CAPITULO XXXIV

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Storm abrazaba con fuerza a su hermana, mientras Sasha hacía el informe de la operación ante Lenox, Dan y Carla que le escuchaban con atención.

Al mismo tiempo, Sonar intentaba consolar a Sonia, que se mantenía entera a duras penas. Sus dos hermanos habían pasado una situación extremadamente peligrosa y se habían librado por los pelos.

La mantenía agarrada por los hombros y ella dejaba apoyar el peso de su cuerpo contra el de él. Se sintió agradecida de poder tenerle, y se preguntaba que sería ahora de sus hermanos, nadie sabía cuanto tiempo tendrían que permanecer en el campamento, y si algún día podrían regresar. No podía pensar en no volverles a ver, eso era imposible, algo haría para poder estar con ellos, pero lo pensaría mejor que Mario antes de hacer algo que pudiera arriesgar la vida de los demás.

Luna sintió que se le rompía el corazón cuando escuchó a Sasha describir el estado en el que se encontraba Risk cuando le encontraron, tenía la frente apoyada en el pecho de su hermano y levantó la cara para mirarle con ojos suplicantes y llenos de lágrimas.

Storm le metió un mechón de pelo detrás de la oreja.

—¡Shhhh, tranquila! —le susurró bajito— Él no dejará que nada le aparte de ti, confía en él, se recuperará, ya lo verás.

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Risk abrió lentamente los ojos, aún estaba tumbado sobre la camilla, y no reconocía el lugar en donde le habían dejado, no hizo el menor movimiento, sabía que si se movía un dolor insoportable volvería a recorrerle.

Se sorprendió al darse cuenta de que el dolor había remitido, era como si tuviera el cuerpo dormido, no había desaparecido completamente, pero era más soportable.

Se fijó en que estaba tumbado de lado, y alguien le había colocado algo fresco sobre las heridas de su espalda, además le habían vendado parte del torso, justo donde había sentido que sus costillas se rompían.

También la camilla parecía haber cambiado, más bien se parecía a una cama de hospital y la habían colocado en una posición que le era más cómoda para su cuerpo magullado.

Olía a antiséptico, pero sabía que no se trataba de la enfermería. Quizá fuera un hospital. El corazón le dio un vuelco al pensar que Luna podría estar allí.

Fue entonces cuando inconscientemente se estremeció para a continuación sentir un millón de punzadas recorrer todo su cuerpo. Un bajo quejido se escapó de su boca.

—¡Shhhh, tranquilo, ahora estás a salvo!

Una suave voz femenina intentaba tranquilizarle, Risk apenas pudo ver su rostro recortado contra la luz del techo de la habitación, se parecía a Luna, y estaba seguro de que se trataba de una enfermera, pero sabía que no era ella, y un dolor distinto le pinchó en el pecho.

Parpadeó para aclarar más la visión, y entonces se dio cuenta de que había alguien más en la habitación. Plantado al lado de su cama, todo vestido de negro y con los brazos cruzados sobre el pecho, Chris le observaba con preocupación.

Si no hubiera estado tan dolorido, se hubiera reído. ¿Chris preocupado por él? ¿Desde cuando Chris era capaz de preocuparse por lo que pudiera ocurrirle?

—¡Hola, tío ¿puedes oírme?!

Le hubiera gustado poder darle alguna respuesta llena de sarcasmo, pero se tendría que conformar con un simple "sí", ya que le dolía hasta respirar.

—¡Sí!

Chris dio un paso hacia él y se pasó la mano por el pelo soltando el aire de sus pulmones con fuerza.

—¡Vaya, creí que no lo contarías! Pero hay que reconocer, que estás en buenas manos. Carley... bueno la doctora Kappelhoff, sabe resucitar a los muertos, tío, porque aunque no te lo creas, tú estabas muerto.

—Yo... —hizo un esfuerzo para poder soltar las palabras intentando ignorar el dolor— también me alegro de verte, Chris.

