08. Respuestas

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En ese momento vinieron tantas preguntas a mi mente que no sabía ni qué preguntar.

Supongo que lo notó porque él no se cohibió.

—¿Pasa algo? —lo miré a los ojos.

—Acabo de olvidar todas mis preguntas. —admití.

—¿Quieres que empiece yo?

—No. Dame un minuto para pensar.

Miré al horizonte y como por arte de magia, formulé mi primera pregunta.

—¿Quiénes son ustedes? —se tensó y abrió los ojos como platos. Pareció extrañarle mi pregunta.

—¿Estás lista?

—¿Por qué no iba a estarlo? —fruncí el ceño.

—Porque a partir de este momento verás el mundo con otros ojos y necesito saber que estas lista para eso. —dijo extremadamente serio y yo suspiré.

—Estoy lista. —asentí segura.

—De acuerdo. —suspiró y después de unos segundos me miró a los ojos— Soy un demonio —abrí la boca para decir algo pero se me adelantó—. Espera a que termine de hablar, por favor —cerré la boca y asentí—. No miento cuando te digo que los ángeles, demonios y dioses existimos. Somos reales. Mi padre es Hades, Dios del Inframundo. Yo soy el Príncipe de la Muerte. Mi verdadero nombre es Demetrius Hartmort. Crecí en el Inframundo, venía de vez en cuando a la Tierra para mantener mi identidad humana. Solía venir aquí a la Tierra con Hefesto, Ares, Demian, Eros y Caesar. Hefesto es el Dios del fuego, Ares de la guerra, Eros es el Príncipe del fuego, Demian y Caesar son demonios protectores. Juntos recorrimos la tierra, vigilando que nadie descubriera nuestra identidad. Lucifer es el mejor amigo de mi padre y Eros es su hijo. Él y Hades reinan juntos en el Infierno. Odian a Dios, a Zeus y a Poseidón sobre todos. Yo mantengo una relación a distancia, nos soportamos pero no confiamos los unos en los otros así que me quedo con los míos. Todos somos precavidos y cambiamos de nombre por precaución, nos protegemos los unos a los otros si hay problemas y te puedo asegurar que no quieres meterte en problemas con nosotros. Te aconsejo que no des esta información a nadie y de ahora en adelante debes tener cuidado. Si puedes verme a mí, puedes ver a cualquiera de nosotros, sean ángeles, demonios o Dioses. Puedes preguntar ahora. —ofreció.

Me quedé helada ante esta información, no era para nada lo que esperaba.

—Te lo advertí.

Me tomé unos minutos para asimilar todo y decidí hablar mirando al cielo, no podía verlo a los ojos en ese momento.

—¿Cómo sé que no estas inventando todo esto?

—No tengo razones para hacerlo y sería algo estúpido ¿no crees?

Nos quedamos callados por unos instantes hasta que rompí el silencio.

—¿Es por eso que cambian tus ojos? ¿Porque eres el Príncipe de la Muerte? —intuí.

—Exacto. Al ser el hijo del rey del Inframundo, soy el príncipe del Infierno y de la muerte. —explicó.

—Por eso tu apellido real termina en Mort, ¿no?

—Sí.

—Esto es demasiado para asimilar en un segundo. Creo que arruinaste mi noche —dije forzándome a reír un poco para liberar tensión. Por suerte se rió conmigo.

—Ese fue un error técnico con el que no contaba en tu sueño. De haberlo sabido te hubiera dicho para encontrarnos otro día.

—Ya es tarde —dije negando con la cabeza y riendo suavemente.

Dioses de Sangre ✔️Where stories live. Discover now