CAPITULO 35

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"—Déjame corromperte. Deja que la oscuridad entre en ti...".

Iba camino al campamento, aún había un poco de Sol. Me sorprendí al ver la cantidad de tiempo que había estado en el lago, pero me había sorprendido aún más el encuentro que había tenido con mi... luz. 

¿Será ese ser del que la muerte habló?. 

Sacudí la cabeza ligeramente, empezaba a agobiarme toda esta situación. Había dos seres sobrenaturales que hacían de mi vida lo que quisieran, desde casi matarme con un rayo hasta el hecho de dejar en mis manos un poder demasiado peligroso. 

Puedes dar vida cómo quitarla. 

Mi madre siempre me dijo que en este mundo solo hay un ser que puede hacer eso, ¿por qué, una humana, tendría ese poder?. ¿Por qué en mi estaba algo tan importante?. 

"Tienes que dejar de subestimarte, pequeña borreguita."

Me pregunto quién es el que dice eso. 

"Sabes quién soy."

Cerré los ojos de golpe al sentir una punzada repentina en mi cabeza, me llevé mis manos a mis ojos para taparlos ya que la luz empezó a molestarme. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal y unas ganas de vomitar me invadieron, abrí los ojos de golpe al sentirme amenazada. 

Pero, no fue el hecho de ver que ya no me encontraba donde antes, ni que ahora estaba en un lugar carente de vida. No había animales, no estaba el lago, no había árboles vivos. Todo aqí estaba muerto. 

Pero, lo que me llenó de sorpresa y un miedo inexplicable, fue el hombre que tenía frente a mi. 

"Ya sabes quien soy". 

Su voz, antes irreconocible de algún sexo, ahora sonaba a la de un hombre joven. Su voz era grave y ronca, ruda y carente de emoción. 

Su aspecto era lúgubre, me atrevo a decir que incluso más que el de la muerte misma, su cabello negro y ligeramente largo. Piel blanca grisácea, ojos grises y ojerosos. Era de complexión delgada pero ligeramente musculoso. 

Su rostro era conocido pero a la vez desconocido. No estaba segura de haberlo visto antes. 

Pero, lejos de cómo era... él. El miedo que me causaba era extraño, abrumador. Se encontraba a varios pasos delante de mi, pero aún así sentía que esa distancia no era suficiente. 

Quería irme de aquí. 

"Me entristece ver que no me tienes afecto, Elena. Yo a ti sí, y mucho". 

Una sonrisa maliciosa se formo en su rostro. 

No me pasó por desapercibido el hecho de que ahora me haya dicho Elena y no "pequeña borreguita". 

—¿Por qué debería tenerte afecto?—pregunté dando un paso hacia atrás. 

Él sonrió. 

—He estado contigo desde que eras una niña...—dijo con voz lenta—Por mi haz estado viva hasta ahora. 

—Pues vaya vida tan más hermosa—dije en tono sarcástico dando, nuevamente, un paso hacia atrás. 

—Es un placer—dijo sonriendo enseñando los dientes. 

Intenté controlar mis nervios al ver lo afilados que eran, parecían los dientes de algún animal feroz. 

Él siguió observándome, creando un ambiente pesado e incómodo. Intenté relajarme mientras que con mis manos intentaba crear una pared de humo entre él y yo. 

TORMENTA |Bellamy B.Where stories live. Discover now