CAPITULO LIX

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Rippy volvió al hotel de Lenox para informarle sobre los resultados de la asamblea, su escolta iba con él. Al despedirse, Lenox le sugirió que su vehículo fuera aparcado en el subterráneo del hotel antes de marcharse, y comprendió que se estaba refiriendo a su propuesta de sacar de la ciudad al grupo de Storm.

La noche ya había caído sobre Sunshine city cuando el general Rippy abandonó la ciudad. No quería demorar mucho su partida porque sospechaba que Grieg iba a ponerle bajo el punto de mira después de la propuesta de aquella tarde. Pero por suerte para todos, las cosas habían salido bien.

En el compartimiento de atrás del vehículo estaban Storm y los demás, acompañando a Rippy, y aprovecharon el viaje para organizarse. Esa misma noche la pasarían en su casa, y al día siguiente empezarían el traslado de algunos internos a una de las escuelas que había en la ciudad y que el general tenía en proyecto de rehabilitar. Ahora sería convertida en una academia de la Gobernación para la formación de soldados, y también se llevaría en ella un control de las transformaciones que cada uno de ellos tuviera.

Rippy les ofreció que de momento se instalaran allí, él se encargaría de proporcionales otra identidad para que nadie pudiera informar de ellos a Grieg, y ellos podrían encargarse de la formación de algunos de los grupos de la academia.

Storm estaba contrariado por tener que dejar su ciudad y su casa, hasta su reputación, pero la idea de ser instructor en la nueva academia le gustaba, y de momento era la mejor opción para ellos.

Cuando llegaron a la casa del general Rippy, Lena estaba esperándole.

Storm y ella ya se habían conocido, y le presentó al resto de sus compañeros. No hubo problemas a la hora de alojarles, ya que la casa era lo suficientemente grande como para ello.

Rippy se puso a hacer llamadas nada más llegar, dando órdenes para que la escuela estuviera preparada para recibir a algunos de los internos del campamento al día siguiente.

Lena se dedicó a atender a sus invitados. Les preparó la cena y se sentó con ellos a comerla, pero, durante esta, se les unió el general.

Después los soldados se fueron a dormir y Lena aprovechó para hablar con su padre.

—Papá, hay algo delicado que tenía que contarte.

—¿De que se trata?

El general se acercó al mueble que tenía en una de las paredes del comedor. Allí dentro de una vitrina, había unas botellas de licor. Tomó una de ellas y se sirvió un vaso, después se sentó tranquilamente en uno de los sillones que había contra la pared para escuchar con atención lo que Lena quería contarle. Ella esperó pacientemente a que él estuviera sentado para hacerlo.

—Ya sabes que Risk, escapó del campamento, y las razones que tuvo para hacerlo, pero ahora su hermano Mario ha tenido una especie de visión, en la que le ve en peligro, y él y sus compañeros quieren salir del campamento para ir en su busca. Necesitan que tú les facilites la salida.

Lena entrelazó los dedos de sus manos y se acercó hasta el amplio ventanal que daba al jardín y miró hacia fuera intentando disimular los nervios delante de su padre.

El general permaneció callado por un tiempo que a Lena le pareció eterno, era como si estuviera sopesando las posibilidades de que pudieran salir bien de aquello.

Lena sabía que se la estaban jugando todos, pero quería las máximas garantías para Chris, no podría soportar que le ocurriera algo malo.

Karl terminó su copa lentamente antes de decidir que era lo que debían hacer. Cuando volvió a hablar, Lena se sobresaltó al escuchar su voz.

—Mañana mismo comenzaran el traslado de algunos internos a la nueva academia militar que vamos a instalar en las afueras de la ciudad, ordenaré que ellos formen parte de las personas trasladadas, tú puedes preparar el informe de todos ellos, yo los firmaré. Supongo que el tiempo que tarden en llegar desde el campamento hasta la academia no debe de ser muy importante.

Lena se volvió y corrió hacia su padre, le rodeó el cuello con sus brazos y le dio un fuerte beso en la mejilla.

—Gracias, papá, no te arrepentirás, te lo prometo.

—Eso espero, Lena, eso espero. Esto nos puede costar caro.

Lena subió a su dormitorio dispuesta a arreglar esa misma noche los papeles necesarios para que Chris y su grupo fueran trasladados al día siguiente.

AMANECEWhere stories live. Discover now