Capítulo 23

2.1K 146 49
                                    

-¡Buenos días, señorita!. La profesora Katy me ha dicho que vea si necesitas algo de ayuda- le digo a una chica que esta sentada con los pies sobre la mesa, tiene los ojos vidriosos y no aparta la vista de su teléfono celular. Me mordí el labio, metí las manos en el bolsillo de mi sudadera, esperando su atención.

La campana indicando el descanso ya había sonado y, unos segundos después la
maestra me llamó para ver si la chica nueva necesitaba ayuda para conocer la escuela.

Ni siquiera sabía su nombre, porque mientras la profesora me estaba dando instrucciones yo no había prestado atención. Mis pensamientos estaban siendo dominados por la mujer que admiraba desde la pequeña pantalla del teléfono celular que sostenía en mis manos. Esa foto que habíamos tomado antes de irnos, fue todo tan perfecto.

La nueva chica, finalmente se percató de mí presencia, se quitó los auriculares y me miró fijamente, esperando que hablara de nuevo, pero no tenía idea que decir.

-No necesito ayuda-dijo la chica, dándome una sonrisa débil.

-Bueno ... si necesitas ayuda puedes llamarme. Mi nombre es Helena- la vi levantarse, su rostro estaba casi pegado al mío. Agarré mi mochila y salí de su camino.

-Gracias, Helena- sentí su mirada, atravesando mi cuerpo y, cuando volvió a mirarme a los ojos, le pregunté su nombre.
La respuesta tomó tiempo, ella pronto se acercó a mi oído susurrando, haciéndome extrañar sobre su actitud.

-Altazar Altagracia,cariño- solo Zulema me ha llamado así... Además, apenas estaba conociendo a Altagracia. Le di una pequeña sonrisa, y agarré mi mochila saliendo de ese salón, dejando a la chica sola. Altazar Altagracia tenía un largo cabello de color negro, y su altura la hacía destacar frente a los demás. Llevaba unos jeans, una camiseta negra que modelaba su delgada cintura y unas botas. De todos modos, ella era solo otro estudiante en esta escuela. Era normal que ingresaran nuevos estudiantes, ya que era solo el comienzo del año escolar.

Sacando mi teléfono de mi bolsillo, me apoyé en un banco y le envié un mensaje a Zulema, deseándole un buen día. Regresamos de un viaje ayer y, sinceramente, fue el mejor viaje de mi vida.
Cuando me dejó en casa, tan pronto como llegamos, me sentí un poco triste al saber que no tendríamos más momentos como ese. Estuvimos tan cerca estos tres días que me resulta extraño estar ausente. Su respuesta tardó poco en llegar:

"Que tengas un buen día, Helena <3"

Escondí mi cara entre mis manos y seguí sonriendo. Parecía patética, me hacía sentir mil cosas un simple mensaje. Sentí una mano sobre mi hombro haciéndome girar y encontrarme con Annie. Qué raro, creí que estaba sola.

-¿No me viste en la puerta del salón esperándote? ¿O saliste tan apresurada porque la chica nueva te puso nerviosa?- dijo ella
con una sonrisa.

-Ni siquiera me dijiste que me ibas a esperar, um...- tomé mi mochila del banco y comencé a caminar.

-Olvidé que alguien que te hace sentir realmente así es otra persona. De hecho, ¿cómo fue estar a solas con ella?-dijo mi amiga, refiriéndose al viaje. Me mordí el labio, y giré la cabeza, riendo nerviosamente.

-Err ... fue genial.

-¿Genial? ¿No pasó nada realmente?-me dio un breve abrazo y nos detuvimos frente a la cafetería. Simplemente le guiñé un ojo a Annie, dejándola sin respuesta a su pregunta.

-Quizás algún día te lo cuente- entramos a la cafetería y luego fuimos a tomar nuestros refrigerios.

Por los mensajes que Annie me había enviado durante el viaje, había comenzado a salir con Marcel. Esto me había hecho sentir feliz después de que Zulema me dio un sermón en el hotel.
Hablando de Zule... Hoy era su día libre, y en todos los días en que no iba a la escuela, me sentía más ligera. Podía prestar más atención en clase y por no verla por los pasillos de la escuela. Aunque ahora estábamos más cerca, mi nerviosismo a su lado no ha disminuido.

Oh, my teacher. Where stories live. Discover now