[S.O 1.0] Synanth

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Dudas, dudas y más dudas. Sus dedos temblaban al tocar la superficie de aquel papel. ¿Qué pasaría al saber todo? ¿Cambiaría sus perspectiva? ¿él decía la verdad? Si seguía de eso modo, nunca lo sabría. Su respiración se aceleró cuando finalmente lo abrió. Sólo había un titulo, simple y confuso; era un nombre escrito con letra cursiva y pulcra. No tenía la menor idea de dónde provenía, lo que la llenó más de dudas.

—¡Léelo! —exclamó ya harto de verla titubeando.

—¡No me ordenes nada! ¡Lo haré!

—Nirelle despertará en cualquier momento, y sabes que se pone inquieta —advirtió — sus siete años cumplidos la han vuelto más rebelde que nunca… no me quiero imaginar cuando sea una joven…

—Será idéntica a ti —se burló.

—Kano, debes leer, ya no lo evadas —exigió.

—Lo sé, lo sé… —suspiró —Synanth, dice aquí —leyó el titulo y continúo —Esta es mi historia y la de mis compañeros, que a pesar de que fue breve nuestras aventuras, para mi fue lo que marco mi vida totalmente. No despiertes porque esto no es un sueño. Tú, solo tú puedes cambiar el destino.

⪰+⪯

Años atrás, vivía en el reino Jumbel, lo recuerdo todo como si fuese lo más reciente para mi. Era un chico delgado, valiente e intrépido, tal vez loco. No, era un loco. Me encantaba provocar alboroto y ocasionar peleas con cualquiera. Sí, era un chico problemático. Aunque no era un tonto, había quienes querían hacerme la vida imposible, pero simple fui astuto y algo tramposo, a pesar de ser un don nadie, podía ser admirable para quienes me conocían.

Aquel día, se celebraba un torneo en honor al rey de ese tiempo, Feger Kenji. Era un vejete armagado y cruel, todos le temían, no era alguien a quien debías enfrentarte, podía ser lo último que hicieras en tu vida. Yo me había inscrito en ese torneo, pero no recuerdo como o por qué, corría como un loco por las calles del reino, ya que me había quedado dormido -algo típico de mi-, ese iba ser uno de mis mejores días, me encantaba participar en torneos, y más en duelos de espadas, era algo totalmente fascinante.

—¡Rayos! ¡Debo apresurarme! Pronto llegará mi turno —dije mientras jadeaba y no paraba de correr. Por suerte, mi correr loco me dio ventaja en llegar a tiempo. Era mi turno de luchar, lo cual me emocionó más, odiaba con toda mi alma esperar, no era mi mayor fuerte. —¡Sí! —exclamé emocionado —¡Llegué a tiempo!

Mientras yo me preparaba para mi combate con quién todavía no conocía. Una joven princesa e hija del rey Feger, se movía de aquí para allá preparada para su próxima lucha, ya llevaba luchando desde que comenzó el torneo, era una muchacha activa y para nada debil.

—¡LISTA! —exclamó la princesa.

—¿Estás segura de hacer esto? —cuestionó su guardia todavía inseguro de haberla ayudado a colearse en dicho evento.

—¡Rufel, no te atrevas a decir nada! —suplicó todavía ansiosa —¡Quiero demostrarle a mi padre que no soy una estúpida e inútil!

Rufel sólo giró los ojos en muestra de impaciencia, la princesa podía ser inquieta y terca, todavía no sabía cómo rayos lo había convencido para escabullirse en el evento. El rey puso toda su confianza en él, después de todo era su guardia de más confianza, el que siempre vigilaba y cuidaba a su hija. Era un trabajo algo insoportable para su paciencia.

—No diga que no se lo advertí —alegó —sabe muy bien cómo es el rey.

—Lo sé más que todo.

La trompeta comenzó a sonar, anunciando el inicio del último combate. La princesa se puso eufórica y entusiasta, de verdad que anhelaba mostrar su osadía hacia su padre, no había algo más importante que aquello.

Eternos finales © ✔️Libro #0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora