CAPITULO XIX

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Luna había recuperado el control de si misma, pero no la tranquilidad.

Storm hablaba continuamente por su intercomunicador intentando averiguar que había sido de Risk y de Mario, y hasta el momento no lo había conseguido.

Habían activado la seguridad en el salón en donde se encontraban ambos, con el fin de poder hablar con absoluta libertad, aunque sabía que ahora estarían todos ellos en el ojo del huracán.

Storm no quería preocupar más a su hermana, pero sabía que, si detenían a Risk y a Mario, después seguirían todos ellos.

La puerta del salón se deslizó haciéndoles saltar a ambos. Dan entró con cara de preocupación y después de besar a Luna y comprobar que se encontraba bien comenzó a hacerle preguntas a Storm.

Chris y Elena entraron en el salón detrás de Dan, y cuando Luna los vio no pudo contener el impulso de agarrarse al cuello de Chris con sus brazos mientras intentaba contener las lágrimas.

—¡Como me alegro de verte, Chris!

Luna enterró su cara en el hombro de Chris y él le abrazó con fuerza cuando sintió como su cuerpo temblaba. E hizo uno de sus típicos comentarios para intentar que se relajara un poco.

—¡Vaya, vas a conseguir que me lo crea!

Pero verla sufrir de aquel modo pudo hasta con su humor negro.

—No te preocupes, Luna, —le susurró al oído— Risk sabe protegerse, y nosotros cuidaremos de que no te hagan nada.

Dan se dirigió a Chris para indicarles lo que tenían que hacer.

—Tendréis que marchaos cuanto antes, los transportes están llegando a Sunshine city y los soldados están comprobando que todos aquellos que hayan recibido la citación se suban a esos transportes antes de que anochezca.

—Pero yo...—Elena no podía contenerse por más tiempo— necesito ver a Mario antes de marcharnos, tengo que despedirme.

Las últimas palabras temblaron en su voz, mientras recorría con su mirada las caras de todos ellos. Fue cuando se dio cuenta de que algo grave estaba pasando con Mario. El corazón empezó a acelerársele y sintió como se le secaba la boca, antes de que pudiera darse cuenta estaba hiperventilando.

Dan y Chris la tomaron por los brazos y la acompañaron hasta el sofá para que se sentara.

—¡Cálmate, Elena! –Le tranquilizó Chris— Mario se encuentra bien, dentro de lo que cabe.

—¿Qué es lo que ha pasado? –su pregunta fue casi un grito.

—Nada que no podamos controlar, —le aseguró Dan, cogiéndola por la muñeca y tomándole el pulso— Mario se enteró anoche en la reunión de la Liga de que vosotros tendríais que salir pronto de la ciudad, y al parecer no quería que os separaráis, y en un intento de que esto fuera posible, y todavía sin saber como, ha conseguido infectarse por el virus RENACER.

Elena seguía con la respiración muy agitada, Luna hizo a un lado su propia angustia para entrar en modo profesional. En cuanto vio que Elena se alteraba había agarrado su mochila para extraer de ella un tranquilizante que le administró sin decir palabra, mientras Dan continuaba explicándole lo ocurrido.

—Por supuesto, esto no va a pasar desapercibido para la Gobernación, que no ha perdido un segundo para ponerse a investigar sobre el contagio de Mario, ya que él, al igual que el resto de la población que no había sido afectada todavía por el virus, había sido vacunado contra este.

La respiración de Elena se fue calmando gradualmente, conforme la inyección que le había administrado Luna hacía efecto en su organismo.

—¿Dónde se encuentra en este momento?

—Creemos que está todavía en el hospital militar, —ambos echaron una mirada a Storm que seguía hablando por su intercomunicador mientras Dan les explicaba como estaba la situación— Risk estaba con él cuando le ingresaron, al igual que Storm, y Luna fue después, —Elena clavó una mirada suplicante en los ojos de su amiga, y Luna se sintió impotente ante aquella situación— pero Storm me ha contado que el mismo Risk les hizo salir del hospital a los dos, cuando vio que los soldados llegaron para interrogarle.

Elena cerró los ojos y tomó aire profunda y lentamente intentando mantener la calma.

—¿Qué van a hacerles?

Storm y Dan intercambiaron una mirada antes de fijarse en Elena y Luna que tenían el rostro inundado de lágrimas y con una expresión angustiada. Dan tragó saliva visiblemente afectado antes de responder.

—Todavía no estamos seguros, de momento solo sabemos que están investigando las causas del contagio y las personas que han podido estar en contacto con Mario después de este. 

AMANECEWhere stories live. Discover now