01. El Chico de los Ojos Grises

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Vivo en Los Ángeles, mis padres están en proceso de divorcio, casi termino el semestre y se acercan las vacaciones. Mi vida era perfecta, o al menos casi. Pero ahora tendré que ir a otra ciudad durante el verano, tengo que dejar a mis amigos de Los Ángeles y empezar de nuevo en ese lugar para luego volver en un par de meses. No tiene sentido, pero no tengo opción. Es esto o no volver a ver a mi padre, así que... en las vacaciones estaré con él en su dichosa ciudad en vez de que él venga a LA —cosa que hubiera preferido, francamente—.

Hasta ahora no sé qué me preocupa más, si mis exámenes finales o lo que me espera en esa ciudad donde todo es desconocido para mi...

Me presento, mi nombre es Vanessa Harrington, soy de estatura media y mi cabello es peculiar. Tengo algunos mechones rubios, otros rojos, algunos negros y otros marrones —creo que mi cabello tiene una crisis de identidad—. Mis ojos son color miel con algunos matices grises y verdes aunque en su mayoría son amarillos. Mi visión no era lo que se podría decir perfecta, por lo que usaba lentes pero hace poco dejé de necesitarlos. Sin embargo, a veces uso unos sin fórmula porque me gusta como me veo, tengo algunas que otras curvas, me gusta leer, dibujar y no puedo vivir sin música. Estoy en el tercer año de arquitectura al igual que mi mejor amiga, Rebecca Walker, quien es rubia con ojos azules, de estatura media y con curvas, es guapísima y aún no entiendo cómo es que no tiene novio. Bueno, tomando en cuenta que rechaza a cada hombre que se le acerca porque quiere que sea perfecto, pues digamos que es prácticamente imposible conseguirle pareja a esa mujer.

Regresando a la vida real, pronto presentaremos los exámenes finales del semestre, en dos semanas para ser exactos. Hemos estudiado como locas aunque algunos sábados hemos salido de fiesta para no saturarnos. Nos queda poco por estudiar pero sigo preocupada. Espero que en estas dos semanas pueda aprender todo lo que me falta y así poder hacer las maletas para el viaje a esa ciudad que por cierto, aún no sé cuál es porque es una "sorpresa".

Cuando estaba a punto de seguir mi diálogo interno, escucho que alguien me interrumpe.

—Vanessa, ¿me estás escuchando? —me pregunta mi mejor amiga, enfadada y frunciendo el ceño porque la estaba ignorando. Al parecer estaba muy inspirada hablándome de algo.

—Lo siento, Rebe, estaba inmersa en mis pensamientos, ¿qué decías? —le digo mientras intento disculparme con la mirada pero solo me sale una mueca.

—Estás rara desde hace tres semanas —fecha en la que me enteré que iría de viaje a ver a mi padre, y casi como si me leyera la mente habla de ello— sé que te preocupa el viaje pero necesito que estés en la tierra hasta que presentemos los finales. Luego, podemos preocuparnos, gritar, llorar, emborracharnos, podemos hacer lo que quieras hasta que te vayas. Solo quédate conmigo aquí abajo por un momento, ¿quieres?

—Vale, vale. —accedo— Lo prometo. ¿Qué pasa?

—Te preguntaba que si vamos a la habitación o a la biblioteca después de clases para terminar de estudiar. Por cierto, Abby me dijo que quiere unirse ¿te importa? —Abby es una de las compañeras de Rebecca en su clase de matemáticas. Como no nos tocó juntas este año, se hicieron amigas. Me agrada, pero a veces es un poco... no lo sé, hay algo en ella que no me gusta.

—No hay problema. ¿Te parece si nos vemos en la habitación y luego vamos a Starbucks? —le brillaron los ojos de emoción con solo decirlo.

—¡Genial, me hace falta un buen Frappuccino! —dice con una gran sonrisa. Mentiría si no dijera que le llega de oreja a oreja.

—¡Vale! Nos vemos en la habitación. ¡Nos vemos, tonta!

—¡¿A quién le dices "tonta"?! —dijo fingiendo molestia pero nos reímos para luego abrazarnos y cada una dirigirse a su siguiente clase.

Dioses de Sangre ✔️Where stories live. Discover now