—Bueno, tampoco hay que exagerar, pero quiero que sepas que ahora te has ganado todo mi respeto, tío. Aunque antes ya lo tenías, ahora si que tengo que reconocer que eres tan temerario como yo, cuando se trata de proteger a las personas que te importan.

Risk cerró los ojos, le hubiera gustado contestarle con una serie de insultos, si no soportaba cuando Chris mostraba sus aires de superioridad, menos aún le gustaba que le adulara.

—Creo que alguien debería de ponerte al día. No se que es lo último que recuerdas, pero te contaré hasta donde yo sé.

Las imágenes de la enfermería volvieron a su memoria, Risk recordó el rostro de Sonia inclinado sobre el suyo, al parecer, ellos habían conseguido sacarle de allí.

—Te trajeron hasta aquí en un helicóptero, y no tengo que recordarte en que estado tan lamentable estabas. Carley te atendió y al parecer ha hecho un buen trabajo. Supongo que después de verme aquí, habrás deducido tu solito que estas en el campamento de Destroya, te trajeron aquí porque les pareció el lugar más seguro donde pasarías desapercibido, lo que venga después de que te recuperes está por verse. Lo cierto es que ninguna de las personas que estamos aquí sabemos cuanto tiempo estaremos aquí, ni siquiera si podremos regresar algún día, pero me imagino que tu caso será distinto. Tú no eres uno de los afectados. Solo que ahora tendré que acostumbrarme a llamarte...

Chris dio media vuelta y se dirigió a la doctora que había estado a su lado en silencio todo este tiempo.

—¿Cómo es su nombre, Lena?

Risk recordaba vagamente ese nombre, ¡¿Dónde había escuchado ese nombre antes?!

—Aquí tienes su ficha.

La doctora le acercó a Chris su agenda electrónica donde aparecía la ficha de Risk.

—Claro, ya recuerdo, pero deja que te lo muestre.

Chris le acercó la pequeña pantalla a Risk para que pudiera leerla. Allí aparecía el nombre de uno de los pacientes del hospital del campamento, Andrew Carell.

—Tendremos que buscarte otro apodo, ¿Qué te parece Dew?

—¡Déjalo ya, Chris! –gruño Risk.

Chris se dio cuenta del estado de ánimo de Risk, había intentado darle las noticias de forma que no le resultaran tan difíciles de aceptar, pero sabía que estaba destrozado tanto física como emocionalmente. Intentó no molestarle más. Al menos ahora sabía que se recuperaría, tenía que comprobarlo, Luna lo hubiera querido así, y en cuanto tuviera la oportunidad, le enviaría esa información a ella.

Le devolvió la agenda a Lena. Sabia que ella estaba pensando que Chris tenía muy buen corazón por la forma en que trataba de animar a su amigo. Sonrió sin ganas, "Claro, ella no sabía cual era la verdadera relación entre Risk y él".

Iba ya a despedirse cuando se fijó de nuevo en el tatuaje que Risk llevaba en su brazo.

—Por cierto, Risk, — el tono de Chris era totalmente serio y respetuoso— ¿Dónde conseguiste ese tatuaje?

Risk se vio sorprendido por la pregunta, no se había dado cuenta de que tenía el cuerpo desnudo de cintura para arriba, dejando al descubierto el tatuaje de su brazo. No quería contárselo a Chris, no quería contárselo a nadie.

Chris vio la confusión y la duda en los ojos de Risk, sabía que no le iba a responder, al menos en ese instante. Entonces Chris, se inclinó sobre Risk mientras se arremangaba más hacia arriba la manga de su camisa y le mostraba el tatuaje.

Risk se quedó sorprendido. Chris tenía la misma serpiente enroscada sobre la espada tatuada en su brazo. ¡¿Pero como era posible?!

Chris volvió a dejar caer la manga de su camisa y le sonrió antes de salir de su habitación.

—Volveré a verte.

AMANECEWhere stories live. Discover now