Dioses de Sangre ✔️

39. Hades

Traté de nadar lo más rápido que pude y de vez en cuando echaba una mirada rápida hacia abajo para ver qué tan cerca estaba aquel vengativo dios. A pesar de que nadaba más rápido de lo usual por alguna extraña razón, no fue suficiente, ya estaba demasiado cerca y si no hacía algo pronto, me convertiría en su almuerzo. Intenté atacarlo pero fue en vano, mis dones no funcionaban como en tierra, apenas y lograba hacer un pequeño remolino. Opté por detenerme e idear un plan. Era imposible escapar de él, en primer lugar, no nadaba tan rápido como para llegar a la orilla a tiempo y en segundo, atacar no funcionaba. ¡Espera! ¡mis alas! Pensé en ellas con todas mis fuerzas pero era inútil, solía saltar para elevarme en el aire y en este preciso momento no había más que agua a mi alrededor, por lo que solo se empaparon y me dejaron más cerca de mi futura muerte. Tal vez podría salir volando si tan solo tuviera algo sólido donde tomar impulso, escondí mis alas y seguí pensando, ¿qué opción me quedaba? No venía nada a mi mente, estaba en blanco.

Mi vida peligraba cada vez más y no tenía otra alternativa que intentar luchar contra Hades sin importar que él tuviera más experiencia que yo en combate. Fue difícil pero creé un gran remolino como pude y traté de retener a Hades en él. No funcionó dado que debía medir más de cien metros, solamente hacía que redujera la velocidad con la que nadaba. ¡Maldición, Vanessa, piensa! ¡una Roca! Tal vez pueda golpearlo con una roca. Atraje rápidamente la arena hacia mi y para mi sorpresa, creé una roca bastante sólida, con toda la fuerza la lancé en dirección a Hades pero él solo dio un giro y la hizo trizas con su cola. Se me acababan las opciones y ya estaba a pocos metros de mi. Recordé que no había venido sola y me dije lo estúpida que fui por no llamarlo antes.

-¡Demetrius!

-¿Qué pasa, Vanessa? ¿Dónde estás? No te veo.

-¡Hades viene hacia mí!

-¡¿Qué?! ¡joder! ¡voy enseguida!

Voy a morir. Hades estaba muy cerca y yo solo parecía ser su bocadillo, había llamado muy tarde a Demetrius y no creo que sea tan rápido como para llegar hasta mi antes que su padre. Pensé en las personas que más amaba y en cómo se enterarían de mi muerte, ¿qué les diría Demetrius? ¿Cómo luciría mi cadáver? ¿Me extrañarán?

Hades abrió aún más su boca dejándome ver más de diez hileras de blancos y filosos dientes. Sería una muerte dolorosa y no estaba preparada para ello, debí aprender a manejar mi dolor cuando Demetrius me lo dijo. Ahora es tarde, ya no tenía nada qué hacer antes de que Hades me comiera de un bocado.

Cerré mis ojos, no quería ver mi sangre mezclándose con el agua y tampoco quería que mi último recuerdo en vida fuera aquel tiburón vino tinto. Desvié mi mente a los mejores días de mi vida. Recordé cuando Lexie, Derek y yo veíamos Friends en el sofá porque no teníamos nada que ver; cuando Rebecca y yo íbamos a clase, nos reíamos de algún chiste y los profesores nos miraban muy mal; recordé cuando mis padres me regalaron mi auto; cuando llegué al aeropuerto de Seattle y vi de nuevo a mi familia; recordé la reunión en el sol y cuando bailé con Logan; recordé cuando Demetrius y yo reimos hace un par de horas. ¿Cómo es que de disfrutar el día en la playa llegué a esto?

De pronto algo me golpeó, supongo que fue la dura realidad. Abrí los ojos con miedo de ver al tiburón de nuevo pero no fue así, estaba a la deriva en el mar casi en posición fetal mientras un hombre rubio con barba luchaba contra Hades. Su rostro me era familiar pero aún no lo reconocía, el hombre golpeaba al tiburón como si nada y con un tridente lo hería para debilitarlo. ¡Alto! ¿Un tridente? Ese debía ser Poseidón. Aún así no me dio tiempo a reconocerlo porque unos brazos me llevaron a toda prisa hacia la orilla. Todo fue tan rápido que apenas me enteré de que era Demetrius cuando estábamos en de vuelta en la playa. Me cargaba entre sus brazos mientras caminaba, cuando llegamos a la arena me depositó en ella con cuidado y me miró con alivio y severidad a la vez. Ahora el que quería matarme era él.