07. El Bugatti

1.8K 306 51
                                    

Atendí la llamada.

-¿Cómo que ya tienes planes?

-Había olvidado que mis primos me llevarán a una discoteca. Lo siento. ¿Puede ser otro día?

-¿A qué hora es la fiesta?

-No lo sé. Dame un minuto. -bajé al salón.

-Lexie, ¿a qué hora iremos a la disco?

-A las nueve iremos a comer algo y a las diez empieza la fiesta.

-¿Escuchaste? -le pregunté a Logan y todos me miraron confundidos.

-Puedo llevarte si quieres.

-¿Seguro?

-Si. No hay problema.

-Vale, gracias. Te debo una.

-Tranquila. Te veo en una hora. -colgué la llamada y me dirigí a los chicos.


-Dice que él puede llevarme. ¿No les importa?

-No, Vane. Ve a disfrutar. Dile que te lleve a la heladería del otro día en el centro. Nosotros te buscaremos ahí ¿la recuerdas?

-Sinceramente... no.

-Joder. Bueno, aún no sabemos a dónde iremos así que nosotros te avisamos. Si te distraes mucho y no llegas a comer con nosotros, dile que te lleve al club Paradis Démoniaque.

-Vale. Gracias, chicos, los veo luego. Derek, mándame el nombre por WhatsApp por favor. -me miró mal- ¡Solo por si acaso!

-Vale, vale.

Subí de nuevo a mi habitación, abrí mi armario y me senté en la silla flotante mientras veía que ponerme. Sólo tenía media hora así que tenía que darme prisa.

Elegí unos pantalones de Harén verdes oliva con una cadena plateada, un crop top negro escotado, unas botas de tacón negras con cordones y una chaqueta de cuero por si hacía frío. Opté por un maquillaje neutro, me perfumé y me hice unos rizos en las puntas del cabello. Miré el reloj, me quedaban quince minutos. Decidí bajar y tomar un poco de agua.

Me senté en el sofá a hablar con los muchachos mientras esperaba a que Logan llegara.

Pasaron diez minutos y sonó el timbre. Abrí la puerta y él estaba tras ella, me saludó con un beso en la mejilla. Me despedí de los chicos y salimos de la casa. Tenía un pantalón negro con roturas en las rodillas, una camiseta blanca con cuello en V, zapatillas deportivas Adidas negras con suela blanca y una chaqueta de cuero. Se veía muy guapo.

No sabía cuál era su auto así que lo seguí hasta que estuvimos frente a un Bugatti La Voiture Noire negro. No podía creerlo, ¡era el auto de mis sueños! Y este chico lo tenía. ¡Era increíblemente precioso! Me quedé de pie admirando el hermoso auto con la boca medio abierta hasta que Logan tocó mi hombro y me sacó de mis pensamientos.

-¿Te gusta?

-¿Qué dices? ¡Me encanta! Es el auto de mis sueños. No puedo creer que vaya a subir. -parecía una niña pequeña frente a una tienda de dulces. Él se sonrió ante mi emoción.

-Si quieres puedes conducirlo. -inmediatamente giré a mirarlo.

-¿Es en serio?

-No. -destruyó toda mi emoción y empezó a reír- Es mi bebé, ni siquiera se cómo conduces. Podrías ser una loca al volante.

-No lo soy. ¡¿No te enseñaron que no se juega con los sentimientos de las personas?!

-En realidad no. Tal vez cuando te conozca más puedas conducirlo, por ahora, lo haré yo.

Lo miré mal a lo que el sonrió ampliamente. Desgraciado. Me ilusionó muchísimo y con un estúpido alfiler reventó mi burbuja de felicidad. Idiota.

-Eres un idiota.

-Lo sé.

-Acabas de admitir que eres un idiota. ¿Eres consciente de eso?

-Bueno, tomando en cuenta que acabo de arruinar tu sueño, por lo menos tengo que reconocer que lo soy.

-Vale. Este Logan me gusta, es simpático. Aunque un idiota.

Nos reímos y subimos al auto. Encendió la radio y no pude resistirme a tararear Lola de Iggy Azalea y Alice Chater. Después le siguieron canciones más lentas que hicieron que me quedara dormida.

Sentí como movían mi hombro y decían mi nombre, lo que hizo que poco a poco despertara. Abrí los ojos y lo vi de cuclillas frente a mi.

-Vanessa.

-¿Qué pasa?

-Llegamos.

-Siento haberme quedado dormida.

-No importa. Vamos. -me tendió su mano y salí del auto. Dejé que me guiara.

-¿Dónde estamos?

-En uno de mis lugares favoritos.

-¿Uno de tus lugares favoritos o donde traes a todas tus conquistas?

-La próxima vez iremos a donde llevo a mis conquistas.

Eso me ofendió un poco pero me lo merecía. No debí preguntar eso. Aunque me reí un poco para que no viera que me había incomodado su comentario.

-¿En serio te da risa eso? -se tensó y estaba serio.

-¿Por qué no? -dije intentando seguir con mi actuación.

-Otras chicas seguro me hubieran dado un buen gancho en alguna de mis mejillas. -me reí y él se relajó.

-Es cierto. Pero no soy como todas las chicas.

-Ya lo sé.

Seguimos caminando en silencio hasta que nos sentamos en un banco.

-¿Ahora qué?

-Dime todo lo que quieras saber.

✴✴✴

Besos y abrazos 🖤. Con amor, Andrea Berdeal 💙.

Dioses de Sangre ✔️Where stories live. Discover now