Capítulo V

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01/04 Lunes

Me había despertado muy temprano, y había pasado la mayor parte de la madrugada terminando los trabajos que debía entregar.
Al llegar a la escuela, tuve que permanecer en el pasillo sentada esperando el próximo toque para poder entrar a mi siguiente clase. A mi lado había un niño pequeño junto con una señora a su lado, el niño me miraba detenidamente, hasta que me ofreció del jugo que estaba tomando.

—Oh, no, gracias— sonreí y volví a leer el libro que tenía sobre mis piernas.

Después de unos minutos, nuevamente, el niño pequeño me alcanzó un juguete, me reí, sacudiendo la cabeza. Tomé el muñeco y vi que era Olaf de Frozen. El niño comenzó a dialogar conmigo.
Descendiendo de la silla, se acercó, apoyándose en mi pierna.

—¡Hola!

—No molestes a la señorita, Teo—dijo la mujer que lo acompañaba.

—Lisi, estamos jugando—dijo él, para después hacer un puchero, le di una sonrisa a Teo, quien estaba jugando conmigo otra vez.

—No hay problema, es un encanto—pasé una mano sobre su cabeza, acariciando su cabello.

Vestía una playera con la figura de Olaf, sus pantalones blancos terminaban haciendo juego con sus tennis del mismo color. Si se ensuciaba la ropa, sentiría lástima por su madre.

Distraída por el niño, casi me olvido que debería ir a clase. Doy un suspiro, me levanto de la silla y me inclino a la altura del niño.

—Tengo que ir a clase ahora Teo, disfruté jugando contigo—le acaricié la mejilla, mientras volvía a mi posición, recibí un abrazo de su parte, me reí y luego me detuve para ver como la profesora Zahir entraba por el pasillo—.Bueno, ya me voy—tomé mi mochila y suspiré.

Los pantalones negros, una blusa blanca de cuello alto, un blazer negro y los zapatos de tacón del mismo color, eran suficientes para que esa mujer fuera aún más atractiva. Sin mencionar el pintalabios rojo que traía puesto. Desde el primer día de clases, no ha habido un día, en que un atuendo no la haga lucir perfecta.

Al entrar al aula, mi profesora de filosofía ya se encontraba ahí. Hoy Annie no vendría a clases, así que eso implicaba estar sola por el resto de la clases. No la culpo, el día esta de lo más aburrido, está lloviendo mucho, y nos han asignado dos trabajos para el mismo día, aburrido como el infierno.
Suspiré apoyando mi mano en mi cabeza, comencé a prestar atención en la clase de filosofía, se trataba de Tales de Mileto, ¡genial!
Mientras la maestra hablaba, yo miraba la ventana, desde el segundo piso solo se podía ver el estacionamiento y la mejor parte de la escuela, la salida.

Estaba tan aburrida en esa clase y, sinceramente, hoy no era un buen día para estar dentro de esa clase.

—Profesora, ¿Puedo ir a buscar agua?— dije levantando la mano, la profesora dudo unos segundos, entre sí o no concederme el permiso. Cuando al fin me lo concedió, le sonreí débilmente mientras sacaba mi teléfono celular de mi mochila y lo guardaba en mi bolsillo.

Al salir de la habitación, miro por el pasillo vacío y empiezo a caminar hacia la cancha deportiva. Siempre los lunes había un grupo femenil bailando varios tipos de música, hacía todo lo posible para verlas bailar. Era entretenido.

Miro la cancha desde lejos y ya escucho una canción que no suena tan fuerte. Me acerco a las chicas y veo que están haciendo una rueda y cada una pasa al centro para lucir sus mejores pasos de baile, así que decido sentarme en las gradas para verlas bailar.

Oh, my teacher. Where stories live. Discover now