Sping-off - 1.5 ~JANEK~

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—Hasta que por fin probaste la sangre... —se anunció el mismo hombre que había observado todo, lo peor es que lo disfrutó —Y dime, ¿qué se siente probar la sangre de tu primera presa?

—¡Bastardo! —rugió con un león impregnado por la furia.

Kano dejó el cuerpo de su amiga en el suelo, y en un parpadeo rasgo la cara del hombre y desapareció de su vista. Eso al errante lo tomó por sorpresa, aunque el ardor en su rostro no le permitía seguirla, después de todo ella se movió a la velocidad de la luz. Estaba anonadado y frustrado. La sangre de su cuello, ya manchaba su traje, lo cuál lo irritaba más.

—¡¿Cómo es posible qué te muevas tan rápido?! —exclamó incrédulo sin verla por ningún lado.

Ella apareció detrás de él, y le dio una patada en su espalda, lo que provocó que se volteara, en cuanto lo hizo ella volvió a rasguñarle, está vez la herida fue más profunda y destripó uno de sus ojos. El hombre gritó provocando un sonido terrorífico y escalofriante. Trató de evitar el sangrado usando su mano para cubrirse, pero antes de que pudiera dar un movimiento,  la pelinegra rompió una de sus piernas con una patada, lo que causó que este cayera al suelo, boca arriba. En cuanto se quedó inmóvil, ella optó por la oportunidad y se montó encima, tomó su cuello entre sus manos y clavó sus garras negras para quitarle la vida.

—¡M-maldit-ta! —espetó en un tartamudeo el hombre, trató de quitar sus manos de su cuello, pero su fuerza era mayor a la suya.

—¡El maldito eres tu por hacerme beber sangre! —masculló. No quería matarle de manera tan simple, por lo que soltó su agarre, con un golpe de su puño, aplastó su cabeza y la sangre se esparció por todos lados, incluyendo pedazos de carne.

Sintió un alivio muy grande en cuanto aplastó la cabeza del hombre, pudo cobrar su venganza y de la mejor manera posible, al menos en su punto de vista. Toda su ira había cesado, y fue reemplazado por la paz interior. Pero de inmediato recordó que también había perdido lo más apreciado que tenía en su corta vida.

Se incorporó y nuevamente se acercó al cuerpo de su amiga. Se sentó sobre su regazo en suelo a su lado, estaba anonadada, confusa. No asimilaba lo que se había convertido, nada de ello lo esperó, aunque a pesar de ello, tenía que aceptarlo, porque ese sería su destino.

Debido a la fuerza que usó para luchar, también gracias a la sangre que probó, se sentía más fuerte, pero esa fuerza no la sabía dominar, ni manipular. En un breve movimiento, sus ojos se cerraron y esta cayó al suelo junto a su amiga inconsciente.

Un silbido se escuchó por el lugar cuando la vampiresa quedó inconsciente. Era muy extraño y escalofriante que alguien a esa hora de la noche estuviese rondando los oscuros callejones. La procedencia de aquel singular sonido era de una persona. Ese hombre se acercó al cuerpo del causante de todo lo ocurrido, lo pateó suavemente por diversión.

—Si que te dejaron todo destrozado —murmuró entre risas —Que lento eras…

Ignoró el cuerpo sin vida, y sin cabeza, fue a los cuerpos que habían al otro lado juntos. Obviamente notó que uno de ellos no tenía vida, pero el otro estaba inconsciente, se podía notar que seguía con vida, ya que respiraba con lentitud.

—¿Cómo sobreviviste todo este tiempo? —inquirió desconcertado. Se agachó para analizar mejor —¿cómo te convertiste en un vampiro? —se preguntó así mismo incrédulo.

⪰+⪯

La luz natural perjudicó su dormir. Se sentía cómoda, estaba sobre algo suave, pero no reconocible, la sensación de su cama era totalmente diferente, siempre dormía incómoda, rara veces descansaba. Tanta era la extrañes que finalmente abrió los ojos y notó que no estaba en una, mucho menos en su habitación. Se incorporó y de inmediato se dio cuenta que estaba en el suelo de una colina, sobre césped y al aire libre. Aunque tampoco estaba sola.

Eternos finales © ✔️Libro #0Where stories live. Discover now