32. La Llegada de Rebecca

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Narra Vanessa

Me desperté lentamente en una superficie suave y acolchada, supuse que sería una cama, pasé mis manos por el mobiliario y no me equivocaba, la cuestión es que esta no era mi cama... abrí suavemente los ojos debido a que estaba ligeramente mareada y noté que no me encontraba en cualquier lugar, estaba acostada en la cama de Logan. Me senté y tallé mis ojos confundida ¿qué hacía en casa de Logan? Entonces comencé a recordar lo sucedido. Lo último que vino a mi mente fue Demetrius alzando su mano contra mi y con hacer un simple movimiento ya había caído al suelo inconsciente.

Me levanté de la cama hecha una furia, o eso intenté porque cinco segundos más tarde, caí de nalgas sentada. Maldito mareo, ¿qué carajo me había hecho ese demonio? Respiré hondo y me concentré en relajarme con cada fibra de mi aturdido cuerpo. Tardé unos dos minutos en recuperarme y volver a mi estado normal. Sentía como si me hubiera embriagado el día anterior y hoy tuviera resaca.

Cuando estuve segura de que no caería al suelo, di unos cuantos pasos, al ver que no me derrumbaba seguí mi camino, aunque parecía la Torre de Pisa. Bajé con cuidado las escaleras mientras olisqueaba un delicioso aroma a carne cocinándose y escuchaba como se fritaba. La rabia invadía mi ser, pero ahora tenía al hambre de acompañante. Seguí bajando hasta que llegué a la primera planta y me dirigí a la cocina, la puerta estaba entreabierta y él estaba de frente a la estufa, supongo que dándole vuelta a la carne porque hizo un movimiento que marcó todos los músculos de su espalda y a pesar de que tenía una camiseta que se ceñía perfectamente a su cuerpo, mi deleite no era suficiente para calmar mi ira, aunque para ser sincera, me permití unos segundos más de esa vista tan agradable.

-¿Vas a quedarte mirando toda la noche?

Me sorprendió que notara mi presencia pero me dejó perpleja la forma en la que una mentira salió de mi boca con tanta naturalidad.

-Solo pensaba en distintas formas de matarte. -a pesar de que no era cierto me sentí orgullosa por haber encubierto de tal manera mi deleite con su espalda.

-¿Y por qué quieres matarme exactamente? -se giró con una sonrisa arrogante en el rostro.

Tenía ganas de golpearlo pero me desconcertó verlo así, con aquella sonrisa que indicaba que había hecho más de una travesura hoy. Además de eso, tenía un rostro angelical que me provocaba tomar entre mis manos y besar.

¡Vanessa! ¡concéntrate por lo que más quieras!

Seguí el consejo de mi sabia consciencia y expresé mi rabia.

-¡¿Qué demonios me has hecho, maldito bastardo?!

-Te dormí.

-¿Me dormiste? -pregunté con incredulidad y burla- ¿Entonces por qué tenía un insoportable dolor de cabeza?

-Porque ese es el efecto que quise causar en ti. -sonrió con malicia- Necesitaba suficiente tiempo para pensar.

-¿Se puede saber qué?

-Depende.

-¿De qué?

-De que tan indiferente sea tu reacción.

¿Indiferencia en mi reacción? ¿Reacción a qué?

-¿A qué se supone que debo reaccionar?

-A Logan.

Al escuchar su nombre un nudo se formó en mi garganta, no de tristeza sino de rabia, quería arrancarle lentamente cada vello de su nariz con una pinza de cejas y tal vez con un poco de cera depilar dolorosamente sus piernas para que sufriera. Buena tortura, ¿no? Creo que sería mejor sacar su corazón de su cuerpo y hacer que cada nervio de su sistema se desconectara hasta que suplicara por mi perdón. Si, definitivamente la segunda opción era mejor. A menos que combinara ambas y de ello sacara una edición especial solo para él.

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