Capítulo 37

1.4K 118 67
                                    

Me puse la ropa que me prestó Zulema y nos acostamos, viendo algún canal al azar que tenía en la televisión. Nuestros cuerpos estaban pegados, con la pierna de Zulema sobre la mía, su rostro escondido en mi cuello, mi mano pasaba lentamente por su cabello, acariciando unos mechones.

Después de acostarnos unos minutos, hundió el rostro en la almohada y pude oírla llorar de nuevo. Perder a alguien no es fácil, es un dolor que no desaparece. Zule debe haber estado guardando esto durante unos días, y no tenía idea de cómo estaba su mente. Estaba frente a ella, acariciando su brazo, mirándola con pensamientos acelerados.

Hemos estado separadas durante tanto tiempo y no puedo creer que volviéramos a hablar por una situación desagradable. No puedo creer que me mantuve alejada de la persona que tanto me gusta por no creer en ella.

Creo que fue bueno por un lado, haber regresado significa que nuestros sentimientos son verdaderos, y saber que Zulema no me usó, me alivió. Solo tengo miedo de tener que separarme de ella de nuevo.

Zulema levantó la cabeza de la almohada, se pasó la manga de la camisa por debajo de los ojos y me miró un rato. La observé unos segundos, nuestros cuerpos estaban muy cerca el uno del otro y estábamos en silencio, intercambiando cariño y algunos besos, sin motivos ocultos. Y así pasó nuestra noche.

.

..

...

Ya había amanecido. Terminé durmiéndome muy tarde, y cuando empezó a amanecer, me aparté de los cálidos brazos de Zule, que me rodeaban, y me levanté de la cama con mucho cuidado para no despertarla. No puedo llegar tarde a clase y encima tendría que irme a casa ...

—¿Ya te vas?— su voz sonó y levantó lentamente su rostro de la almohada, tenía su cabello desordenado, aquel acto me hizo sonreír con tanta ternura.

—Sí, necesito irme a casa.

Tenía mucho miedo de volver a esa casa y encontrar a Fabio. Estoy segura de que si lo mencionara, no sabría cómo responder y lloraría frente a él. La mano de Zahir me llamó y fui a su encuentro, me senté a su lado.

—Actúa como lo haces normalmente. Si lo menciona, responde sin miedo. De hecho, ya eres consciente de la situación, ¿verdad?

Asentí y la abracé, mordiéndome los labios.

Realmente no sé cómo le prestaría atención a las clases con todo lo que me estaba sucediendo. Y estaba segura de una sola cosa que no tenía retorno, me gustaba Zulema, mucho.

Recibí un beso suyo en mi cara y le devolví una sonrisa.
Me cambié de ropa y me acompañó hasta la puerta.

—Hablaremos pronto, y ... — su mano tocó mi rostro, acariciándolo—. Todo estará bien.

Simplemente acepté aquella última frase y fui a mi casa en pasos rápidos pero con miedo, llegar a prepararme para la escuela me tomaría un tiempo y no había llegado tarde en mucho tiempo, eso no puede cambiar ahora. Al llegar al frente de casa, el auto de mis padres no estaba en el garaje y, agradeciéndome mucho, entré. El problema no eran mis padres, sino mi hermano. La casa estaba en completo silencio, pero cuando entré, vi a mis padres sentados en el sofá y a mi hermano al lado, mirando la televisión.

¿Qué?

Traté de pasar desapercibida yendo en total sigilo a mi habitación, pero no funcionó ya que mi hermano me llamó, obligándome a ir a ellos.

—¿Dónde pasaste la noche?   ¿Quieres matarnos de preocupación?— me regañó mi madre, lanzando una mirada inquisidora, traté de encontrar una respuesta.

Oh, my teacher. حيث تعيش القصص. اكتشف الآن