Sping-off - 1.5 ~JANEK~

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—¡Mai! ¡Mai! —trató de llamarla y hacerla reaccionar sin tener indicios de nada, la pobre estaba en shock . —¡Por favor no! —murmuró asustada, sofocando su llanto.

—Cá-cálmate —logró decir la moribunda en un tartamudeo —P-por favor cálmate, estoy bien —mintió y gimoteó por causa del dolor en todo su cuerpo.

—Por favor, no te sobreesfuerzes, puedo salvarte —aseguró entre lágrimas. Sabía que no era posible, pero las esperanzas la tenían cegada.

—Soy un caso perdido Kano —alegó. Alzo su mano como pudo y tomó su cabello con ella, lo acariciaba como si fuera lo más suave y delicado —Tu cabello siempre me encantó, nunca lo cortes, bueno, también quería verlo corto, seguro se te vería bien —sonrió ante la idea.

Kano sin poder evitarlo, y tomándola por sorpresa, sus lágrimas comenzaron a derramarse, ella nunca en su vida lloró, y era la primera vez que lo hacía. Tan especial era Mai.

—¡Y lo veras corto! ¡Podrás salvarte! —le prometió.

Mai negó con la cabeza, comenzó a expulsar a gran cantidad de sangre por su boca. Debido al estremecimiento, sus huesos se quebraron más.

—No… No… —insistió. De pronto, se le ocurrió una idea que sabía que su amiga negaría, pero eso no la detendría al tratar de convencerla  —Bebe mi sangre.

—No. Jamás lo haré —reiteró. No iba a cometer esa falta con su amiga, estaba desesperada por querer salvarla.

—No podré vivir, no puedo —repitió —¡Bebela y vive! Si no bebes mi sangre, te vas a debilitar y no podrás vivir.

—¡No!

—¡Te amo! —confesó tomando por sorpresa a la pelinegra, esas palabras nuncs creyó decirlas  —Siempre lo he hecho... ¡Bebela! ¡Por favor! ¡Por favor!

Su confesión la hizo inquietarse por un momento, pero en breve reaccionó, debido a que su amiga estaba convulsionando, su vida se estaba extinguiendo, y ella no podía hacer nada.

—¡Mai!  —exclamó sin creer lo que hará, no quería quitarle su último respiro, su última respiración de vida, pero algo la hizo quedarse nula. Escuchó los palpitares del corazón de su amiga, cada vez se escuchaban menos. Por más que lo negara, Mai iba a morir allí, justo en sus brazos.

No pudo evitarlo más, su instinto de cazador se despertó. Sus colmillos hicieron aparición, y sus ojos se tornaron rojo carmesí. Provocando terror.

Mai esperó con ansias que su vida por fin acabara, no le temía a la vampiresa, se sentía aliviada de que su vida le iba a ser entregada a la persona que realmente amó. Al menos moriría por un bien. En cuanto los colmillos fueron clavados en su cuello, ella comenzó a apretar los puños de sus manos y, a soltar alaridos debido al dolor que le causaba.

Se escuchó un rugido por parte de Kano, parecía un depredador devorando su presa, protegiéndola de que alguien se la arrebatara, amenazando con gruñidos. Kano era el depredador, y Mai la presa devorada.

Minutos fueron los que pasaron cuando Kano se apartó del cuello de Mai. En su boca recorría la sangre de su amiga, sus ojos todavía tenían ese rojo carmesí, todo seguía igual, excepto que la vida Mai, se la había terminado de arrebatar. La chica tenía esa sonrisa en su rostro, y una lágrima había recorrido su mejilla, probablemente lloró sin que la vampiresa se diera cuenta. Sus ojos estaban abiertos, por lo que Kano terminó de cerrarlos.

—Duerme bien —susurró sin poder contener las lágrimas. Su corazón palpitaba de locura, dolor, ansiedad por querer más sangre, ya estaba por perder el control.

Eternos finales © ✔️Libro #0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora