48. El Colgante de Eva

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Estuve vigilando a Derek pero nada malo sucedió, no hubo ningún comportamiento extraño ni nada por el estilo, por lo que preferí estar tranquila por un rato.

Después del desayuno vimos películas, jugamos juegos de mesa, conversamos, etc. Creo que la mejor película fue The Old Guard, adoro esa película pero nadie en mi familia la había visto. Espero que tenga una segunda parte, me muero por tener más de esa historia.

En fin, volviendo a la realidad, eran las siete y cuarto, mi padre y mis tíos ya estaban pensando en irse y yo estaba impaciente por salir de ahí. Me gusta pasar tiempo en familia pero estar todos juntos por demasiado tiempo puede llegar a saturarme un poco. Me despedí de ellos y subí a cambiarme, aún seguía en pijama.

Tomé unos jeans y una camisa negra, una sudadera verde oliva y unas zapatillas deportivas blancas. Me peiné y me hice una cola alta en el cabello, no me maquillé, solo opté por un par de perlas blancas, un collar y un reloj, blancos también. Le di un vistazo a la hora, eran las siete y media, aún quedaba tiempo. Bajé a la sala con mis primos y Rebecca, ya nuestros padres se habían ido a dormir. Minutos después de sentarme alguien tocaba el timbre, Lexie me echó una mirada de reojo y sin que nadie la viera, me indicó con la cabeza que me levantara a ver quién era. Empiezo a pensar que Demetrius y ella son cómplices o algo.

Me levanté para ir a la puerta pero el grito de Rebecca me desconcertó y sobresaltó un poco.

-¡¿De veras?! ¡¿Acaso no hay descanso?!

-¡Rebecca, cállate por el amor de Thor!

Abrí la puerta llena de vergüenza, apuesto a que los gritos se escucharon hasta las siguientes diez cuadras.

-Hola. -dijo Demetrius riendo.

-Escuchaste, ¿cierto?

-No pasa nada, no es nuevo su odio por mi. -dijo muy tranquilo. Asentí y me relajé un poco, no me había dado cuenta de que estaba tensa- ¿Nos vamos?

-Claro. -antes de salir por la puerta Rebecca gritó de nuevo.

-¡La quiero de vuelta en menos de veinticuatro horas!

-¡Rebecca! -la volvió a regañar Lexie.

-¡Tranquilas, chicas! ¡la traeré en un par de horas sana y salva! -exclamó Demetrius lo suficientemente alto como para que lo escucharan.

-¡Más te vale, muchachón! -dijo mi mejor amiga. ¿Es que acaso esto podía ser más vergonzoso? Golpeé mi frente.

-Tranquila. Vámonos antes de que siga. -asentí y cerré la puerta antes de que dijeran algo más. Me guió hasta el Bugatti y subimos al auto para emprender el camino a su casa.

Al subir al auto decidí que ya era tiempo de decirle la conversación que tuve con Perséfone así que simplemente lo solté sin previo aviso.

-Vi a tu madre. -dije mirando mis manos mientras jugaba con ellas. A pesar de ello le di una mirada rápida, su reacción fue de impresión, creo que esperaba cualquier otra cosa menos eso.

-¿Qué? -dijo incrédulo.

-Vi a Perséfone, Demetrius.

-¿Cuándo? -dijo aún en shock.

-Ayer, mientras entrenaba con Poseidón. -suspiró con fuerza y lo que pude notar como un poco de rabia.

-¿Era eso de lo que querías hablar? -no había despegado la vista del frente ni un segundo y yo seguía jugando con mis manos.

-Sí. -esta vez fui yo quien suspiró- Dijo que Hades no quiere matarme.

-¡¿Qué?! -estaba atónito- ¡Pura mierda! -cerró los ojos con fuerza y me miró por primera vez en toda la conversación- Dime que no le creíste por favor. -habló más relajado.

Dioses de Sangre ✔️Where stories live. Discover now