecas de dolor.

Ella se levantó de la cama y comenzó a ver por todos lados. Se dio cuenta que estaba en su habitación, y estaba sola. También ya había anochecido, había luna llena y todo estaba luminoso, parecía tarde, aunque no sabía que tan tarde. Salió de su habitación y encontró los pasillos solitarios, no había nadie allí. No tenía sueño, así que decidió ir al jardín y estar un rato con los cachorros y Chiaza, por lo general, siempre se dormían muy tarde, tal vez estarían despiertos.

Una vez que piso el jardín se estremeció. El viento helado hizo titinear sus dientes, hacía un frío pertubador.

De pronto, había cambiado de idea al venir allí, mejor se hubiera quedado hundida en sábanas abrigadoras, pero no podía. Una vez que encontrará a su amiga se hundiría en aquel pelaje abrigadero y caliente.

Iba a seguir su camino, pero se detuvo en seco al darse cuenta que no estaba sola.

Había alguien allí.

Estaba sentado en suelo de espaldas. Tenía su vista en la luna. Estaba ensimismado. Ella lo reconoció. Iba a preguntarle que hacía a allí, pero él habló primero.

––¿Sabes lo que eres? ––dijo en tono frio sin darse la vuelta.

––¿Lo qué soy? ––repitió confundida.

Eternos finales © ✔️Libro #0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora