Sping-off - 1.0 ~JANEK~

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—Tú igual —la acusó —la que debería descansar eres tú, no yo.

Mai trató una y otra vez de convencer a Kano pero resultaba imposible, así que decidió acceder con cierta respuesta:

—Ambas nos quedamos y se acabo el asunto —sentenció.

—Bien.

—Un trago de vino, ahora —ordenó de repente un hombre totalmente desconocido para ellas.

Kano se inquietó la presencia del hombre, no lo conocía, pero tampoco se alarmó, después de todo, siempre venían viajeros con apariencias extrañas. El sujeto tenía una vejez notable y una voz rasposa e irritante, no daba para nada de confianza. Ella le obedeció y le sirvió su respectivo trago en un vaso de vidrio.

—¿Busca hospedaje? Porque si es así, un cuarto serían dos monedas de plata. El precio sube dependiendo de cuantas noches se quede —explicó seria.

—¿Tanto? —se sorprende ante el precio.

—Es un precio justo —dijo seria —¿Se quedará?

El sujeto no dijo nada, sino que miró a Kano de arriba a abajo sin ninguna simulación, lo cual le provocó repugnancia.

—Nunca había visto una mujer como tu... ¿cómo te llamas?

—Kano —respondió seca —Si ya tomó su trago y no pedirá más, le pido que se retire, hay clientes que atender.

El hombre se rió a carcajadas.

—Entonces deseo tu servicio, ¿qué dices? Tú, yo, ahora, en una habitación —exigió.

—Lamento decirle que yo no hago esa clase de servicios —declaró irritada —Así que le vuelvo a pedir amablemente que se retire si no va a pedir nada —masculló.

—¿Eres tonta o que? Estoy pidiendo tu servicio. Te pagaré 50 monedas de oro, si me haces todo el trabajo —aseguró.

Era una gran suma, pero tenía su orgullo ante todo.

—¡Ya le dije que no hago ese trabajo! —repitió alterada —¡Si quiere una mujer allá hay bastantes que estarían dispuestas! —señaló a las bailarinas que se preparaban para la hora nocturna.

—No, yo te quiero a ti —insistió.

«—Este sujeto si es persistente —pensó con entrecejo fruncido —¿Le parto la botella en la cara? Si lo hago es probable que me maten o me echen, pero de verdad quiero hacerlo» —sonrió ante la idea.

Estaba a punto de tomar la botella que tenía en frente de ella, sin duda alguna se la iba a partir en la cara, pero antes de que cometiera una desgracia, fue salvada por unas de las chicas, que abrazó a hombre y le coqueteó para salvarla de él.

—Tranquila, yo me encargo —le guiño un ojo la chica con ropas muy reveladoras. Era una belleza, por lo que el hombre cayó en su juego rápidamente —Dígame, ¿desea pasar un rato conmigo? Créame no lo dejaré mal —le guiño un ojo al hombre mientras le sonreía.

—Bueno, tú también estás bien —accedió ante la belleza —pero la próxima vez... Vendré por ti —la advirtió a Kano antes de irse con la chica.

Kano suspiró aliviada, si la chica no hubiera llegado a tiempo, ya la sangre estuviese recorriendo por la barra. No era la primera vez que alguien se le insinuaba, pero ese hombre le ponía los pelos de punta.

—Casi hago una locura —le murmura a Mai.

—Me preocupe por un momento. Tuve que llamar a Lisa para que se lo llevará, creí que le ibas a lanzar la botella —explicó.

Eternos finales © ✔️Libro #0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora