Capítulo 27

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Había pasado una semana desde el receso de invierno, y habría otra semana para descansar. En esos días, había pocas veces que salía de casa. Annie ya estaba mejor con la gripe y hoy programamos ir a la plaza para salir un poco de la casa. Invité a Altagracia y ella había dicho que si quería, iría.

Me puse una blusa de manga corta y una chaqueta encima, aunque comenzaba el invierno, todavía eran días calurosos, y salí de la casa. Desafortunadamente, todavía tenía el yeso en mi pierna, tuve que dejar de hacer algunas cosas debido a el, y apenas puedo moverme correctamente.

Cuando llegué a la plaza vi a Annie y a otra persona a su lado, ya que estaba muy lejos, realmente no podía ver quién la acompañaba.
Cuando llegué, me encontré frente a Annie y Altagracia, —que milagrosamente asistió—, le di un fuerte abrazo a Annie, no la he visto en mucho tiempo.

—También te extrañé—hice un puchero y le di un abrazo a Altagracia, luego me senté en medio de las dos.

—Vaya, tardaste
demasiado—dice Altazar, poniendo los pies encima del banco.

—¿Qué por qué le tomó tanto tiempo ...?—escuché que Annie respondió y me reí.

—No puedo forzar la pierna.
Qué bueno que es un día soleado, porque llovió toda la semana.

—Cierto, ni siquiera podía salir de la casa con esas lluvias.Qué triste—susurra Annie, bajando la cabeza.

—Quedarse en casa es mil veces mejor— dice Altagracia.

—No te estaba hablando
a ti— empujé a Annie después de su discurso y sacudí la cabeza.

—¿Las dos se estarán picoteando? Seamos todas amigas, ¿de acuerdo?— digo y miro a las dos que están frunciendo el ceño a mi lado.

—Wow, tienes su manera de hablar, Helena— miro hacia arriba, después miro a Annie, no entiendo a qué se refiere, hasta que se acerca a mi oído y me susurra el nombre de Zulema. Después de eso la empuje suavemente.

—¿Te gustan las mujeres, Helena?—Altazar me preguntó y no respondí, miré al piso por mucho tiempo, hasta que asentí.

—¿Por qué la pregunta? ¿También te gustan a ti?—le preguntó Annie.

—¿Qué si me gustan? ¿Por qué no le preguntas a Helena?, ella sabe—me mordí el labio, todavía no le había contado a Annie sobre la escena de la biblioteca. Ella solo me miró y cambió de tema.

Annie me había contado  mucho por teléfono sobre su relación, los dos eran muy lindos juntos y Marcel la respetaba demasiado. Incluso para darle un abrazo le preguntaba si podía. Pero Annie se culpaba demasiado por no poder ser más abierta con el chico, al menos él la entendía.

En estos últimos días, estoy tratando de tener un poco más de tiempo para mí, en lugar de pensar en alguien. Zulema está muy lejos y la extraño. Intercambiamos mensajes, pero ella siempre estaba ocupada, así que le dije que no necesitaba enviarme mensajes de texto si eso la distraía.

—Tierra llamando a Helena—Altagracia me llamó y la miré, le sonreí enseguida mostrando la lengua.

—Um, hay una heladería allí, ¿no quieren ir?—preguntó Annie, levantándose para estirarse.

—¡Claro que sí!

—Pero parecerá que vamos en cámara lenta—gruñó Altazar y suspiró rodando los ojos.

—Entonces llévame en tu regazo, deja de quejarte—me levantó lentamente tomando la muleta—.¡Oye! Estaba bromeando.

Annie tomó la pieza de hierro que estaba apoyada en el banco y la arrastró sobre la hierba hasta que llegamos a la heladería.

Oh, my teacher. Where stories live. Discover now